Desafío

Rafael Loret de Mola

7/10/16

*¡Son Puras Fallas!
*Acopio a Plantones
*Amenazas Ridículas

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Como en el juego de la perinola, otra vez, ¡todos pierden! Y, por supuesto, sólo se observan “puras fallas” en los distintos comportamientos de los funcionarios públicos, líderes partidistas y cuantos se sienten integrados a los llamados “poderes fácticos” que, en ocasiones, son meras caricaturas para desviar la atención mientras quienes ejercen el poder real especula, ganan y extienden prerrogativas sobre el territorio nacional. Por ejemplo, ¿alguien, en su sano juicio, puede considerar que los grandes accionistas de los mayores consorcios nacionales “también lloren”, como en aquella vieja telenovela de Televisa, por la reforma fiscal?¿O simplemente tratan de ocultar sus verdaderas intenciones como la de “mostrar músculo” ante un gobierno al que ya calificaron como vulnerable… y débil. De nuevo, la cuenta crece en cuanto al tempo perdido.
Sí, puras torpezas, errores, desviaciones, tonterías. ¿Es razonable que un mero secretario particular, así sea el del presidente, se arrogue la facultad de responderle a un movimiento político que amenaza con desatar la desobediencia social por todo el país contra las reformas energética y fiscal? Pues así lo hizo Erwin Lino Zárate. Aduciendo que una consulta general sobre la reforma energética era inviable y, en todo caso, correspondía al Congreso responderla porque la iniciativa ya estaba en manos de éste hace dos años. Una torcida interpretación de las funciones y los tiempos, sin duda, como si al presidente le bastara con “pasar” la pelota hirviente para marcar tres goles al mismo tiempo, una hazaña que ni el “rey Pelé” se hubiera siquiera atrevido a soñar en la cúspide de su gloria allá por los setenta del siglo pasado.
Pero, al parecer, peña nieto no es tan buen futbolero como asegura al confundirse hasta de sus preferencias en este renglón, entre el Toluca, el América y quien gane, desdeñando a cuantos no le simpatizan mucho y a quienes hace esperar meses para recibirlos luego de obtener trofeos y honores. Esta actitud, si la medimos dentro de la sicología, refleja el ego desmedido del personaje al estilo, aunque suene terrible, de Adolf Hitler, el peor detractor de la humanidad, quien sencillamente repudió el triunfo de los atletas de color en su Olimpíada de Berlín en 1936. La afrenta, al final, fue para el discriminador y no para los deportistas infamados a quienes no restó un ápice de su gloria con el desplante xenófobo.
Pero lo anterior no viene al caso. En este espacio, desde hace meses, sostuvimos que era necesario, por la trascendencia histórica de las medidas tendientes a volver sobre los pasos –sobre todo en materia energética-, convocar a un plebiscito nacional para conocer, sin recovecos, cuál era la voluntad mayoritaria de los mexicanos –los mandantes- para aplicar el dogma archivado sobre la “soberanía popular”, la que radica esencialmente en el pueblo según el texto fundamental, y no en los pasajeros usufructuarios del gobierno, incluyendo a las lacras legislativas y los jueces venales que se ofrecen para administrar justicia al mejor postor. ¿Lo ignoran, acaso, en las cúpulas de los tres poderes de la Unión o todos le entran a los repartos, incluyendo los líderes partidistas? Y lo mismo va para la sangrienta reforma educativa.
Fue evidente que el antagonista político por antonomasia del señor peña, el tabasqueño pertinaz López Obrador, molesto porque la multitud que le acompañó en una suerte de paseo dominical por el Paseo de la Reforma –fueron cuatro en 2013-, no era la esperada por él –dicen que algunos de los “acarreados” optaron por irse de compras, desesperados por la falta de víveres en sus comunidades de origen, o bien optaron por asomarse a la Alameda cansados como están por tantas turbulencias naturales y políticas-, lanzó la bravata sobre una “desobediencia civil” alegando que era su respuesta a la evasiva de Erwin Lino, obviamente ordenada por su jefe el mandatario que ya no sabe cómo actuar. Planteó, entre cosas, acordonar el Congreso, violentando con ello la Constitución General de la República que ordena a senadores y diputados sesionar por encima de cualquier circunstancia y condición, y dejar de pagar luz, impuestos y servicios públicos amén de boicotear a Televisa -¿por qué no a TV Azteca en la misma línea?-, y a Soriana –sin mencionar a Monex y a BBVA-Bancomer que igualmente repartieron tarjetas de débito entre presuntos votantes, argumento que el Instituto Federal Electoral desechó por falta de “pruebas concluyentes” y exceso de consignas superiores-. Una gama de pifias que será muy difícil que la población asuma por suyas aunque aterricen a favor de Morena, el grupo de incondicionales de Andrés Manuel que sirve igualmente como los únicos reflectores que les quedan a una serie de “intelectuales” agotados por la exhibición permanente de ellos mismos. Ninguna de esas “medidas” llegó al río y tal debe tomarse como un precedente importante.
Peor fue que respondiera a la misiva torpe del secretario Lino, colocándose a su nivel –una trampa en la que cayó redondo-, y convocara a peña a “pensar en México”. Ya les he contado que, allá por el primer semestre de 2004, pidió a este columnista lo mismo luego de conocer que publicaría “Destapes” –Océano-, incluyendo la turbia historia del asesinato imprudencial de su hermano José Ramón, ejecutado por el ahora guía moral de una izquierda fraccionada por él mismo; cualquiera que disienta con él, acaso con una visión de futuro alejada del anarquismo al que dicen sumarse sus radicales, esto es el sin gobierno, debe ser y está excluido. Pero admite a su lado a renegados y asesinos, como él los llamaba hace una década, como manuel bartlett y pablo salazar mendiguchía, entre otros que ya han sido calificados por las masas y señalados como predadores y mercenarios de la miseria y contra la libertad de expresión. Y hay muchos más, como ellos, refugiados en su plataforma inocua. ¿Así se defiende, con varonía y fuerza de espíritu, la riqueza energética de México? No lo merecemos los mexicanos.
En 2004 le respondí a Andrés Manuel que, al pensar en México, incluyera igualmente a quienes con él no están de acuerdo, así sean escoria. México, aunque duela, está integrado igualmente por priístas abyectos, como salinas y zedillo –minúsculas-; panistas como Diego Fernández o calderón; e incluso personajes de la izquierda, la verdadera, que han caído de su gracia como los dirigentes del PRD –lo mismo Jesús Ortega Martínez que Jesús Zambrano Grijalva o Carlos Navarrete Ruiz-, a quienes no puede desecharse simplemente; además, existen millones de mexicanos, humildes y de clase alta, que le repelían entonces y le repelen hoy a pesar de quienes le cantan al oído sus alabanzas. Igualito como sucede con los presidentes de la República en cada sexenio. No me asustan las comparaciones; me conmueven.
Y a todas éstas nos queda el deplorable PAN yunquista, vencido en 2012 y recuperado en una debacle priísta incuestionable; ahora intenta remontar adjuntándose a la clase patronal que rechazó la iniciativa de reforma fiscal con intereses obviamente políticos.

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