Desafío

Rafael Loret de Mola

4/01/17

* Confusión y Temor
*Profecías Macabras
*Tecnología Olvidada

– – – – – – – – – – – – – – – –
Pocas veces, por no decir ninguno, el inicio de un
nuevo año había sido tan pesimista como el actual. De acuerdo
a lo observado fueron más las familias confundidas sobre qué esperar a lo largo de los próximos doce meses sobre todo por el pesimismo financiero y la seguridad de que nuestro superior gobierno no parece preparado para superar los inevitables golpes del exterior. Nada puede hacerse, desde aquí, para frenar la caída del peso frente al dólar ni la del petróleo cuyos precios son regulados por el mercado internacional, incluyendo a los esquiroles del Medio Oriente dispuestos a vender millones de barriles ofertándolos como en un mercado invernal.
Estos dos factores, sin duda, marcarán los derroteros de las semanas y meses por venir y para los cuales los sabios economistas no están preparados ni fueron previsores. Prefirieron discursar sobre el optimismo basado en la grandeza del país y n sobre el alud que se precipita, sin remedio, sobre una endeble economía que ya ni siquiera puede decirse resistente con las reservas internacionales del Banco de México despegando… hacia abajo. Pareciera cosa del demonio y, en ocasiones, percibo que estamos en tiempos de males provocados oficiosamente por los engendros de la política partidista tan desprestigiada.
No sé cuántas veces cité en el ciclo pasado la fusión perversa del presidencialismo asfixiante y la partidocracia chantajista, para muchos la nueva forma de hacer política aun cuando con ello se deje a los gobernados en estado de indefensión frente a los repetidos y permanentes abusos de la clase político resumidos en dos palabras: corrupción e impunidad. A mayos desvergüenza de quienes integran la cúpula suele darse, sin remedio, una escalada hacia el caos. Y esto es exactamente lo que ha venido ocurriendo.
Durante las últimas semanas, en diversas entidades del país –Sinaloa, Morelos, Michoacán, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas, entre otras-, la multiplicación de la violencia fue como un avance de cuanto puede esperarse para las jornadas venideras en ausencia de controles, no sólo de los grupos armados del Estado sino incluso de los gobernadores y del mando federal. Mientras los legisladores se animan a debatir sobre el uso de la marihuana este mismo mes, el veinticinco –situación que tiene feliz a los señores fox de ingrata memoria-, las mafias de narcotraficantes presionan acaso buscando aliados, con réditos enormes y dentro de las instituciones –desde la Presidencia hacia abajo-, para que no los tomen desprevenidos antes de responder con sus pertrechos, superiores en apariencia a los de las fuerzas armadas. El riesgo es alto considerando que la mayor parte de los mandatarios estatales han sido tocados por los capos y cooptados por ellos. Si me piden ejemplos, señalaré hacia todo el litoral del Golfo y los estados fronterizos. También hacia la costa del Pacífico.
Queda poco territorio por disputar bajo el flagelo de ocho cárteles con enorme ferocidad y gran capacidad de despliegue y operativa. La guerra no es cualquier cosa y apenas estamos conociendo su rostro más perverso con el derribo de helicópteros y asaltos múltiples en las carreteras para dañar con ello a los viajeros comunes y evitar que salgan al campo de guerra por ellos trazado con los mexicanos y el país convertidos en rehenes. De allí que la incertidumbre haya saltado al plano del temor colectivo que deviene, sin duda, del horror de nuevas matanzas, cuidadosamente presentadas para evitar escándalos públicos, distribuidas por gran parte del suelo patrio.
Hace días, en Mérida, descubrí que el municipio emprendió una campaña para presumir que ésta es una “ciudad de paz” cuando sucede que se ha convertido en albergue de narcos y sus familias, con la tutela oficial, por lo que les conviene mantener “frío” su refugio. De allí que el penoso slogan oficial, “Yucatán es el Pilar de la Transparencia” –como tituló el Milenio local el domingo 27 de diciembre, adelantándose al día de los Santos Inocentes-, sea una cortina de humo, nada más, para desdibujar por completo la realidad bajo un gobierno rapaz, el de Rolando Zapata Bello, una mera caricatura de su ladrona antecesora, Ivonne Ortega Pacheco, sobrina del cacique víctor cervera, quien fue a parar a lo más hondo del inframundo mayo en agosto de 2004 pero cuya familia sigue saqueando al estado. Ivonne, por ejemplo, en alianza con su querida Angélica Araujo Lara, ex alcaldesa de la capital yucateca, fraccionó lo indecible en su beneficio y, peor aún, concesionó obras inútiles y suntuarias, pese a las protestas masivas reprimidas, como el innecesario puente en la prolongación del Paseo Montejo cuya utilidad no la entiende ni quienes lo construyeron.
Eso sí: su fobia llegó al extremo de dejar sin operatividad algunos hospitales construidos por las anteriores administraciones, panistas, abandonadas por celos partidistas enfermizos y absolutamente descocados. Tanta fue su resistencia –la de la señora en cuestión-, por la funcionabilidad de los centros que el ex gobernador panista Patricio Patrón Laviada –bueno también para ganarle terrenos a las reservas de la ciudad en beneficio propio como sucedió con los terrenos aledaños al crematoria en la salida de Mérida a Hunucmá-, decidió organizar una marcha de la dignidad, él solo, hacia Tekax, para exigir el fin de la simulación criminal y de la abyección oficial.
Por cierto, uno de los más allegados a Patricio y muy cercano amigo mío, me demostró, con testigos y hechos irrefutables, la manera como medró el PRI y sus socios, entre ellos el execrable Mario Menéndez, director de un pasquín en donde difama a todos cuantos no están en el círculo rojo de la ignominia, y emilio gamboa patrón, primo de Patricio, con los damnificados del ciclón Isidoro hace unos años: los enfermos de poder se conjuraron para difundir que los víveres enviados –que no había llegado el primer día- habían sido secuestrados por órdenes superiores para ocasionar con ello una revuelta, el saqueo de varios palacios municipales, tratando de provocar un incendio político global, con muertos incluidos, para lograr la caída del panista a quien tampoco defiendo. Sólo que en este caso la infamia tuvo nombres de tricolores miserables y de un mercenario de la letra impresa a quien, ahora, no se le cobra ni por la energía eléctrica, el agua o el predial.
El tal sujeto, Menéndez, se ha dado el lujo de fincar cuotas a los ricos del sureste –los Ponce le entregan setecientos mil pesos al mes-, para sostener su aventura periodística cuyo éxito estriba en la permanente difamación de quienes están al otro lado de su propia frontera y bajo dos reglas sustantivas: defender a Zapata Bello a capa y espada mientras simula sus intenciones golpeando al también priísta enrique peña nieto. Tiene la seguridad de que, aún si alguien lo lee en Los Pinos, no será tocado en su feudo por los bajos intereses a los que cuida y representa… los de la nueva “casta divina” resucitada, en su último mandato –sumó diez en el ejercicio del Ejecutivo-, para convertirse en el cómplice número uno de la misma a costa de “quitarles un pelo” como asegura el propio individuo, ex guerrillero por cierto y negociante de altos vuelos. Conozco a perfección sus andares, antes y después de convertirse en sicario del periodismo.

Share Button