Nuestros Columnistas Nacionales
De política y cosas peores
Armando Fuentes
19/01/18
Don Languidio Pitocáido, señor de edad madura, hizo una visita urgente al doctor Ken Hosanna. Le dijo: «Me picó una avispa en mi parte varonil, y la traigo inflamada y dolorida. Quíteme el dolor, si es tan amable, y déjeme la inflamación». Empédocles Etílez, ebrio profesional, le dijo a Astatrasio Garrajarra, también asiduo bebedor: «Tengo problemas para dejar el alcohol». «No batalles -le sugirió Astatrasio-. Déjalo en mi casa». En el restorán el cliente le dijo a la guapa mesera: «Me traes de cabeza». La mujer pensó en demandarlo por acoso sexual, pero el hombre, viendo la carta de los tacos, completó: «También me traes de costilla, de lengua y de cachete». Las personas que son lo suficientemente sabias para dar consejos son también lo suficientemente sabias para no darlos. Un tipo le dio un consejo a su amigo. Éste le preguntó: «¿Sabes qué diferencia hay entre una pizza y el consejo que me acabas de dar?». El del consejo se desconcertó: «No lo sé». Le dijo el amigo: «La pizza sí la pedí». Una señora dio a luz en el hospital, y el marido fue de inmediato a su habitación. Ahí le preguntó al médico que la atendió: «Doctor: ¿cuánto tiempo deberé esperar antes de tener sexo con mi esposa?». En tono angustiado la señora le pidió al facultativo: «¡Por favor, doctor, dígale que al menos espere a que salga usted del cuarto!». Cada vez que digo algo bueno acerca de Enrique Peña Nieto el mundo se me viene encima con todo y El Moquetito, Tamaulipas. Aguanto, sin embargo. Peor me va cuando digo algo malo acerca de López Obrador. Entonces se me vienen encima todos los mundos. También eso lo aguanto, pues uno de los oficios del escribidor es resistir; resistir tanto los silbidos como los aplausos. Hoy diré acerca de Peña Nieto algo que no sé si sea bueno o malo. Diré que el Presidente puede perder la elección presidencial por patriotismo. Extraña paradoja es ésa que procuraré explicar. Pienso que Peña Nieto escogió a José Antonio Meade pensando en el bien de México, no en su propio interés ni en el de su partido. Creo también que Meade sería un magnífico presidente, mejor quizá que cualquiera de los que aspiran al cargo. Pero las cualidades que le sobran como eventual presidente de México le faltan como candidato en campaña, pues no hace promesas imposibles de cumplir ni dice mentiras. Es algo así como el reverso de Vicente Fox, que fue un extraordinario candidato y un presidente menos que regular. Peña Nieto escogió a Meade con visión de estadista que piensa en su país, no de político que mira sólo a la elección. Su decisión, que con un poco de entusiasmo podría calificarse de patriótica, no ha probado hasta ahora ser la mejor desde el punto de vista electoral. La mayoría de los ciudadanos votan por el candidato más estridente, no por el mejor. Un político diría: «Ganemos la elección, y luego ya veremos». En cambio Peña Nieto parece haber dicho: «Postulemos al que más cualidades reúne para ser buen presidente». Eso es pensar en México. Pero eso mismo, desgraciadamente, pone en riesgo el triunfo de su partido. Y -desgracia aún mayor- pone al país en riesgo. Espero equivocarme. Ahora véngaseme el mundo encima… Tetina, muchacha de busto generoso, le reclamó a su novio: «Me molesta que no apartes la mirada de mis bubis. Es lo único que me ves». «No es cierto» -negó el galán, enfático. «Sí lo es -reafirmó la chica-. A ver: ¿de qué color tengo los ojos?». Arriesgó el novio, cauteloso: «¿36 B?». Una mujer que era oficial de tránsito contrajo matrimonio. La noche de las bodas multó a su flamante esposo por exceso de velocidad, por no ponerse casco y por tomar la dirección equivocada. FIN.
MIRADOR.
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Tengo en la sala de mi casa una chimenea que cuando la enciendo podría hacer tórrida a Noruega. (La hipérbole es de Góngora).
Tengo un brandy mexicano -de Parras de la Fuente, en mi natal Coahuila- que puede rivalizar con cualquier coñac francés, y superarlo. (La hipérbole es mía).
Tengo un edredón de plumas que sólo cede a una mujer en eso de dar calor a una cama.
Tengo un abrigo de lana virgen que a pesar de serlo es muy caliente.
Tengo ahora ante mí una humeante taza de chocolate oaxaqueño que a cada trago que le doy parece que le he dado un trago al sol.
Tengo también conocimiento de que algunos indigentes han muerto de frío en este invierno.
Tengo vergüenza.
¡Hasta mañana!…