Armando Fuentes
21/05/2017
CIUDAD DE MÉXICO 20-May .- «¡Granillera! ¡Enquillotrada! ¡Calvadora!». Esos tres sonorosos adjetivos se los espetó don Astasio, cornígero marido, a su esposa Facilisa cuando la sorprendió en trance de adulterio con un desconocido. Tales voquibles, entre los muchos que hay para pesiar a la mujer liviana, los sacó de sus lecturas de la novela picaresca del Siglo de Oro español. Como no pudo aprenderlos de memoria los apuntó en una libreta y los leyó frente a la pecatriz y el hombre con quien en ese momento estaba entrepernada. «Astasio -le dijo ella con tono admonitorio-. No es de buena educación ponerse a leer delante de las visitas». El restorán «Los optimismos de Leopardi» estaba lleno de señoras. En eso entró un sujeto a cuya vista las mujeres prorrumpieron en gritos de espanto: por la bragueta del individuo asomaba la cabeza una serpiente. «Tranquilas, señoras mías -habló el fulano-. La víbora es de plástico. Sin embargo el sobresalto que causó en ustedes me brinda la ocasión de presentarme y ponerme a sus órdenes. Soy Jocko Gamesio, fabricante de bromas y juegos para despedidas de soltera y fiestas en general». Facilda Lasestas fue a confesarse con el padre Arsilio. Le dijo que había pecado contra el sexto mandamiento, y añadió: «Lo hice por debilidad, señor cura». Replicó el buen sacerdote: «¿Y me vas a decir que la pija es vitamínica?». Himenia Camafría, madura señorita soltera, y Celiberia Sinvarón, su amiguita, decidieron poner un negocio de pollos. Para tal efecto fueron a una granja y le pidieron al dueño que les vendiera diez gallinas y diez gallos. «Señoritas -les advirtió el granjero-, para diez gallinas con un solo gallo tienen». «Queremos diez -insistió la señorita Himenia-. Gallinero sí; promiscuidades no». «Mi hijo es de cepa» -le dijo doña Panoplia de Altopedo, dama de sociedad, a su nueva vecina. «El mío también -replicó la fulana-. De sepa la.». Don Poseidón, propietario rural, se escandalizó cuando el botones del hotel le dijo que conseguir una muchacha para llevarla a su cuarto le costaría mil 500 pesos. «¡Mil 500 pesos! -bufó el vejancón-. ¡Joder, en mi pueblo puedo conseguirme una muchacha por un par de medias!». Le preguntó el botones: «¿Entonces a qué viene a la ciudad?». Repuso don Poseidón: «A comprar medias». El buen Jesús y San Pedro jugaban una partidita de póquer en el cielo. El apóstol de las llaves mostró su juego: cuatro ases. Iba ya a retirar el dinero de la apuesta cuando el Maestro mostró el suyo: cinco ases. «Señor -le dijo San Pedro en tono rencoroso-. Como milagro está muy bien, pero como póquer son chingaderas». Avaricio Cenaoscuras, hombre ruin y cicatero, no le daba dinero a su mujer para la comida. Cuando ella le pedía el gasto le decía: «El dinero no cuenta en esta vida. Lo que vale es el amor. Dinero no te daré, pero amor sí». Así diciendo la llevaba a la cama, y luego se iba con sus amigotes. Cierto día llegó el cutre a su casa y vio la mesa del comedor llena de cosas exquisitas. Había en ella caviar, champaña, y hasta pan de pulque de Saltillo. «¿De dónde salió todo eso?» -le preguntó pasmado. Contestó la señora: «Lo trajo el abarrotero de la esquina». Inquirió el avaro: «Y ¿con qué le pagaste?». Respondió ella: «Con lo mismo que me das tú en vez de dinero». Don Calendárico, señor de mucha edad, le dijo a don Geroncio, igualmente rico en años: «Tú y yo pertenecemos al Club de los Tejanos». «¿Qué club es ése?» -se extrañó el otro. Replicó don Calendárico: «Es el de aquellos que al hacer pipí tenemos que ponernos una teja ahí para no mojarnos los zapatos». FIN.
MIRADOR
Historias de la creación del mundo.
El Señor se preocupó bastante: estaba creciendo mucho el número de ateos en el mundo.
Entonces les organizó un tour.
Los llevó primero a ver un amanecer. Luego un crepúsculo. Después les mostró el cielo estrellado. En seguida los hizo ver el mar en toda su majestuosa inmensidad. Les enseñó a continuación un colibrí. Finalmente les pidió que contemplaran la maravilla que es su cuerpo y el misterio que es su alma.
Aun así los ateos no creyeron
Y dijo entonces el Señor con acento pesaroso:
-¡Caramba! ¡Nadie es profeta en su tierra!
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
«. Elección presidencial en Francia.».
Los franceses viven ya
con un nuevo presidente.
(Eso es precisamente
lo que queremos acá).