Desafío

Rafael Loret de Mola

29/04/15

*Coberturas con Crudo
*Los “Pasos” Aduanales
*Cincuenta Asesinatos

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El secretario de Hacienda, luis videgaray caso, pretende colocarse de nuevo en la primera línea de salida con rumbo a la carrera por la sucesión presidencial. Para tal efecto, y ante la cercanía de los comicios del 7 de junio próximo, insiste en que México, más bien su gobierno, está bien preparado para aceptar la “tormenta financiera” de 2016. Una salida política para brincarse los tiempos electorales y asegurar que, pese a perdernos en el presente bajo los estruendos de las campañas y las cataratas de mensajes masivos que se desarrollarán con más fuerza durante el siguiente mes completo, el gobierno, priísta se entiende, tiene todo bajo control.
No dice, por supuesto, que cuando la violencia arrecia, pese a las ofertas de gran envergadura, las inversiones privadas y las exportaciones tienen una caída aproximada del 16 y el 15 por ciento como se reportó en la primera década de este milenio tercero bajo la égida de un panismo maniatado y completamente inútil. Además, igualmente, el consumo privado se fue para abajo. El Banco Mundial, en la misma línea, advierte que la inseguridad tiende a elevar –lo que es completamente lógico- la desigualdad social un fenómeno que se ha dado específicamente en México en los años recientes. No hay engaño ni especulación posible: son datos duros que la secretaría de Hacienda pretende amortiguar con el optimismo de supuestas coberturas “petroleras” tal y como anunció, ¡en 1976!, el entonces presidente josé lópez portillo al anunciar que debíamos prepararnos para “administrar la abundancia” y ésta sólo les llegó a los grandes especuladores, desde dentro de su gobierno como él mismo reconoció a este columnista –ubicando como el primero de la lista a Pedro Ojeda Paullada, acaso para desviar la atención sobre su fiel mecenas Carlos Hank González-, que quebraron a la banca mexicana dos veces: al retirar sus fondos para cubrirse las espaldas y luego de la estatización bancaria que, en realidad, sirvió para rescatar a los financieros que sí estaban bien cubiertos para cualquier eventualidad; luego recibirían la mayor indemnización otorgada por el gobierno de México en su historia, misma con la que pudieron no sólo recuperarse del golpe lópezportillista sino aumentar sus caudales de manera considerable. Una parodia que permitió la renovación exitosa de la nueva aristocracia mexicana.
Poco después nos cayó la tecnocracia encima, relevando a la clase política –aquella que sí conocía al país aunque en la misma proporción le encajaba el diente de la corrupción-, y con una secuela de economistas quienes, en su conjunto, empobrecieron a los mexicanos y posibilitaron el auge de los capitales aventureros, apostadores en la Bolsa de Valores con maniobras derivadas de la información ilegal, para incrementar fortunas a costa del erario y del poder adquisitivo de los mexicanos. Poco faltó para que llegara, desde entonces, la dolarización y ésta se canalizara hacia una especie de Unión Norteamericana, para contrarrestar a la europea, con nosotros convertidos en las mascotas de la gran casa. Así ha sido, de cualquier manera, tras la firma del Tratado de Libre Comercio en el que siempre hemos sido los últimos pelitos de la cola del león.
Más temor me da el anuncio del gobernador del Banco de México –mismo que requiere de dos asientos en primera clase para poder transportarse en avión además de los de sus acompañantes-, Agustín Carstens Carstens, acerca de que nuestro país “está preparado” para superar la coyuntura del presente gracias a los pronósticos sobre la posibilidad de que las tasas de interés en Estados Unidos se coloquen al alza inhibiendo la excesiva circulación de dólares y nivelando con ello el valor de nuestras reservas, detenida desde hace varios meses, en 194 mil millones de dólares; detenidas, subrayo, porque la tendencia era a superar todas las barreras y situarse por encima de los límites de los 250 mil millones de dólares en el transcurso de la primera mitad del sexenio peñista, misma que termina en noviembre venidero.
Sí, aunque sea difícil digerirlo, se nos está escapando de la mano la necesidad de un retiro presidencial siquiera antes del inminente colapso esperado para diciembre próximo, como suele ocurrir casi como una tradición, sin perspectivas alentadoras reales. Los optimismos no suelen ser serios en estos tiempos de recesión aunada a una mala administración de los fondos públicos. Y, por cierto, ¿cuándo nos habla el señor peña nieto de las 4 mil 600 obras anunciadas para este año y obviamente “pospuestas”, para no decir candeladas, por los esperados duros golpes del invierno económico? Nos han mentido hasta el cansancio, sin remedio posible.
Hablando de Carstens no debe olvidarse que fue el más aventajado discípulo de Rodrigo Rato y Figaredo, ahora cubierto por las inmundicias de sus fraudes bancarios una vez que dejó el Fondo Monetario Internacional, donde el voluminoso Agustín fue su segundo, y se situó como presidente de Caja Madrid luego convertida en BANKIA, la de las Torres de la Plaza Castilla, emblemas de los “rascacielos” escasos de Madrid. Rato, además, fue vicepresidente del gobierno español, de Economía, bajo la férula del agobiante y chaplinesco José María Aznar, quien metió a su país en la guerra creyendo que con ello ganaba la buena voluntad, y hasta la amistad, del perverso clan Bush entonces apoderados de la Casa Blanca. Y, para colmo, Jeb, hermano de George Juniors y ex gobernador de Florida –donde se perpetró el fraude para que accediera su cófrade a la oficina oval-, está arriba en las encuestas de los republicanos quienes, en general, están mejor situados que los demócratas de cara a las elecciones presidenciales en 2016. ¿Será por esto que videgaray prevé un “buen año”?
Desde luego, el crimen está desatado. Durante un tiempo se dio un curioso fenómeno que las lumbreras de la economía no han sido capaces de explicar: a mayor barbarie, mejores inversiones desde fuera. En buena medida ello ocurrió por las ofertas extremas de nuestro gobierno para no desalentar a los capitales aventureros y dar la impresión de que la estabilidad era prueba de un supuesto control de la vida y desarrollo nacionales. No era así, pero no pocos se tragaron el anzuelo.
Tres hechos escandalosos modificaron esta perspectiva:
A).- El notable debilitamiento, físico y de autoridad, del presidente peña obviamente bajo el estatus de los militares. Guardando proporciones, podría decirse que ningún otro mandatario, desde el mártir Madero víctima de una traición abyecta, había estado tan propenso a los mandos castrenses como el actual a quien, como al abdicado Juan Carlos de Borbón, parecen haberle dicho generales y almirantes: “Usted, majestad, diviértase; nosotros nos ocuparemos de la política”. Sólo falta que le regalen un yate –“El Bribón” se llamaba el del antiguo rey-, convocando a la ciudadanía a ponerle nombre. Yo tengo uno ideal: “Predador”, para hacer un paralelismo explicable. Se escuchan sugerencias porque la cosa puede ir en serio.

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