Rafael Loret de Mola
4/11/15
*Gobierno VS Pueblo
*¿Autonomía Militar?
*De Peores Ministros
– – – – – – – – – – – – – – – – –
El gobierno de peña le ha declarado la guerra a sus gobernados. No tolera las críticas; tampoco las protestas. Las percibe como ofensas incalificables contra la alta investidura presidencial; estamos a la par con las dictaduras más férreas en donde es pecado disentir, y tan grave, y merecedor de la decapitación pública, en la hoguera de los desaparecidos o a través del escarnio de quienes blindan, dentro y fuera, de la casona presidencial, a los indeseables. Lo mismo en el mundo cibernético del que se han apropiado sujetos patibularios controladores de setenta y cinco mil cuentas y perfiles falsos con tintes de nazis y hasta suásticas como respaldo.
Cuando se alertó sobre la violencia del meteoro “Patricia”, los responsables de las áreas de seguridad y protección civil nunca dijeron la verdad. Se omitió precisar que, aunque debían guardarse todas las medidas necesarias para evitar pérdida de vidas humanas –lo sustantivo, no como algunos arguyeron priorizando la de los animalitos-, el ciclón del siglo ejercía toda su fuerza a gran altura y sus vientos mayores no llegaban a ras de tierra. Por eso, claro, los riesgos eran menores aunque, pese a ello, los daños materiales afectaron a miles de jaliscienses, michoacanos y colimenses. No hubo herido, ni muertos y la contingencia pasó a gran velocidad sin alcanzar a otras entidades, como Aguascalientes, Zacatecas y Nuevo León, en donde estaban aterrados por no estar preparados para el caos previsto.
Pese a lo anterior, el señor peña tuvo el descaro de hacer su propia evaluación con una sentencia que quedará para los anales de la historia:
“El saldo blanco del meteoro se debe, en mucho, a la fe del pueblo”.
Sólo le faltó izar, como lo hiciera el populista fox en campaña, la imagen venerada de la Virgen de Guadalupe para considerarse un nuevo libertador como Hidalgo y Bolívar aunque más cercano al primero quien desconocía, como el actual mandatario, toda estrategia militar. La puesta de rodillas posterior también faltó para consumar la epopeya histriónica con todo el calor posible y ante la mirada perdida, como en éxtasis, de sus seguidores. Bien sabe que el aura de sus incondicionales nutre bastante bien; una lección aprendida gracias a la permanencia del icono de la izquierda, conductor de una yunta de bueyes –animales esclavizados y martirizados de por vida hasta que no tienen fuerza para seguir jalando las pesadas carretas; lo digo en comparación con las corridas de toros en donde la lidia sólo dura veinte minutos-, quien prosigue a campo abierto filmándose videos conmovedores en el campo mientras las camionetas de última generación se ven a lo lejos. Ojo, no estoy imputando a Andrés Manuel defecto alguno sino señalando un hecho incontrovertible: tiene millones de incondicionales a quienes es menester respetar por su condición de mexicanos y de electores.
(Cuando “Patricia” venía contra el litoral del Pacífico, advertí sobre la rapiña probable de la clase política, tan habitual ante las catástrofes; me dijeron, como ya señalé, en el colmo del absurdo que yo pretendía convertir a peña en hacedor de ciclones. No pude reír porque la tragedia acechaba, pero ahora entiendo: él ya se siente semidios, por la rendición de sus esbirros, y cree que la fe debe ponerse en él y no en el Altísimo en un pronunciamiento ateo y totalmente impertinente contra la devoción popular; ¿pues qué se ha creído el hombre de la banda convertido en bandolero del oeste?).
El señor peña se alza el cuello al decir que sus previsiones fueron el numen del éxito para evitar dramas mayores. No tiene derecho a ello porque fue la organización popular la que se impuso, como en 1985 tras los brutales sismos que hicieron colapsar a buena parte de la capital del país en el desastre urbano mayor de nuestro tiempo. Y ya pasaron treinta años de aquella tremenda sacudida que dio cauce a n inútil fondo para contingencias que sirvió, muy bien, para el reparto de dinero… entre los sinvergüenzas funcionarios públicos comenzando con el propio mandatario, entonces miguel de la madrid, el entreguista, quien fue rebasado, junto a la soldadesca, por la vibrante solidaridad de la ciudadanía. ¿Recuerdan a los “Topos”? Pues, como ellos, miles más –incluyendo al tenor Plácido Domingo-, rebasaron las estructuras del Estado que reaccionó tarde y mal, lo mismo durante todo el sexenio ominoso durante el cual se dio el primer “boom” del narcotráfico.
Todo ello, claro, bajo el flagelo de la impunidad que es azote contra el colectivo y vara de medir para los corruptos descastados, como lo han sido casi todos los mandatarios civiles desde que el general Manuel Ávila Camacho cedió la batuta al ladrón Miguel Alemán Valdés y sucesores. De allí el peligroso reclamo de algunos mandos castrenses para que los hilos del mando regresen a las manos de la elite militar sin soslayo, dicen, de la democracia. Sólo que, hasta este momento, en el pasado inmediato y el presente, todo gobierno con este sello se convierte en dictadura; el ejemplo lo tenemos en el golpista Augusto Pinochet, en Chile, quien en 1973 asesinó, aunque no fuera por su mano, al ilustre presidente Salvador Allende. Aquí ni siquiera tenemos ese privilegio: si se derroca a peña no habrá loas para él de ninguna clase lo que complica notoriamente la situación.
Y ya montados en el ferrocarril de la estulticia, acaso administrado por el Grupo México que se inventó Ferromex para simular la explotación a los mineros y los constantes asesinatos proveídos por los patrones que los mantienen en condiciones infrahumanas, aparece la figura del impresentable “chino” miguel ángel osorio chong, con una declaración insolente, inverosímil contraria a cualquier noción de la democracia:
–¡Ya basta de señalar (pri)mero al gobierno por lo que pasó en Ayotzinapa! No tuvimos nada que ver.
¡Miente, de manera descarada! Precisamente el ex gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, hombre académico y de izquierda, cuando aún ejercía el cargo de gobernador –lo hizo hasta hace una semana aproximadamente si bien fue sujetado de manos para NO proceder en contra de su predecesor, el criminal ángel aguirre rivero-, señaló al hidalguense osorio por haber fraguado la “toma” de la Normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa, lo que hubiera derivado en un baño de sangre con reminiscencias oscuras de la matanza de Tlatelolco. El entonces mandatario intentó frenarlo y tardó en convencer al presidente peña de la estulticia criminal que se preparaba para “desahogar” el conflicto con la siembra de terror. ¡Y todavía pretende el esbirro curarse en salud!
Sin duda, el nuevo gobernador, Héctor Astudillo Flores, no dará un solo paso –todos conocen su proclividad a las caravanas-, si no es con el aval de Los Pinos, la residencia infamada de Chapultepec. Es más probable que se incrimine a Ortega Martínez que a quien, sin duda, fue responsable de darle calor al matrimonio Abarca, los reyezuelos destronados de Iguala, al igual que los iconos de una izquierda convenenciera en donde es más sencillo entrar cuando se tiene historia de represor –como bartlett y salazar mendiguchía- que cuando, por lo menos, se ha leído a Martha Harnecker y su prontuario, o primeras nociones, sobre el socialismo. ¿Sabrá a quién me refiero Andrés Manuel o asumirá que esta crítica es irresponsable, banal y, por supuesto, guiada por las manos perversas de un gobierno al que repudiamos tanto como dice él que repele. ¡Basta ya de inventar calumnias sin sustento mientras no se responde a las preguntas difíciles, como la Ayotzinapa precisamente!