Rafael Loret de Mola
22/02/18
*Viene el Ciclón
*Triunfo y Nocáut
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El arroz ya se coció aunque todavía no inician, formalmente, las campañas políticas, si bien la simulación fue el centro candente del proceso inicial, la de los precandidatos sin adversarios internos ya ungidos, de hecho, como abanderados sin importar militancias ni tendencias sino sólo acuerdos soterrados y alianzas turbias. La democracia, en México, se da en petí comité –entre las cúpulas partidistas-, y la militancia sólo conserva el sagrado derecho de aplaudir y de convertirse en rehén de los iconos, incluyendo el abanderado del PRI que no es priista según dice ni tiene intención de afiliarse.
Es un desastre. También se observa la misma tendencia en los gobiernos que estarán en lisa –es un decir-, y en donde el PRI no parece con capacidad real, salvo un fraude mayúsculo al estilo de los comicios de 2017, de quedarse con alguna de las que gobernaba ni, mucho menos, conquistar las perdidas. Está fuera de la jugada, perdido entre el rencor social hacia el régimen peñista y la pobre propuesta de su candidato quien requiere deslindarse del peñismo si desea convocar –quizá ya es tarde para ello- a los presuntos electores.
Revisemos las distintas condiciones que guardan las entidades federales en donde se elegirá gobernadores. Nuestro conteo nos indica que en seis, considerando a la Ciudad de México, MORENA está en vías de ganar; el PAN en dos de ellas y una más si consideramos a Jalisco cuyo candidato es miembro del Movimiento Ciudadano y ha sido impulsado por éste para luego sumar al blanquiazul y al PRD. Para el PRI, cenizas, sólo eso, lo que podrá refrendarse al terminar la cuaresma y el calvario.
Realmente me hace gracia cuando dicen que el gobernador “mejor evaluado” es el pobre de Ronaldo Zapata Bello, un entenado de Ivonne Ortega, la ladrona, muy bien remunerado por sus tropelías acompañadas de vergonzosos actos de adulación hacia la nueva “casta divina” encabezada por los socios de Emilio Gamboa: Emilio y Omar Díaz Castellanos y parte de la jauría Patrón, tan extensa como la península misma. Y además hay quienes insisten en que Yucatán será una de las entidades en donde el PRI puede ganar con un esbirro de los anteriores, Mauricio Sahuí, a quien se conoce como el “atrapado sin salida”. El partido oficial no gana aquí ni con la ayuda de los brujos y magos del oriente de la entidad.
En cuanto a Guanajuato, la estructura panista fue arrebatada al viejo, viejísimo PRI cuyos rescoldos no remontan a pesar de las graves desviaciones de los gobiernos panistas desde el 3 de noviembre de 1991 cuando, como interino, permaneció cuatro años preparando las elecciones estatales que, al fin, ganó el señor fox. Y el nepotismo, de cuño panista, sigue en auge por cierto. Una muestra: los Romero Hicks, uno panista y ex gobernador y el otro, José Luis, priista y ex director de Bancomext. Todos felices.
En Veracruz, los Yunes van por debajo del candidato de MORENA, Cuitláhuac García, quien hace dos años se quejó de un fraude grotesco a punta de amenazas y compraventas de votos a favor del siniestro Yunes Linares. No creo que los veracruzanos bien nacidos acepten a un junior como sucesor de su padre y en el centro de la moderna aristocracia. Sería ir a contracorriente de la historia. Para los Yunes su único destino debiera serla prisión.
México parece haberse decidido… y el PRI no está en sus planes.
La Anécdota
Los más recalcitrantes priistas insisten en que “debemos esperar” –cuatro meses más-, para saber cómo se darán las cosas y reconocen que, de ser necesario, un fraude sería la salida. Muy democrático todo. Sólo que ahora las cosas serán distintas por la intercomunicación por las redes sociales y el rencor prevaleciente en contra del sistema.
Un viejo sabio de la política me decía:
“Al PRI sólo se le puede ganar por nocaut, jamás por puntos”
Tenía razón: ya está en la lona y a la cuente de nueve.