Rafael Loret de Mola
29/06/16
*“Diálogos” y Sitios
*Carrera Presidencial
*“Queremos a un Socio”
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Como si fuera el sitio histórico en Cuautla, Morelos, el desabasto en la regiones en donde los manifestantes han decidido bloquear caminos para defenderse del arribo constante de las fuerzas federales –obviamente conducidas hacia la represión sin que las autoridades civiles ofrezcan alternativas-, pone en riesgo no sólo la economía sino también las vidas de centenares de mexicanos atrapados en el maremágnum de la violencia. Es cuanto quiere el régimen en curso: incendiar al país para después sacar raja política si la ciudadanía cae bajo los efectos de la simulación.
Hemos dicho, y lo reiteramos, que la estrategia dista mucho de ser la búsqueda de la paz. Perdidas las rectorías económica, política y social, la clase dominante –la criminal incrustada en el gobierno y con fueros territoriales-, no tienen otra ruta para conservar el poder y asegurar el continuismo que la devastación. Y, en este momento, un tercio de las entidades federales están sufriendo los estragos: Tamaulipas, Sinaloa, Oaxaca desde luego, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Coahuila, Baja California Sur, Veracruz y Nayarit. Y van sumándose más mientras los grupos subversivos –sea el EZLN adormilado, el EPR y el ERPI, entre otros-, amenazan con abrir fuego contra los elementos enviados desde el centro para asegurarse botines de guerra, muertos incluidos, so pretexto de erradicar a los “alborotadores”.
Por cierto, en la confusión permanente, en la que algunos se han instalado por comodidad, se estima que cuanto ha sucedido se debe a la insolencia del gremio magisterial contra la reforma educativa peñista. Nada más falso aunque, en sus orígenes, el movimiento expresó su rechazo a una ley impuesta en petí comité sin la menor consulta a los afectados por ella, un método profundamente “democrático” por cierto. Más allá del lugar común sobre las evaluaciones las distorsiones comienzan con el asalto oficial a los mentores para reducir sus campos de escolaridad y oxigenar así al erario, supuestamente minado por los sueldos miserables pagados a quienes forman a las nuevas generaciones.
El fondo es otro. Nadie, en su sano juicio, podría aceptar que sus servicios profesionales estuvieran sometidos a una permanente evaluación que los colocara en el umbral del despido constantemente con la intención de reducir espacios y egresos gubernamentales; y, además, bajo exámenes capciosos, esto es con interrogantes absurdas y mal intencionadas, para socavar a quienes los presentan y colocarlos frente a la pared.
No me imagino a un periodista serio aceptando, para tener licencia para ejercer su vocación, la supervisión constante del gobierno con la exigencia de presentar previamente sus artículos y columnas para ser motivo de análisis sobre la conveniencia o no de los mismos bajo el falaz argumento de preservar la “seguridad del Estado” de intromisiones ideológicamente peligrosas para quienes mandan y no obedecen en la mayor tergiversación sobre mandantes y mandatarios. Personalmente, preferiría que me cortaran las manos antes que hicieron lo propio con la conciencia.
De esta barbarie política se han impregnado quienes han sufrido merma en sus horarios y sus negocios, sobre todo en las áreas con mayor resistencia como Oaxaca, y señalan a “los maestros”, generalizando, como los irresponsables causantes del desabasto de sus ciudades y la pérdida económica subsecuente. Acaso, como en Gran Bretaña y el Brexit –el propósito de separarse de la Unión Europea al sopesar la casi paridad de la libra con el euro y, por ende, la crecida de la inflación y la carestía-, el equilibrio económico sólo se alcanzaría ejerciendo la soberanía estatal –debiera ser considerada autonomía pues se reconoce un poder superior, el federal-, contra los amagos constantes del centro del país.
De allí el tremendo descontento contra todos los niveles de autoridad, sobre todo por la intolerancia de algunos gobernantes y, especialmente, de los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Educación, Aurelio Nuño Mayer, especialmente éste último, provocadores de los incendios basados en su soberbio actuar.
¿Y así quieren situarse como presidenciables al viejo estilo del odioso “dedazo” sin apoyos de la militancia del priísmo repelente? Otra cosa es que puedan ganar los comicios a menos de que intervenga el ejército… lo que finalmente podrá hacerse si las fogatas se convierten en incendios por todo el país. Bien decía josé lópez portillo cuando el EZLN llegó a la tribuna de San Lázaro:
–Si yo fuera presidente ahora hubiera apagado el cerillo antes de que se convirtiera en hoguera.
Quiero entender que tal no era un justificante para la represión sino el indicativo destinado a abrir otros canales de discusión para evitar la cascada de inconformidades desde las montañas hasta las rúas citadinas más congestionadas. Pero no: se optó por la simulación de la mano del señor fox y en marzo de 2001 se consumó la parodia de instituir, de lleno, la única guerrilla pacifista en la historia mundial; hasta ahora y siete años después del estallido perentorio con duración de once días en enero de 1994.
¿Quiénes son, por tanto, culpables del desabasto, los bloqueos y el intercambio de metralla por piedras y palos? ¿Aquellos que se han rebelado contra un oscuro gobierno o los miembros de las fuerzas armadas, guiadas desde Los Pinos, con sus cargas de infiltrados y vándalos? Por cierto, sería muy interesante señalar de cual bando proceden los bárbaros y creo tener un hecho como prueba:
En Chiapas, sitiada también, los siete responsables de haber humillado, rapando y exhibiendo a los maestros de Comitán obligándoles a portar letreros infamantes como si hubieran sido colaboracionistas de los nazis tras la Segunda Guerra Mundial, fueran apresados y puestos a consideración del poder Judicial. No hubo un solo reclamo por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ni la menor referencia en pro del “rescate” de sus supuestos compañeros, sino todo lo contrario: la sociedad estuvo conforme con el procedimiento y hasta los líderes de la CNTE más recalcitrantes omitieron cualquier señalamiento al respecto; de haber sido parte de sus bases, pese haber causado devastadores efectos, habrían ejercido presión para liberarlos y no lo hicieron; esto significa que los agresores no eran parte del movimiento sino infelices vándalos que obedecían consignas inescrutables por el momento. ¿Nos queda claro?
Esto es: la administración central –más que federal-, considera factible armar a los bárbaros y luego esconder sus hilos conductores. Como si, por ejemplo, el inglés que pretendió atacar al “pato” Donald Trump fuera señalado como “mexicano” considerando las agresiones verbales del Republicano contra nosotros en ausencia de un gobierno capaz de pararle los pies y la boca al insolente racista, xenófobo, listo a llegar a la Casa Blanca con los millones atesorados gracias a la miseria de los sueldos que paga a los emigrantes en sus dolosas empresas.