Catón
26/03/18
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, ocupó con cierta amiguita suya una habitación de hotel. Después de sus abluciones en el baño olvidó cerrar el grifo, y mientras la pareja se entregaba a sus escarceos el agua empezó a filtrarse por el piso y a caer en la habitación de abajo. Por la ventana asomó la cabeza un airado individuo. “¡Oye, pendejo! -le gritó a Afrodiso-. ¡Cierra el grifo del agua! ¡Nos está cayendo acá abajo!”. Le demandó Pitongo: “Modere usted su lenguaje. Hay una dama en mi habitación”. Respondió el otro, iracundo: “¿Y qué crees que hay en la mía? ¿Un pato?”. En el bar una chica de cuerpo complaciente le comentó a la amiga que la acompañaba: “Siento que un par de copas me aumenta la potencia”. “¿La potencia? -se extrañó la amiga-. Eso es cosa de hombres, ¿no?”. “¿Dije potencia? -preguntó la otra-. Caramba, cuando bebo se me confunde siempre la o con la u”. (No le entendí). A propósito de confusión de letras recordé en este punto el caso de aquel hombre blanco que quería comprarles a los pieles rojas su extenso territorio. Pagaría, les ofreció, un centavo de dólar por acre. Le contestó el jefe indio: “¡Ojo de pato!”. También a él se le revolvían las vocales. Lo que le quiso decir fue: “¡Hijo de.!”. López Obrador actúa como si la elección de julio fuera un mero trámite que deberá cumplir antes de ocupar la Presidencia. Sus palabras y acciones, su actitud, muestran que desde ahora da por segura su victoria. Su certidumbre tiene base. Las encuestan lo favorecen por un amplio margen, y mientras él avanza con paso firme sus adversarios caminan dando tropezones. Casi no pasa día sin que nuevos conversos se sumen a sus filas atraídos por el incitante aroma de la victoria y por el tufo, más incitante aún, del presupuesto. Muchos que lo consideraban peligro para México ahora lo encuentran razonable, ecuánime, conciliador, y dicen que está muy cambiado, que ahora es otro y que ni sombra queda de aquél que otros tiempos mandó al diablo las instituciones, tomó el Paseo de la Reforma y se proclamó Presidente Legítimo. Entretanto sus rivales se debilitan. Meade ha cometido el error grave de asemejarse a los priistas, siendo que su atractivo mayor era no ser del PRI. Ricardo Anaya, por su parte, ha resentido los embates del Gobierno, que lo han debilitado y han favorecido a López Obrador hasta el punto en que se habla de un “Primor”, supuesto acuerdo entre el partido oficial y Morena por el cual los votos útiles del PRI serían para AMLO a cambio de impunidad garantizada para Peña Nieto y los suyos. Las fichas se le siguen acomodando a López Obrador. Quién sabe si eso sea para bien o para mal. Babalucas fue a una casa de mala nota. Le preguntó a la dueña: “¿Cuánto debo pagar por estar con una mujer?”. Le indicó la madama: “Depende del tiempo”. Contestó Babalucas: “Digamos con viento leve y cielo despejado”. En el autobús iba un sujeto sentado con las piernas muy abiertas. A su lado una señora se enojaba porque su pequeño hijo iba de pie. Le dijo al individuo: “Si cerrara usted las piernas mi niño podría sentarse”. Responde el incivil sujeto: “Y si usted hubiera hecho lo mismo no habría problema”… Un marido sospechaba de la fidelidad de su mujer. Así, secretamente instaló en la alcoba una cámara fotográfica automática. Sus sospechas eran fundadas. Al revisar la cámara vio a su esposa entregada a acrobacias eróticas diversas con un compadre suyo. Imprimió las fotografías; buscó al tal compadre y sin decir palabra se las mostró. El compadre las vio una a una y dijo: “En todas salimos bien, compadre. Si le compro dos juegos, uno para la comadre y otro para mí, ¿me hace usted precio?”.
Agencias