Desafío

Rafael Loret de Mola

21/06/16

*Clero Soliviantado
*Delincuentes Ad Hoc
*La Vivienda y peña

– – – – – – – – – – – – – – – –

Sucede que, en México, nadie lee la Constitución más “parchada” en el mundo, tanto que las contradicciones afloran en el primer repaso con conceptos vagos o mal redactados que, de seguirse al pie de la letra, imposibilitarían, por ejemplo, que un mexicano hijo de sendos padres de la misma nacionalidad mexicana no pudieran acceder a la mancillada Presidencia de la República; si se sigue el artículo 82 como ahora se expresa este privilegio sólo corresponde a quien tenga un solo progenitor nacido en suelo patrio. Un barbarismo “constitucional” por su elevado rango jurídico.
Lo mismo sucede con el complejo artículo 130, vuelto a redactar al gusto de los salinistas “químicamente puros”, que norma las interrelaciones entre el Estado y las iglesias –no sólo la católica sino todas-, tratando de mantener l delgada línea entre la influencia política y las inducciones religiosas, de enorme trascendencia si consideramos que la radicalización condujo a la Cristiada deleznable por efecto de la cruzada entre fanatismos irreconciliables, el clerical, sí, pero también el jacobino de la clase gobernante que acaso aspiraban a no tener competencia con Dios.
En fin, desde hace semanas se recrudeció la “guerra fría” entre las jerarquías eclesiásticas y el régimen federal en curso. Claramente los miembros del Episcopado y hasta el Cardenal Norberto Rivera Carrera han declarado que, con seguridad, el PRI perdió las batallas del domingo 5 de Junio por obra y gracia del apoyo presidencial a los “matrimonios gays o lésbicos”, unas semanas antes de que la fobia hacia quienes tienen estas preferencia sexuales vivieran el horror en Orlando por parte, no del Estado Islámico como adelanté antes del pronunciamiento del presidente Obama, de las posturas extremas entre géneros y diversidades.
En cuanto a la violencia contra las mujeres, muchas veces se soslaya, como lo han explicado damas analistas liberadas de prejuicios, las afrentas contra los hombres a quienes se obliga a mantener una pasividad imposible cuando ellas se salen de sus casillas y ponen en riesgo la integridad no sólo del hogar sino de los hijos, sobre todo los más pequeños. Lo he vivido en carne propia y sé de lo que hablo; simplemente los varones, en este renglón, permanecemos en estado de indefensión de la misma manera como la ciudadanía poco puede hacer frente a la insolencia de las autoridades eclesiásticas quienes se dan el lujo de proteger a los peores vándalos: los pederastas. Y es tan grave que uno de ellos ya se ostenta como ganador de la contienda por la gubernatura de Veracruz… sin mayores impugnaciones. (Recuérdese que Andrés Manuel sólo defiende sus presuntas victorias y no la de sus militantes más leales, como en el caso de Cuitláhuac García Jiménez en Yuneslandia –la otrora querida Veracruz-, abandonado a su suerte).
En los hechos las sotanas –y lo dice este columnita quien es católico-, pesan más que la impunidad. A los pederastas, perfectamente identificados, que tanto han desprestigiado a los religiosos al generalizar sobre sus abyectos actos, se les protege en casas de reclusión en donde, al parecer, termina el “imperio” de la ley y comienzan los imaginados cantos angelicales. No pasan de allí ni en los casos en donde los altos jerarcas, digamos Onésimo Cepeda Silva, son denunciados por fraudes escandalosos y disposiciones mal habidas.
Lo anterior, lejos de ser un valladar para la expresión de las conciencias, ha significado, como sucede con el PRI en la política, un severo descalabro para la Iglesia con una feligresía mayor en nuestro país. Gran parte de la confianza se ha perdido entre la grey y sólo el llamado de Dios hacia el interior de cada quien mantiene erguidas las columnas de la fe; pero, en cuanto a los sacerdotes y los Obispos, el escepticismo es cada vez mayor y, es seguro, así lo perciben los purpurados y hasta los derechistas miembros de la Curia Romana.
De igual manera, por desgracia –me duele expresarlo-, no son pocas las desviaciones de los principales de la Iglesia a través de conexiones non santas. Monseñor Girolamo Prigione Pozzi, de quien fui amigo como expresé hace unos días con motivo de su fallecimiento en su querido Piamonte italiano, nunca explicó los verdaderos orígenes de la contaminada interrelación entre Emilio Carlos Berlié Belaunzarán –quien fuera obispo de Baja California y luego de Yucatán para apoyar al cacicazgo cerverista-, y los zares de la droga, los hermanos Arellano Félix, los cuales fueron llevados por él a la sede de la Nunciatura Apostólica en uno de los episodios más grotescos y pueriles del salinato rebasado. Y se fueron de allí como llegaron: en las sombras y sin intervención alguna de la autoridad judicial.
En una nación civilizada, esto es bajo el estado de Derecho, hubiese bastado este episodio para exigir la renuncia del presidente de la República y su gabinete entero además de la declaración de personan Non Grata para el representante de la Santa Sede; en México, lo contamos como si fuese una anécdota sin la menor consecuencia bajo el peso de las más atroces simulaciones.
El caso es que el clero católico, guiado por Obispos y Cardenales y quién sabe cuáles otras autoridades del Estado Vaticano, se rebeló abiertamente por el demagógico apoyo del señor peña nieto a las “minorías” –a lo mejor ya no lo son-, integrantes del copioso grupo de homosexuales, lesbianas, transvestis y transexuales. Y no sólo eso, insistieron que fue el factor determinante de la caída del PRI en siete entidades de las doce en fase de renovar gubernaturas –tres de ellas, las más cuestionadas, con alianzas grotescas y amorfas, en Veracruz, Durango y Quintana Roo-, aun cuando, curiosamente, el PRI sumó más votos que en los comicios anteriores: de tres millones trescientos noventa y ocho mil a tres millones ochocientos treinta y cuatro mil, medio millón más que no es poco. Estoy convencido que las lecturas al respecto son tan variadas como los intereses marcados.
Claro, la derrota fue priísta y los ganadores fueron los azules y la MORENA de López Obrador con una crecida de casi ochocientos mil votos para sentarse con un millón setecientos mil sufragios en las entidades con procesos electorales en este 2016. Pero no confundamos las cifras de acuerdo a los propósitos sectarios. Los números rebelan que las apreturas en los escrutinios, que dan paso por lo general a pequeñas desviaciones –los fraudes no sólo los comete la clase gobernante del priísmo; recuérdese a Puebla-, es el punto de no retorno para un peñismo repelente y situado ya en el banquillo. Y tal no se debe, de modo alguno, al debate sobre los imperativos de los “príncipes de la Iglesia”.
En fin, la controversia misma da pie a una severa irregularidad: la violación flagrante a la Carta Magna, en su artículo 130 fracción e, que dice:
“Los ministros (de culto) no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de un candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”.

Share Button