Opinión
Desafío
Rafael Loret de Mola
21/03/17
*Prepotencia y Nepotismo
*Margarita es Posicionada
*La Escalera de Los Pinos
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En los meses recientes han sido evidentes los actos públicos escandalosos de algunos de los juniors más célebres del país –los hijos de personajes de alcurnia, entre ellos Andrés Manuel López Obrador, Luis Videgaray Caso, vicente fox quesada –adoptivo-, y una gama de políticos de distintos partidos-, quienes con prepotencia inaudita han humillado a los agentes de tránsito, soliviantado a los clientes de algunos de los llamados “antros” y, para colmo, han hecho gala de ser intocables por los puestos ocupados por sus progenitores (as).
Hace unos días, sobre la avenida Presidente Masaryk, fui testigo de cómo el conductor de un Ferrari color rojo, con placas PYU-57-55 del Estado de Morelos –donde gobierna el perredista Graco Ramírez-, “volaba” entre el tráfico natural seguido de una Suburban de color negro. Al parecer, es el mismo, perteneciente al “empresario” Alberto Sentíes ligado a una familia de raigambre priísta, la del ex regente Octavio Sentíes Gómez –quien fungió en tal cargo luego de la renuncia de Alfonso Martínez Domínguez, el “chico expiatorio” por el genocidio del Jueves de Corpus de 1971.
Es fama que cuando el entonces presidente, luis echeverría álvarez, solicitó la renuncia de Martínez Domínguez invocando su fidelidad “al partido” y “a mi gobierno”, el aludido respondió con una pregunta:
–¿Puedo hablarle a mi amigo echeverría y no al presidente de la República?
–Por supuesto, Alfonso. Tienes total libertad.
–¿Le hablo al hombre y no a quien ostenta la banda tricolor?
–Te doy mi palabra, Alfonso.
–Pues, luis: vete mucho a chingar a tu madre.
Desde luego, el lavabo al estilo de Poncio Pilatos sirvió para muy poco. En su decrépita ancianidad –con noventa y cuatro años a cuestas-, el ex presidente lleva sobre sus hombros la ignominia aunque haya sido “amparado” por un juez sobre el delito de genocidio que él sabe cometió aunque pretendiera inculpar a su antecesor, sobre lo sucedido en Tlatelolco en 1968, pero no a sí mismo por lo sucedido en aquel sangriento atardecer de 1971. Este columnista estuvo por allí y vivió, en carne propia, la persecución por el delito de ser estudiante y sacar la cara. Ya les contaré aunque, por esos días, mi padre fungía como gobernador de Yucatán lo que convirtió mi desarrollo universitario en una especie de dualidad insostenible para mi conciencia. Fue muy duro, se los aseguro.
Ahora se ha perdido toda proporción sobre el impulso a los juniors a diferencia de la segregación, una tradición que permaneció salvo dos excepciones –las de los Cárdenas y los Alemán-, de antaño. Po ejemplo, la hija de Manlio Fabio Beltrones, Sylvana Beltrones Sánchez, es diputada plurinominal por la primera circunscripción y bajo la tutela directa de César Camacho Quiroz, quien fue llamado “la cesarina” bajo el mandato como gobernador mexiquense de uno de los más distinguidos miembros de la “cofradía de la mano caída”: emilio chuayfett chemor, enfermo por cierto.
Y, por otra parte, tenemos un caso especialmente curioso: el de Pablo Gamboa Miner quien, a sus veintiocho años, asegura haber saltado del periodismo a la política hasta alcanzar, “por méritos propios” –vaya bazofia- la curul como diputado representando al tercer distrito de Yucatán, de donde salieron ilustres políticos del Mayab. Es hijo del coordinador de la bancada del PRI en el Senado, emilio gamboa patrón, quien hasta la fecha no ha podido repeler las acusaciones sobre sus nexos directos con el pederasta de Cancún, Jean Succar Kuri, y el promotor del mismo, el “rey de la mezclilla”, Succar Kuri, multimillonario comprador de gobernadores… y otros entenados. El tal gamboa jamás se atrevió a competir por el gobierno de “su” entidad –en realidad nació por accidente en el otrora Distrito Federal-, por el pánico que le producía hasta lo más íntimo el cacicazgo del hoy extinto víctor cervera pacheco.
Por cierto, también por la cámara baja circula Ivonne Ortega Pacheco, sobrina de Víctor, rey de Xibalbá, el inframundo de los mayas, con grandes y descocadas aspiraciones. No hay yucateco bien nacido que no la señale por el robo descarado de terrenos circundantes a Mérida ni por el todavía peor hurto de miles de pensiones aunque dejara a los jubilados en estado de indefensión; además, la miserable abandonó los hospitales legados por la administración anterior, la del panista Patricio Patrón Laviada cuyo hermano Alejandro casó con la hija del cacique cervera… pero, al fin, se arrepintió. (No debo dejar de escribir que ahora converso con Alejandro con cierta frecuencia y coincidimos en muchos temas).
No se olvide, en otro extremo, lo sucedido tras el infarto sufrido por Andrés Manuel López Obrador el 4 de diciembre de 2013, precisamente cuando se aprestaba a encabezar la protesta nacional, por parte de su movimiento político, contra las reformas peñistas, sobre todo la energética, aprovechando el repudio casi general a la misma. En ese trance, pretendió que su junior, Andrés Manuel López Obrador Beltrán, sacara la cara y asumiera el liderazgo por herencia… pero sólo pudo hacerlo una vez ante una militancia dispersa y descabezada momentáneamente. De hecho, no se aceptó la decisión del icono en lo que ha sido, sin duda, la única negativa de sus incondicionales acaso porque creyeron que AMLO no volvería al palenque. La fidelidad suele esfumarse como si fuera un encanto maligno en el campo del amor y de la política.
Tampoco extraña, tales los antecedentes, que Ricardo Monreal Ávila, jefe delegacional de Cuauhtémoc en la ciudad de México y ex gobernador zacatecano, promueva con ahínco la candidatura morenista de su hermano David al gobierno de su entidad. La única diferencia con los Moreira es que dejó pasar dos periodos de gracia –uno para a perredista Amalia García y otro del priísta Miguel Alonso- durante los cuales sus hermanos no dejaron de ser caciques de Fresnillo con vínculos poco gratos: en esa región del país se recrudecieron los asaltos carreteros y las complicidades con los funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones que designan a los taquilleros de las casetas de cobro; éstos detectan los carros bien cargados y doscientos metros más adelantes los sicarios los detienen, vejan a las mujeres y ponen de rodillas a los varones hasta “desplumarlos”. Y mientras ello ocurría, Ricardo Monreal mudaba de partido hasta caer bajo los pantalones de Andrés y sus fraternos se mantenían en el Partido del Trabajo por si acaso.
Ahora todos están reunidos dentro del círculo que forman, entre otros, los muy “célebres” manuel bartlett –asesino y defraudador de la izquierda- y pablo salazar mendiguchía –el pillastre chiapaneco que, entre otras cosas, reprimió a la prensa y dejó morir, por negligencia, a cincuenta y tres criaturas en Comitán-. Sobre el primero no hay más indagatorias que a memoria pública y los señalamientos periodísticos –los míos, debo aceptar con profunda tristeza ante la escasa solidaridad de mis colegas-; pero respecto a salazar, quien ya estuvo en la prisión de “El Amate” sin cumplir su pena, ya existen denuncias penales por catorce homicidios y órdenes de aprehensión que no se atreven a cumplimentar, ante la posibilidad de que sea protegido y promovido por AMLO hacia un cargo público, las respectivas autoridades. ¡No vaya a ser que las amanece con un plantón!