Rafael Loret de Mola
8/11/16
*Ámbito Contaminante
*Deuda y Devaluación
*Lenguaje de Rostros
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Hoy es el “día de las elecciones” en el coloso del norte. Cambiará el mundo, desde luego, cual sea que fuese el resultado final. Odios, xenofobias y racismo, como si Hitler gobernara Washington –al fin la victoria es del nazismo a setenta y un años del fin de la Segunda Guerra Mundial-, serán exaltados para dominar al mundo ingente y dramáticamente oprimido. No debemos olvidar los cimientos de ello.
Cuando el señor peña nieto visitó París, en noviembre pasado, para sumarse a los ciento cincuenta jefes de Estado interesados en dialogar, en el grupo COP21 –la cabeza me da vuelta ante el enjambre de siglas-, sobre el medio ambiente y el cambio climático. Desde luego a buena parte de los invitados les interesaban más los encuentros bilaterales ajenos al objetivo de la reunión –por ejemplo entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia-, que hablar sobre las consecuencias de aumentar, sin el menor recato, las industrias contaminantes en perjuicio no sólo de los seres humanos sino de la vida en general. Los vertederos de inmundicias son tantos como los corruptos en México.
Extraña que se haya llegado a este punto cuando, tiempo atrás, el protocolo de Kyoto ya marcaba reglas definidas para tratar de evadir los efectos de la infección global. Para desgracia del mundo, las grandes potencias, sobre todo los Estados Unidos, sin mayores explicaciones, se negaron a firmarlo. Obvio es señalar el proteccionismo de cada gobierno hacia los generadores de industrias aun cuando el mundo pague por los efectos y, en buena medida, el vecino sureño de la mayor potencia económica y militar de todos los tiempos. Sin armas ni chimeneas la rijosa Unión Americana se quedaría si pertrechos para guerrear alimentando la falsa idea de que sólo así es dable asegurar las rutas de las democracias en la perspectiva universal, con la Casa Blanca como gran auditoria y policía global. Tal falacia sólo puede construirse cuando se desprecian las soberanías ajenas.
En cuanto a los entornos naturales su alteración ha producido consecuencias tales como el fenómeno “Niño” que suele arreciar en territorios al sur de los Estados Unidos, curiosamente, y el cambio climático global cuyos efectos aún comienzan a valorarse como en el caso del acelerado deshielo de las regiones del ártico en donde la supervivencia es, cada vez, mucho más difícil porque les han cambiado el hábitat y, con ello, la capacidad de obtener y producir los recursos habituales.
Pero, en este momento, la herida mayor la ha causado el terrorismo y los últimos atentados contra la llamada Ciudad Luz, el viernes 13 de noviembre de 2015. La cabalística, por cierto, se apuntó otro golpe para reafirmar la satanización del 13 cuando coincide con el martes o el viernes de las semanas más trágicas. Los ciento veinte –o treinta- muertos por causa de los distintos estallamientos de bombas en la capital de Francia volvieron a encender las alarmas a todo cuanto dan mientras los demás expresaban sus condolencias; poco a poco, la respuesta irritada del presidente de Francia, Francois Hollande, rompió las formas, sin esperar el consenso del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dispuesto a arrasar con bombas los sitios en donde se concentran los miembros del llamado Estado Islámico, sobre todo en Siria pero igualmente en Iraq aunque sólo se han puesto objetivos en el primero. En esta acción se percibió, además, que quienes tienen ejércitos poderosos –el de Francia está colocado entre los cinco primeros del orbe-, usan la fuerza a discreción sin medir las consecuencias en la geopolítica global. Y tal es, sin duda, extremadamente peligroso.
En el caso de México dos han sido las torpezas de más alto riesgo para la ciudadanía jamás consultada por quienes ejercen una caricatura desdibujada de la democracia:
1.- La torpe declaración del secretario de gobernación, el desatado hidalguense miguel ángel osorio chong –quien, por cierto, marcha a la cabeza en cuanto a las supuestas preferencias de los consultados por Mitowsky, de Roy Campos, con escasa credibilidad, en la carrera por la sucesión presidencial aunque se reconoce a Andrés Manuel López Obrador como “el mejor situado” en la lid, casi para proclamar una suerte de “empate técnico” entre los dos y especialmente conveniente para los apostadores en pro del continuismo-, llegó al extremo de declarar, casi en tono desafiante, que México es una nación de paz y, por ende, no caben las advertencias del Estado Islámico, soslayando la evidente presencia de algunos de sus miembros en nuestro país, como el señor osorio sabe de sobra.
2.- La presencia de peña en París sirvió para “homenajear” a los seis jóvenes mexicanos que se encontraban en la lista de las víctimas y, con ello, colocarnos en el lado de los países susceptibles de ser atacados a pesar de que, para algunos, tal puede ser exagerado. Los escépticos se cierran tanto que cuando ocurren las cosas suelen ser los primeros en sufrir los efectos.
Sin embargo, al mismo tiempo, comenzaron algunas movilizaciones del ejército inesperadas, específicamente en el sureste del país, lo que podría considerarse una alerta roja ante la posibilidad de un ataque o bajo la sugestión general. El hecho es que los informes son escasos y el presidente peña divaga sobre las medidas de emergencia a tomar para evitarse “sorpresas” con un cúmulo de muertos sobre sus hombros. Ya son muchos, digo, y uno más puede hacer que rebose el cáliz de sangre ante la impotencia oficial para evitarlo. Nunca la prevención ha sido efectiva entre nosotros.
Y mientras se hablaba de rescatar al medio ambiente de la lacerante realidad, roto el círculo de la vida por medidas abominables y cursis que no preservan a los animales sino al contrario, el Congreso mexicano asume como debate central, a contracorriente de infinidad de grupos consultados en la materia, el uso y legalización de la marihuana no sólo para fines médicos sino también lúdicos.
Estoy convencido que, como parte de la campaña priísta, comenzarán aparecer los cafés y barras en donde se permita fumar la cannabis sin la menor restricción y signo, sí, de vanguardia… sin enfrentar los tremendos efectos que sufrirán quienes vienen detrás de nosotros.
Hace unos años, en Madrid, se intentó una fórmula para reducir y controlar las adicciones ante el pésimo “espectáculo” que brindaban los vagabundos y viciosos, en el Metro y las calles de los barrios emblemático, a los turistas del exterior. Consistía en instalar clínicas para tratar a los más afectados con el propósito de otorgarles drogas para que lograran mantenerse equilibrado, bajándoles las dosis poco a poco; se aseguraba que con ello podría controlarse al mediano plazo el flujo de estupefacientes en España, convertida por los cárteles sudamericanos y mexicanos en la puerta de entrada a Europa. La idea fue un rotundo fracaso porque se alegó la falta de fondos para hacerla efectiva.