Desafío

Rafael Loret de Mola

26/08/16

*¿En Quién Confiamos?
*Candidatos Vencidos
*Los Temores del Papa

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Termina agosto con la evidencia de que no nos hemos “movido” ni un ápice. Ya se cumplió el segundo aniversario del genocidio de Tlatlaya –en junio pasado-, y los padres de los cuarenta y tres normalistas desaparecidos insisten en Iguala exigen la presentación con vida de éstos aun cuando personajes execrables, como el Obispo de Slim –que fuera de Ecatepec-, Onésimo Cepeda Silva, arguya con cinismo galopante y un “altísimo” nivel de cristianismo, entre sorbo y sorbo:
–Desaparecidos están; desaparecidos se quedarán.
Benevolente manera de resolver la matanza con una sentencia con sabor a complicidad ramplona con la escatología gubernamental. Cuando llegue al más allá seguramente le esperará la ominosa sentencia del Creador que lo destinará al Inframundo sin remedio, ello de acuerdo a cuantas dice que son sus creencias si bien se guarda sus verdaderos pensamientos; algunos de ellos me los contó mientras, en el callejón de la Plaza de Toros de Las Ventas, observábamos un imponente espectáculo en mayo de 2010. En el tendido, por cierto, situó a sus acompañantes, entre ellos a Eruviel Ávila Villegas, actual gobernador del Estado de México quien aspira a seguir los pasos de su predecesor inmediato.
¿En quién confiamos? No en los acuerdos soterrados entre las dirigencias partidistas que siguen negando orígenes e ideologías con tal de asaltar políticamente a varios palacios de gobierno y repartirse el botín de las influencias. Luego vendrán las consecuencias: ni uno solo de los mandatarios “aliancistas”, ni uno subrayo, ha merecido su nominación multipartidista sino que se ha hundido con ella; de hecho han resultado los peores entre los más malos en una gama de treinta y dos funcionarios confundidos por los términos y creyéndose mandantes, quienes ordenan, contra la voluntad política de la ciudadanía en su mayoría. La mayor parte de ellos opera o ha operado sumando minorías –“antis” de todo, grupos lésbico-gays, en fase de hacerse mayoritarios saliendo de los clósets y radicales dispuestos a romper marchas y plantones de protesta para presentar a los luchadores sociales como irascibles y violentos-, y burlando la ley adaptándolas a sus apetencias personales.
Se da el vergonzoso caso de Coahuila en donde el nepotista gobernador, Rubén Moreira Valdés, hermano de Humberto el otrora fugitivo –lo buscaron hasta las policías internacionales y su situación dejó de ser grave luego del respaldo de Los Pinos como sucedió con la del ex mandatario tamaulipeco acusado de lavado de dinero, Tomás Yarrington Ruvalcaba-, mantiene en el primer piso del Palacio de Gobierno el ominoso Museo de los Gobernadores en donde lucen las prendas de varios de sus predecesores, si bien la vitrina completa dedicada a Humberto ha sido modificada exaltando al actual dueño de la oficina central, cual si se tratase de una réplica del Monasterio del Escorial, joya de la España monárquica y de Felipe II, el de la gonorrea y la gota, cuyo silla se muestra para quien quiera asomarse a las inmundicias.
Tampoco podemos creer en los “sabios” economistas quienes nos tienen sumidos en la incertidumbre aun cuando se dan el lujo de pretender optimismos a futuro porque ya no es creíble manejar el presente con la especulación al alza, lo mismo que el dólar, y nuestras fuentes de ingreso a la baja, como el petróleo como señal de alerta. Además, bien se sabe de las alcabalas cobradas por los “capos” sobre los tributos federales en veintidós entidades del país. En tales condiciones, la pretendida recuperación comienza a tener ribetes de lejana utopía. Por supuesto, la mercadotecnia de la demagogia tiene como pilar indiscutible a luis videgaray caso quien todavía se siente “presidenciable”… si desaparecemos el ochenta y cinco por cierto de los mexicanos y el país se convierte en una suerte de principado, como el de Mónaco, con la restauración de la “dinastía” Iturbide, jamás la de Moctezuma porque ello sería injurioso para los neo-conquistadores, y la exaltación de Porfirio Díaz, que ya comenzó en Londres, como el mayor de los “héroes” mexicanos en una regresión que niegue la esencia de la lucha revolucionaria del siglo XX. No falta mucho por lo visto y escuchado.
Imposible creer en las palabras de peña exaltando al ejército porque, dice, “asegura el respeto a la ley”. ¿Cómo en Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán y tantas operaciones más, incluso no pocas ocultas lo mismo en el norte que en Michoacán? No sólo se trata de genocidios sino igualmente de violaciones a cuanto entendemos por justicia y orden, entre ellas violaciones a mujeres –a las que se encuadra como suripantas para deshonrarlas de palabra después de haberlo hecho físicamente-, botines de “guerra” y sumisión de miles de mexicanos perseguidos y esclavizados a punta de bayonetas-, en un penoso retroceso a los tiempos de los caudillajes militares como señal, acaso, de lo que podría ocurrir en los próximos meses con un presidente en calidad de marioneta o ni eso.
Fíjense la contradicción: se han designado ochenta y tres pueblos mágicos pero sólo es factible y seguro visitar un tercio de los mismos a riesgo de ser perseguidos, ultrajados y desfalcados en las carreteras plagadas de sicarios que se combinan con los cajeros de las casetas de cuota y, específicamente, con los funcionarios de “arriba” para proceder con la mayor impunidad. Casos hay como el de los alrededores de Fresnillo, en Zacatecas, en donde es sabido que los asaltos se consuman a no menos de un kilómetro de las taquillas oficiales, en donde soldados y agentes federales suelen revisar los vehículos señalando a los que están cargados con maletas en apariencia repletas en plena colusión delincuencial. Y eso se lo debemos a los caciques de la región, los Monreal Ávila, cuyo escaso prestigio –o nulo-, todavía les alcanzó para conquistar la Delegación Cuauhtémoc en el Distrito Federal bajo los pantalones de Andrés Manuel López Obrador y su MORENA.
Andrés Manuel, lo mismo que Miguel Ángel Mancera Espinosa, han sido tocados severamente por los estragos contra la salud. Sendos personajes han sufrido infartos cardíacos que pudieron ser devastadores, sobre todo, en el caso del segundo quien quedó muerto, literalmente, sobre la mesa de operaciones y revivido milagrosamente a pesar de las contradicciones médicas sobre el procedimiento a seguir. Tengo la crónica completa.
Pero de lo que se trata ahora es de puntualizar si, más allá de simpatías o animadversiones, tienen aún el empuje necesario para encabezar campañas nacionales y, en su caso, dirigir los destinos de un país en jaque. En otras naciones, los antecedentes médicos les limitarían definitivamente; en México, ya tenemos tres años bajo la influencia de un presidente enfermo cuyas secuelas principales se han notado con la toma de decisiones viscerales, inútiles y contraproducentes.

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