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De política y cosas peores
30/08/2018 – El niñito le preguntó a su padre: «¿Por qué cuando estás en la recámara con mi mamá la cama hace chirín chirrín?». El señor tosió, nervioso. Le dijo al pequeño: «¿Por qué quieres saber eso?». Respondió el niño: «Porque cuando está el vecino la cama hace: ¡cuaz! ¡whom! ¡zas! ¡paf! y ¡bonk!». Don Rutilio era fanático del rey de los deportes, el beisbol, tanto que por ver en la tele todos los partidos tenía en el abandono a su mujer. Las cosas llegaron a tal extremo que la señora le exigió que fuera con un consejero matrimonial. El especialista le dijo a don Rutilio: «Su esposa se queja de que usted no habla más que de beisbol». Respondió él: «Comete error al decir eso; está fuera de base, out; ponchada. No haga usted caso de esa rola». El obispo se dispuso a bendecir a las monjitas del convento de la Reverberación, que celebraban el aniversario de su orden. Todas se hincaron para recibir la bendición de Su Excelencia, menos sor Bette, que por sufrir dolores de columna no podía arrodillarse. «Hínquese, madre» -le pidió el jerarca. Sor Bette permaneció de pie. Molesto repitió el jerarca: «Hincada, madre». Y se enojó sor Bette: «Así con maldiciones menos me hinco». No figuro en el número de quienes piensan que el hecho de que López Obrador viaje en vuelo comercial es mera demagogia. Ignoro cuál sea ese número; puede ser el 17, el 425, el 936 o el 1052, pero sea cual fuere no figuro en él. Estoy convencido de que la actitud de AMLO es sincera; pienso que quiere proponer un ejemplo de austeridad y sencillez que haga contraste con la actitud soberbia de la inconsciente y dispendiosa casta política que en los últimos años ha tenido en las manos -y en los pies- a este país. No desconozco los inconvenientes de diverso orden que trae consigo eso de que el Presidente electo viaje como un pasajero común, pero creo que merece reconocimiento la actitud del futuro mandatario. Seguramente eso de someterse a las mismas molestias que al viajar sufrimos los demás mortales lo acercará a la gente y lo alejará de los nocivos sentimientos de superioridad que vuelven arrogantes a muchos de los que llegan a adquirir poder. Noto además que López Obrador viaja ligero de equipaje, y eso proyecta igualmente una imagen positiva. Por eso no figuro en el número de quienes piensan que el hecho de que viaje así es demagogia, ni figuraré en ese número aunque sea el 23, con el cual me gané en una rifa del colegio un cuadro de San Jorge y el dragón pintado al óleo por el hermano Pedro con tan poca fortuna que tuve que preguntarle cuál era San Jorge y cuál era el dragón. Un producto para quitar las manchas de la ropa ostentaba la marca Veloz, y sus fabricantes crearon para su publicidad un personaje con ese mismo nombre que ofrecía premios a las señoras que lo usaban. (Al producto, digo, no al personaje). Llegó a cierto domicilio el tal Veloz y le dijo a la señora de la casa tan pronto abrió la puerta: «Le daré 5 mil pesos si.». «¡Retírese inmediatamente! -exclamó llena de sobresalto la mujer-. ¡Mi marido no tarda en llegar!». «Soy Veloz» -aclaró el promotor. «Ah, bueno -se tranquilizó la señora-. Entonces pásele. Si es rapidito sí». El cuentecillo que sigue es de color subido. Don Algón, ejecutivo de empresa, fue al banco y retiró todos los fondos que tenía ahí. Al día siguiente volvió a depositarlos, y un día después los retiró otra vez, sólo para depositarlos de nuevo al día siguiente. El gerente del banco habló con él. Le dijo: «Don Algón: con tanto meter y sacar, meter y sacar, va usted a perder interés». Se quedó pensativo el empresario y luego dijo: «Quizá tenga razón. Lo mismo me pasó en mi matrimonio después de 20 años de casado». FIN.
MIRADOR.
Malbéne se describe a sí mismo como «un teólogo millennial». Eso, con sus heterodoxas opiniones, le atrae la malquerencia de algunos de sus compañeros.
He aquí lo que el polémico maestro de Lovaina dice en su último artículo para «Iter»:
«. En el evangelio de San Juan encuentro que Pedro, Judas y el discípulo amado son siempre mencionados juntos. Judas es el único de los apóstoles de Cristo que recibe de sus manos la comunión, y sólo a él da Jesús el título de amigo . Reflexionemos acerca de lo que todo eso significa. Quizá deberíamos ver a Judas con otros ojos con que lo hemos visto. ¿No cumpliría un encargo del Dios hecho hombre, a fin de que pudiera consumar su misión redentora? En todo caso, si en verdad creemos, hemos de creer que hasta el más grande pecador puede salvarse por el infinito amor de Dios.».
Seguramente estas palabras de Malbéne escandalizarán a aquéllos que gustan de escandalizarse.
¡Hasta mañana!…