Rafael Loret de Mola
27/01/17
*De Lógica Política
*El Rey y su Presea
*Penosa Advertencia
– – – – – – – – – – – – –
Si comenzó mal 2017, en cuanto a la política y no sólo en este renglón, los meses subsecuentes pueden ser mucho peores por la descomposición del tejido social y política y la inminencia de una crisis financiera imparable, rendido el peso ante el dólar, más bien vapuleado ante la presencia presidencial del xenófobo y fascista que gobierna Estados Unidos, y con los precios del crudo desplazados mientras se aumentan los precios de la gasolina. Una quiebra no anunciada, diríamos si se tratara de una empresa y no de una nación, que sobrelleva la tremenda afrenta de una supervivencia a cambio de jirones de soberanía… y ya quedan muy pocos.
Muchos se preguntan, con razón, como en este escenario tan adverso, brutal diríamos, el gobierno mexicano insiste en la continuidad del partido enseñoreado de la Presidencia de la República aun cuando miente, con descaro, al subrayar que nuestra economía está “estable y en crecimiento” mientras, por ejemplo, en Francia, ante la realidad, se declara una emergencia económica como efecto, entre otras cosas, del terrorismo que hizo encallar a la gran industria del turismo. Y lo mismo ha sucedido con otras naciones líderes en el mundo occidental cuyas finanzas resienten los efectos globales de la depresión que Estados Unidos intenta superar a costa de guerras en el Medio Oriente al lado de sus aliados desfalcados como los galos.
En este entorno, el año electoral que se plantea a partir de los viejos y arraigados fraudes -las truculencias durante las jornadas comiciales se han dado en el ring exclusivo de los caciques regionales, los ex gobernadores y sus títeres-, no es sólo complejo sino de alto riesgo porque el partido en el gobierno, sus corifeos e incluso sus aliados soterrados de la “oposición” –no sólo los miserables verdes situados fuera de la ley y bajo la impunidad-, parecen querer jugar con fuego y pueden quemarse… incluyendo al soberbio Manlio Fabio Beltrones quien, por supuesto, se jacta de los votos de los paupérrimos pero no aclara el destino de los millones de pesos sustraídos de su administración en Sonora: mil millones, nada menos.
Lo que falta. El PRI ya tiene prospectos en las entidades que elegirán gobernador dentro de unos meses. Son tres pero claves no sólo por su importancia política y económica sino, sobre todo, en el mayor número de éstas por cuanto a la influencia determinante de las mafias con dominio territorial sobre ellas cuya expansión, dentro del organigrama gubernamental, es consecuencia de la ausencia de medidas drásticas para frenar la colusión entre los capos relevantes, por ejemplo, y altos miembros de la clase política.
En esta condición, Coahuila se lleva la palma a la par con el nepotista gobernador, Rubén Moreira Valdés, hermano de Humberto el cínico. Insisto: la cobardía del personaje es tal que ni siquiera se animó a intentar resolver el genocidio financiero de quien le precedió aunque se tratara de la misma sangre, su sangre.
Si se tiene la menor lógica política y considerando que hace seis años el tal Rubén y sus corifeos afectados ganaron sobre una abstención notable –muy distante de la mayoría que legitima-, puede augurarse que el PRI no puede ganar ni moral ni prácticamente salvo un escándalo más a la manera “de la vieja guardia” –como en Sonora hace un año-, esto es bajo la escuela de los grandes alquimistas que han favorecido al tricolor con las mayores desviaciones de la voluntad general. La abstención es un arma de mayor peligro que las pistolas nueve milímetros del ejército.
En Aguascalientes, la cuna del beodo ex mandatario Carlos Lozano de la Torre, a quien no se ha emplazado por el nuevo mandatario panista, Martín Orozco, no pudo mantenerse el PRI al aplicarse el voto de castigo que igualmente envuelve al panista, predecesor de Lozano, Luis Armando Reynoso Femat, represor y enfermo sexual entre otras cosas –lo ladrón nadie se lo quita-, y mantener a su entidad en un largo marasmo inundado por el miedo inconcebible. Como allí la situación se extiende por Nayarit e incluso el Estado de México.
Analicemos a algunas de las entidades que dieron la bienvenida a gobernadores singulares durante el recién terminado 2016:
En Chihuahua, caramba, la línea del masoquismo electoral cesó igualmente tras el periodo oscuro de César Duarte Jáquez –jaqueca debería escribirse-, y el reiterado cúmulo de señalamientos; y en Durango, parte de triángulo dorado que es refugio de cárteles y bandas, los momios estuvieron parejos igualmente por la ausencia de definiciones políticas aunque, al final, el PAN se alzó con la victoria por la exhibición de nexos inconfesables; y lo mismo en Hidalgo, tierra de viejos caciques, en donde al ex mandatario Francisco Olvera Ruiz, a quien ni se vio ni se expuso, fue el responsable de una continuidad con una creciente oposición.
Oaxaca se convirtió en un nuevo polvorín con la reconquista priísta que se antojaba imposible bajo el fuelle de los juniors y la ausencia de conocimientos sobre la extendida problemática local; para colmo, los aliancistas están tan desprestigiados, como Gabino Cué Monteagudo, que tampoco fueron opción bajo el peso de la explicable irritabilidad; y en Puebla, el célebre “góber bala”, Rafael Moreno Valle, maniobró para que los panistas ni siquiera tuvieran rival en una deformación que se acerca al antiguo fascismo y con tal de “salir limpio” como presunto precandidato de su partido a la Presidencia a partir del primero de febrero. Causa náuseas.
Sigue Quintana Roo en donde los priístas Roberto Borge Angulo, gobernador, y su padre, Roberto Borge Martín, dentro de un extenso clan familiar que se han adueñado de la más joven entidad del país –que antes fue propiedad de once miembros de la “casta divina” yucateca-, y han reprimido, cooptado y difamado a los críticos valiéndose de mercenarios que aplauden, entre otras cosas, la destrucción de los manglares de la Riviera Maya para entregarles tierras a los consorcios hoteleros del exterior. Despiadados egocidas que debieran ser castigados, como su partido, aunque parece difícil dado los controles electorales abyectos.
Lo de Sinaloa se cuece aparte. El ex Mario López Valdés, aliancista pero priísta por formación y convencimiento, hizo del gobierno una suerte de lupanar propio para los grandes capos pertenecientes a la Confederación de Sinaloa, mucho más poderosa y presente que el mandatario, el tal MALOVA, quien ya debiera estar ante la justicia. Aquí los narcos mandan y los priístas supieron negociar mejor mientras el miedo pervive entre un colectivo maniatado de la mano de Quirino Ordaz Coopel.
¿Díganme ustedes si con esta perspectiva, una de las peores visualizadas desde el inicio de cada año, podemos los mexicanos sentirnos tranquilos o si, al contrario, la agitación de los rencores justos de la ciudadanía está a punto de explotar aunque se haya apaciguado al Volcán de Fuego en Colima? ¿Fue así o todavía alguna entidad será capaz, siquiera, de recuperar lo perdido oponiéndose a la impunidad reinante y exhibiéndola?
A veces me resulta inexplicable la pasividad de las sociedades afrentadas, sobre todo la mexicana. A la vista de las complicidades que saltan a la vista, el recurso del sufragio tampoco parece ser certero por los usos ilegales de recursos y las constantes trampas contra la voluntad de a ciudadanía. Es esto, sí, lo que debiéramos evitar para separarnos del carril de la tolerancia que nos asfixia.