Desafío

Rafael Loret de Mola

30/01/17

*Punto de NO Retorno
*Gasolinazo, Pantalla
*Corruptos Intocables

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En la víspera del encuentro entre el mandatario mexicano, ilegítimo y vulnerable, y su colega estadounidense, bravucón y también ilegítimo –obtuvo menos votos que su adversaria, la señora Clinton, y fue auxiliado por el hackeo de los rusos a su favor-, es evidente que la posición de nuestro gobierno es débil y extremadamente vulnerable; diríamos que entramos a un juego, todos quienes dependemos de las decisiones de la cúpula, perdido de antemano y con escasas salidas.
El señor peña podrá tener arranques semánticos de supuesta debilidad pero no podrá negar su postración, de rodillas. Si bien, a través de la historia, es costumbre un encuentro entre los nuevos huéspedes de Los Pinos con los jefes de Estado o de gobierno de los territorios que forman frontera con la gran potencia universal, jamás, ni siquiera en los tiempos de la guerra fría cuando los populistas se acercaban a Cuba para desafiar al vecino, había sido tan evidente la ausencia de recursos –por ejemplo la callada Doctrina Estrada- con la intención de revertir, en parte, las cosas. Hubo momentos de gran dignidad como cuando López Mateos culminó con Kennedy la entrega de “La Mesilla” en Ciudad Juárez.
Por lo demás siempre hemos visto las cosas en retrospectiva aunque lo chusco ha estado presente constantemente. Durante la visita de James Carter al país, siendo anfitrión josé lópez portillo, el primero se quejó de haber sido víctima de la “venganza de Moctezuma” luego de un tremendo festín con antojitos y cierta sorna del mandatario anfitrión quien se ufanó de exhibir las debilidades de su invitado aunque fueran sólo molestas estomacales. La soberbia de aquel presidente le provocó al visitante un daño severo mientras lópez portillo mostraba su fortaleza física, entonces hacía ejercicio y exhibía documentales sobre ello, en tremendo contraste.
Era superficie, no fondo. Como siempre. De allí que, desde el inicio, las reuniones bilaterales conlleven un mensaje único. Durante enero también, Bush junior se instaló en el Rancho de los fox, en Guanajuato, para desatar, desde allí, la primera gran ofensiva aérea contra Irak mientras los asuntos bilaterales, de nuestro país y el vecino, pasaban a un lejano segundo término.
Por cierto, era costumbre igualmente –rota ahora- que los mandatarios electos tuvieran la distinción de encontrarse para conocerse. El señor calderón, en la fase intermedia de su mandato y tras la muerte violenta de su “delfín” Juan Camilo Mouriño Terrazo (Iván) en noviembre de 2008 –el mismo día en que fue electo el primer afroamericano como presidente estadounidense- dialogó con Barack Obama, una semana de que éste asumiera el cargo, en el Centro México de Washington y con todos los reflectores encima. Fue el momento cuando se transó la incorporación de marines estadounidense, camuflados, dentro de la Armada de México, supuestamente para coadyuvar con ésta la persecución del narcotráfico.
En realidad, como se ha demostrado copiosamente, se trataba de regular los mercados en el norte del continente y, sobre todo, en las doscientas ciudades más consumidoras de estupefacientes. Y se hizo con gran efectividad para la Unión Americana: nuestro país, a sabiendas de calderón, puso los muertos, más de cien mil; y los hijos del Tío Sam arreglaron la entrada de los convoyes del mal para que no fueran molestados por las aduanas ni durante sus trayectos distribuidores. Ni un solo gramo disminuyó la exportación de drogas aunque el simulacro fuera infeliz para los mexicanos. El señor calderón fue un traidor con las manos manchadas de sangre.
Por la misma ruta ha camino peña nieto aunque éste pretendió, al principio, esto es cuando la ambición y la estulticia no le habían ganado a las pobres primeras intenciones, ponerle un freno al control ejercido por el Pentágono. Duró unas cuantas semanas hasta que el 19 de febrero de 2014, en Toluca, supuesta sede del peñismo duro –ya no la es-, Obama se dejó ver por la capital mexiquense, al lado del entonces primer ministro de Canadá, Stephen Harper. Fue entonces cuando los marines volvieron y el pobre “nacionalismo” de peña sucumbió.
Léase la fecha en cuestión: 19 de febrero de 2014. Era el día del ejército que desairó el mandatario mexicano, en el año más terrible de su administración, marcado por la matanza injustificada de civiles en Tlatlaya, en San Pedro Limón, donde los militares se hicieron de ochenta millones de dólares en efectivo –acaso éstos fueron a dar al escritorio del secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos Zepeda-, y los terribles acontecimientos de Iguala y Cocula señalados mundialmente como un genocidio infame en contra de los normalistas de la Escuela “Isidro Burgos”. Heridas profundas que no han sanado… ni lo harán mientras se descubren más precedentes de las desviaciones judiciales y los viciados. procesos respectivos.
Desde luego, el hidalguense Jesús Murillo –Morío- Karam, entonces procurador general, debería estar en la cárcel y no emitiendo versiones para tratar de salvarse las espaldas cuando él fue el responsable principal de las atrocidades en la búsqueda de los muchachos además de promover la idea de que se trataba de subversivos en potencia por haber pretendido incendiar, años atrás, una pipa cargada con gasolina en las inmediaciones de Iguala. Bastó eso para que el gobierno pretendiera lavarse las manos cínicamente en medio de la indignación universal.
A fines de 2014 comenzaron las exigencias en pro de la renuncia de peña nieto, precisamente como reacción lógica a los genocidios sin solución hasta hoy. ¿Con qué autoridad moral puede dar la cara el mandatario mexicano en la oficina oval de la Casa Blanca? Mucho me temo que se burlarán de él, de cuanto haga y diga, para salir rebotado hacia México con un cúmulo de condiciones incómodas que le será muy complejo aplicar ante los medios de comunicación y la opinión pública, sobre todo, de nuestra nación.
Una cosas es evidente: es imposible que, durante la visita de Estado, le vaya bien a México considerando los antecedentes y la debilidad estructural de nuestro gobierno. Quizá, a partir de ahora, Trump exigirá que Luis Videgaray Caso, el Canciller del oprobio sin conocimientos de la diplomacia, sea quien gobierne sobre un hastiado peña nieto que se aferra al poder pero quisiera soltarlo de una vez para no sentir, cada día, el repudio general, de nueve entre cada diez mexicanos. Debe ser muy difícil intentar dormir sabiéndose el personaje más odiado del país.
Y será peor en Washington a sabiendas de que será él quien entregue lo restante de la soberanía nacional… si es que le importa, naturalmente. La historia ya lo ha sentenciado.

Debate
Durante las semanas recientes, con razón, la sociedad mexicana ha salido a las calles o se ha manifestado por las redes sociales, extendiendo su disgusto por el alza injustificada de las gasolinas y, sobre todo, las mentiras que alrededor del hecho ha emitido la administración federal en cierne. No se explica cómo, siendo una nación extractora del crudo, debemos importar el 53 por ciento de los combustibles refinados en una operación obviamente desventajosa.

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