Armando Fuentes
13/11/17
«¿Engañas a tu marido?». Esa pregunta le hizo en el confesonario el padre Arsilio a doña Cacariola. Respondió ella: «¿Pos a quién más, padrecito?».Una señora comentó: «Mi esposo es mitad inglés y mitad irlandés». Dijo otra: «El mío es mitad escocés y mitad agua mineral». Doña Pasita y don Ruguito, casados por más de medio siglo, caminaban por el parque. Declaró él: «Mañana voy a ir con el ojista». Ella lo corrigió: «Querrás decir con el oculista «. «No -negó el viejito-. De ahí estoy bien». Doña Pasita hizo caso omiso del lapsus de su marido y acotó: «Haces bien en ir a que te revisen la vista. Últimamente he notado que no ves nada bien». «Claro que veo bien -se amoscó don Ruguito-. Por ejemplo, puedo ver que aquel gato que viene tiene un solo ojo». «Tiene dos -volvió a corregirlo la ancianita-. Y no viene: va». Rosibel le manifestó a don Algón: «Si quiere usted que yo sea su secretaria deberá pagarme 10 mil pesos por semana». Respondió el ejecutivo: «Con placer». Precisó la muchacha: «Con placer serían 15 mil». A la prima Celia Rima, versificadora de ocasión, se le ocurrió la siguiente cuarteta a propósito del destape que el PRI hará de su candidato a la Presidencia: «Opinó cierto señor: / Quiero conocerlo ya, / para saber quién será / su seguro perdedor «. Me parece que la prima Celia está adelantando vísperas al dar por segura la derrota del candidato priista en el 2018. Es cierto: López Obrador va adelante en las encuestas, pero también adelantaba por mucho a los demás aspirantes en el 2006 y el 2012. En estos procesos el tabasqueño suele hacer salida de jaca andaluza y llegada de mula manchega. No sería de extrañar que se repitiera el escenario. Pese a todo el PRI conserva la unidad y disciplina que lo han caracterizado desde su fundación. A más de eso cuenta con una estructura más sólida y mejor organizada que la de todos los partidos que en el mundo han sido, incluidos entre ellos los totalitarios del pasado siglo, que comparados con el Revolucionario son entes caóticos y anárquicos. Aindamáis, el PRI dispone de los recursos públicos, que por abajo de la mesa -y a veces no tan por abajo- le suministran los gobiernos emanados de sus filas. Pienso que la elección del Estado de México fue un ensayo general de la del próximo año. En la mexiquense los priistas pusieron en práctica todas sus artes legales, legaloides e ilegales para sacar adelante a su candidato. Si tal hicieron en una elección de gobernador, ¿qué no harán en la de presidente? Tienen en contra, sí, a la mayoría de los mexicanos, irritados por la ineficiencias y corrupciones que en estos años se han visto. Pero sucede que muchos de los enojados son opositores en las redes sociales, pero no en las urnas. Ahí es donde el voto duro del partidazo, añadido a sus trapacerías electorales, puede darle el triunfo. Desde luego en esto -como en todo- cualquier pronóstico es aventurado. Lo más seguro es considerar que digan lo que digan las encuestas no hay nada para nadie. Como dijo el clásico: esto no se acaba hasta que se acaba. Don Calendárico, señor de edad provecta, casó en segundas nupcias con Pompilia, mujer en flor de vida y buenas carnes. La noche de las bodas él vistió una piyama de franela azul con rayas azulitas, gorro de dormir y babuchas con forro de borrega, en tanto que Pompilia se le presentó luciendo un vaporoso negligé, brassiére de media copa, pantaletita crotchless, medias de malla negra con liguero y zapatos de tacón aguja. Él receló al verla así vestida -o desvestida-. Le preguntó, solemne: «¿Eres virgen?». «¿Por qué me lo preguntas? -replicó Pompilia-. ¿Vas a necesitar algún milagro?». FIN.
MIRADOR.
Me habría gustado conocer a María Conesa, «La gatita blanca».
Cantante y bailarina, fue gran estrella en los teatros de revista -el Arbeu, el Principal- del México de principios del pasado siglo.
Solía interpretar canciones picarescas: «Si tu esposo te engaña / no llores, dejalé, / y córtale el bigote / cuando dormido esté. / Y algo más también / que no puedo decir, / y algo más también / que no he de repetir».
Y sin embargo era católica devota. Cuando estalló el conflicto religioso y los templos cerraron sus puertas, la Conesa hacía oficiar misas clandestinas en su casa. ¡Y estaba casada con el general José Álvarez, subjefe del Estado Mayor Presidencial de Calles, el mayor adversario de la Iglesia!
Terminado el oficio la artista regaba en el piso perfumes franceses a fin de quitar el olor a incienso que quedaba después de la celebración, y que su marido no la descubriera.
Me habría gustado conocer a «La gatita blanca».
Era libre en el escenario. Y era libre también en la vida.
¡Hasta mañana!…