Desafío
26/10/16
*Las Parodias Terminan
*En la Recta más Curva
*Premios sin Contenido
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Hasta los argumentos teatrales de mayor contenido, los espectáculos más entretenidos, los encuentros deportivos con mayor calado y las emociones que producen la fiesta de los toros para quienes observan el rito y no la superficie, son efímeros todos. Igual las parodias “institucionales”, por llamarlas de alguna manera, marcadas por las condiciones viscerales, hasta climáticas –cuando llueve votan menos-, y los impulsos partidistas ligeros, fenecen de manera irremisible.
La semana anterior, por ejemplo, dos sucesos, el mismo día, exhibieron las verdaderas intenciones de un régimen marrullero guiado por una trilogía de pedantes funcionarios –Osorio Chong, Aurelio Nuño y Salvador Cienfuegos-, en su cara a cara con los gobernados cansados de los engaños pero todavía demasiado susceptibles para caer en las manipulaciones orquestadas bajo la catarata de informaciones sesgadas destinadas a vencer al raciocinio. Para la poca fortuna de los asesores de marras, las redes sociales, a las que se pretende descarrilar, reviran a cada rato las malas intenciones o acaban por hacer más honda la desinformación a través de los ociosos y bien redituados hackers.
En fin, siete días atrás, el célebre “chino” –no Osorio Chong sino Zhenli Ye Gon, nacidos en México ambos-, aquel que en 2006, durante el último año de calderón en la Presidencia, no sólo fue señalado por introducir al país diecinueve toneladas de percusores químicos -¿dónde quedaron y para qué sirvieron?-, sino además por haber sido encontrados, en su domicilio particular, emparedados, doscientos cinco millones de dólares en efectivo, fue extraditado a México luego de cinco años de que un juez estadunidense lo ordenó.
Cientos de recursos y apelaciones fueron necesarias superar para el retorno del oriental-mexicano capaz de defenderse con la célebre sentencia que, supuestamente le hizo Javier Lozano Alarcón, entonces secretario de Trabajo: “o copelas o cuello”. (Cooperas, en castellano). Lozano, claro, se deslindó verbalmente y aseguró que procedería contra el infamador pero jamás lo hizo y ahora, una década después de los sucesos, la bomba puede estallarle en las manos cuando está, de lleno, inmerso en la precandidatura del también poblano, Rafael Moreno Valle, el muy conocido góber-bala, quien lleva sobre sus hombros el asesinato de un niño tzotzil, José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, de trece años, con balas “de goma”.
El chino, claro, “copeló”. Y Lozano, incluso, se percibió presidenciable y, desde su secretaría, hizo lo imposible para que fuera escogido sobre Josefina Vázquez Mota, la plañidera que se esforzó para guardar sus emociones y a quien calderón “vendió” a las mafias priístas con la intervención del catalán mercenario, Antonio Solá, quien llegó más allá del vestíbulo de la residencia de la dama. Todos (as) tenemos profundas debilidades y no seré quien juzgue una conducta que perjudicó de manera estructural la campaña panista de 2012. Ahora, el desvergonzado Solá ofrece conferencias a los “comunicadores” haciéndose pasar por “hacedor –frustrado en los últimos años- de presidentes”. ¿Será esto lo que enseñe a sus oyentes? ¿El numen de la corrupción?
El caso es que “el chino” Zhenli va a hablar de nuevo; y será necesario, si la justicia sigue las rutas de las consignas como siempre, escuchar cuánto pueden aclarar Lozano Alarcón, siempre ambicioso –espera ser gobernador de Puebla dentro de dos años cuanto termine el período de Tony Gali, el rey de los antros poblanos, en sociedad con Moreno Valle-, si puede contrarrestar la ofensiva contra él y su jefe político, el gobernador de referencia, listo a lanzarse en busca de la silla preciada de Palacio Nacional en febrero, cuando deje el cargo que mal ostenta y justifica con obras de relumbrón a la par con un autoritarismo sin precedente –pese a que uno de sus predecesores, por el PRI, es el deplorable manuel bartlett, ahora faldero de Andrés Manuel-.
La segunda cuestión, tan delicada como la anterior, es la insólita declaración del general Cienfuegos en el sentido de que el ejército sufre un “desgaste” –no dijo en cuál grado-, por sus múltiples tareas y su escasa población castrense. Esto es, cada vez más el ejército está más mermado y, lo que es peor, menos pertrechado que las mafias capaces de sacudir a un destacamento matando a seis elementos, de golpe, en Culiacán.
Con tal declaración, avalada por el “comandante supremo”, el presidente en funciones, se expone severamente a la soberanía nacional al argumentar que el “desgaste” del ejército es consecuencia del exceso de tareas, lo que significa que son diversos los frentes a atender en una perspectiva de violencia creciente, sin paralelo, contraria a la promesa de mitigar la barbarie que enarboló el candidato peña ante los ingenuos a quienes cooptó electoralmente en 2012. La realidad, por supuesto, era muy diferente: ni con la creación de la Gendarmería Nacional, un plato sucio medio vacío, pudo atemperar, por ejemplo en Michoacán o Guerrero, la oleada de terror. Y luego se vino abajo como la carrera del general Óscar Naranjo Trujillo, de Colombia, quien ideó la trama y ahora es un desplazado en su país.
Sólo si nos avocamos al caso de Costa Rica, en donde no existen fuerzas armadas por considerar que aún con ella no podría detenerse el afán invasor de las potencias, exaltándose la razón –fundamento de la olvidada Doctrina Estrada a favor de la autodeterminación de los pueblos, lamentablemente marginada en el avance de las presiones contra estadounidenses contra México-, por encima de la fuerza bruta. Este es el único fundamento que puede mantener la paz al descalificar, siempre, a las fuerzas de ocupación alegando, por ejemplo, la existencia de destrucción masiva que jamás fueron encontradas en Irak durante el descabezamiento de Saddam Hussein, el tirano derribado por un imperio brutalmente autoritario y superior.
Hoy, aquella contienda desigual –para muchos justa por cuanto terminó con una de las satrapías más crueles de la historia-, puede ser el único serio obstáculo para Hillary Clinton luego de tres debates arrebatados en los que la figura de Trump no pudo ser opacada. Es curioso: si gana la señora Clinton, esta campaña presidencial en los Estados Unidos, será recordada por el personaje central de la misma, precisamente el miserable Trump cuyos exabruptos ganaron más líneas ágatas, mayores decibeles y prolongadas imágenes de televisión que las réplicas de la ex primera dama. Trump, para bien o para mal –estoy en la línea de lo segundo-, se convirtió en el protagonista número uno, odiado por la mayor parte del mundo y exaltado por los xenófobos, racistas y ominosos sectarios falsamente nacionalistas.
Pero las parodias no duran. El chino pondrá a Lozano Alarcón y a Moreno Valle bajo la sospecha pública, cuando menos, o los descalificará totalmente; el ejército no crecerá por los lloriqueos de Cienfuegos cuyos pretextos son irrisorios y sus balandronadas peor cuando ascendió a los soldados acribillados al nivel de los héroes al tiempo de que es incapaz de proponer lo mismo para quienes fueron perseguidos por la clase castrense en Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán, Vallarta y, claro, Iguala y Cocula en donde las osamentas se confunden y sólo una corresponde a uno de los normalistas “desaparecidos”.