Rafael Loret de Mola
14/02/17
*El Poder y su Nulidad
*“Orgullo” de Navarrete
*El Ejército “no Puede”
Por Rafael Loret de Mola
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Hasta hace algunos años, los mexicanos podíamos presumir de ser un pueblo amable, cálido y siempre con la mano extendida para sellar amistades. Incluso, en el tormentoso 1968 cuyo desenlace brutal fue el genocidio de Tlatelolco, el entonces presidente acuñó una sentencia: “ofrecemos y esperamos la amistad con todos los pueblos de la tierra”. La leyenda sirvió, además, como referente para inaugurar la “Ruta de la Amistad” que desembocaba en la Villa Olímpica. No podíamos adivinar lo que se nos vendría encima el 2 de octubre; pero algo intuíamos a la par con nuestra protesta juvenil.
Aquella tarde-noche de la matanza en la Plaza de las Tres Cultura, la versión oficial cayó en una profunda contradicción al señalar a los responsables de los tiroteos a elementos “subversivos”, armados por fuerzas externas y, por ende, destinados a desestabilizar el país. Jamás se cruzó esta línea que, desde luego, contradecía el concepto de generosa entrega al afecto entre naciones y sociedades. No, no todos eran nuestros amigos… pero jamás se definió quienes, entonces, querían hacernos daño hasta arrastrarnos al abismo. Desde luego, gustavo díaz ordaz, el más insultado mandatario hasta que llegó el odio hacia peña nieto, sólo tuvo una salida para “justificar” la atrocidad: elogiar la lealtad del ejército, y del general Marcelino García Barragán, el jalisciense que lo mandaba, como elemento toral para la salvaguarda de las instituciones. Todavía, los viejos zorros, por ahora azorados, creen en ello.
Es innegable que México jamás ha encontrado una mano amiga en el norte del continente, ni en Europa en donde España nos sigue observando como tierra fértil para el saqueo colonial, y pese a ello no ha sido capaz, esto es su gobierno, de buscar hermandades hacia el sur en donde, ansiosos, una larga lista de países soberanos, mal tratados también por la fuerza norteña, han aguardado el liderazgo del hermano mayor –la independencia de nuestro país lo marcó así-, con paciencia espartana y con el sueño de Bolívar por prenda. No ha sido así porque las presiones de los organismos dependientes de la Casa Blanca han desviado todo propósito de unidad.
Me resulta especialmente molesto escuchar hablar a un elemento inculto, rastrero y poco patriota, el señor peña, convocar a la unidad entre los mexicanos tratando de llevarnos, de nuevo, al redil para seguir manipulando al colectivo con llamados lastimosos y cuando, en “lo oscurito”, ya se ha “arreglado” con el impresentable señor Trump, el antimexicanista mayor de cuantos han ocupado la oficina oval en Washington con inclusión de Wilson, Hoover y Truman, entre otros muchos con todo y los hipócritas –Kennedy, Carter-.
Pues bien, los días corren y el gobierno sigue tuerto, empeñado en arreglar los amagos belicistas con Trump quien, de plano, ha confirmado los términos de la llamada telefónica con el mandatario mexicano aunque la amenaza de enviar tropas se convirtió en propósito colaboracionista, esto es en coordinación entre las fuerzas militares de uno y otro país –pese al regaño a las nuestras que son “incapaces” a criterio del “pato” Donald-, para combatir al narcotráfico y ofrecer mejores resultados; una severa crítica, sí, a la dejadez y tolerancia de un gobierno vacío de acciones y temeroso de nuevos brotes de violencia… que inevitablemente se han dado.
Si en la Presidencia de nuestro país estuviera un visionario, digamos como el general Lázaro Cárdenas, seguramente éste ya habría visitado a las naciones del sur en busca de estructurar un bloque común que luego podría convertirse en una Unión Latinoamericana o incluso un Mercomún con moneda común, para enfrentar a la desatada especulación monetaria de los agiotistas del norte y su desbordado presidente proteccionista quien, ignorante, pretende cuidad a las empresas de su país a costa de reducir las competencia y sin darse cuenta de que, sin “indocumentados” mexicanos, será imposible mantener los precios bajos de sus productos, sobre todo en el sur estadounidense, porque ya no habrá forma de abaratar la mano de obra indispensable. El odio obnubila las mentes de los sátrapas.
Joseph Stiglitz, a quien conocí en La Habana en 2002, en un encuentro entre economistas y con la presencia del hoy extinto Fidel Castro, insistía hace tres lustros e la urgencia de que se subrayara las bondades de la globalización para terminar con la especulación dañina. Se equivocó, de cabo a rabo. Ahora, el Premio Nobel de Economía, sugiere que el excesivo proteccionismo de Washington terminará, claro, por minar la olla de oro de la creación de empleos con efectos devastadores para las naciones en desarrollo que tienen urgencia de inversiones, como México. La miseria es, entonces, la única perspectiva.
Otro Nobel, Robert Mundell, insistió en una línea que no se exploró a causa de la soberbia de las dirigencias nacionales: invertir en diversas divisas, no sólo el dólar, para contar con reservas diversificadas para el caso de volatilidades externas que podrían socavar la economía; y confirmó, con ello, los riesgos de México a causa de fungir como satélite inerte de la Unión Americana. Recuerdo las palmas que le tributó Fidel quien había antes hablado en pro del “club de deudores”, propuesto por el argentino Raúl Alfonsín ¡desde 1986!
Treinta y un años después, el gabinete presidencial, guiado por un mandatario de medio tiempo, medio enfermo –sometido a tratamientos severos cada quince días- y medio hastiado, la emergencia, de la mano de un sociópata universal –conozco sus reacciones porque cerca de mí padecí este mal devastador en mis temporadas en España donde también medí la alta corrupción de la justicia y su pobreza de criterios-, NO ha sido capaz de encontrar en el sur, desde Centroamérica hasta la Patagonia, el respaldo necesario para enfrentar al egocéntrico y xenófobo señor Trump; si para él su país es lo primero, lo único, para nosotros Latinoamérica debiera ser lo mismo desde ahora. Desunidos, nos arrastrará la marea de los odios incubados en la absurda pretensión de que los retoños del Tío Sam son superiores. Nada más absurdo y contrario a la ley toral de igualdad entre los seres humanos.
¿Qué espera el señor peña para convocar a una Cumbre Latinoamericana, siquiera para mostrarle al patán de la Casa Blanca –la de Washington- los efectos que puede acarrear su ideología fascista en un mundo más cultivado y reacio a las imposiciones de ciertas ambiciones desbordadas? Si quieren más petróleo, ¿Por qué Estados Unidos no usa sus reservas, las mayores del mundo? Sencillo: busca el agotamiento de la riqueza ajena para después imponer el yugo de la esclavitud disfrazada.
Debate
Alfonso Navarrete Prida, secretario del Trabajo, es un oportunista que debe su permanencia en el poder a las complicidades entre los miembros del gabinete peñista. Por ello, se toma a orgullo la desaparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje que solían ser un avatar contra los abusos patronales, constantes, privilegiando a los obreros, por lo general maltratados y empobrecidos luego de muchas décadas de labores. Sin estos tribunales de mediación, los dueños de los consorcios tendrán la ruta libre para fijar salarios y destazar a sus colaboradores.