Armando Fuentes
02/04/2017
CIUDAD DE MÉXICO 1-Abr .- El padre Arsilio estaba confesando. Llegó una voluptuosa morena de esculturales formas, bien puesta de pitones, si me es permitido ese símil tauromáquico, y dueña de exuberante nalgatorio. «Acúsome, padre -dijo-, de que cuando veo a un hombre, cualquier hombre, siento el deseo de que me haga el amor tres veces seguidas». «Hija -suspiró el buen sacerdote-. Tendrás que ir a otra parroquia. Yo ya no te las completo». Rosibel y su marido se divorciaron. Una amiga le preguntó por qué. Ella le respondió, molesta: «¿Te gustaría vivir con una persona irresponsable, que tuviera el vicio del juego, que todas las noches se saliera de la casa para ir a los antros y que para colmo te pusiera el cuerno?». «Claro que no» -contestó la amiga. Declaró entonces Rosibel, mohína: «A mi esposo tampoco le gustó». Pepito le dijo a su primo Macarito: «Yo tengo 5 años. ¿Cuántos tienes tú?». Manifestó el pequeño: «No lo sé». Le preguntó Pepito: «¿Ya te atraen las mujeres?». Contestó el niño: «No». Le informó Pepito: «Entonces tienes 4 años». Hubo una zacapela en la zona roja del pueblo. El juez interrogó a una de las suripantas: «¿Vio usted cuando el acusado le clavó la navaja al herido en la trifulca?». «Sí lo vi, señor juez -respondió la mujer-. Pero no se la clavó en la trifulca: se la clavó entre la trifulca y el ombligo». Doña Macalota, la esposa de don Chinguetas, tenía una criadita a la que apreciaba mucho, de nombre Famulina. Un día la muchacha le anunció que se iba. «¿Por qué?» -le preguntó consternada doña Macalota. Explicó la criadita: «Hallé una casa donde los hombres me van a pagar por hacerme lo mismo que el señor me hace aquí de gratis». Un indocumentado mexicano logró cruzar el río Bravo y se internó en Texas. Le envió un mensaje a su mujer. «Ya llegué a Dallas». Con otro mensaje contestó ella: «Manda dinero. Yo también ya estoy llegando a lo mismo». Rosilita, equivalente femenino de Pepito, le dijo a su papá: «Ya sé por qué las mujeres tenemos mucho cabello». «¿Por qué?» -quiso saber el padre. Contestó Rosilita: «Para poder engañar a los hombres». «¡Cómo! -se azoró el señor-. ¿Por qué dices eso?». Explicó la niña: «Oí que mi tía Pisca le contó a mi mami: Estaba con mi novio en la recámara y llegó mi marido. Mi novio se escondió en el clóset, y cuando Cornuto se durmió pudo salir sin que él se diera cuenta. ¡Me salvé por un pelito! «. Un individuo subió al autobús. Llevaba en los brazos a dos lindos bebés. «¡Qué hermosos niños! -lo felicitó una pasajera-. ¿Son sus hijitos?». «No, señora -respondió malhumorado el tipo-. Trabajo en una fábrica de condones, y estas criaturas son reclamaciones». Llegó un tipo al infierno y preguntó por su esposa. «Aquí no hay mujeres -le informó Lucifer-. Todas se van al cielo». «¿Ah sí? -dudó el recién llegado-. Y esos cuernos tuyos ¿qué? ¿Te los compraste en el supermercado?». «Mi padre mantiene dos esposas». «¿Es bígamo?». «No. Mantiene a la suya y a la mía». En el antiguo manicomio de La Castañeda dos locos se tomaron a golpes porque ambos decían ser Napoleón Bonaparte. El director los amonestó. Les dijo: «Éste no es lugar para hacer locuras. No toleraré otro pleito entre ustedes. Dialoguen; pónganse de acuerdo y determinen cuál de los dos es Napoleón». Pasó media hora, y uno de los locos regresó a la oficina. Le informó al director: «Hemos llegado a un arreglo. En adelante el otro será Napoleón. Tiene un poder bárbaro de convencimiento». Preguntó el director: «¿Te convenció de que él es Napoleón?». «No sólo eso -respondió el orate inclinando púdicamente la cabeza-. También me convenció de que yo sea Josefina». FIN.
MIRADOR
Historias de la creación del mundo.
Dios hizo a Mozart, a Beethoven y a Bach.
Hizo a San Francisco de Asís, a San Martín de Porres y a Santa Teresa de Calcuta.
Hizo a Fra Angélico, al Greco y a Van Gogh.
Hizo a Copérnico, a Darwin y a Einstein.
Por su parte el demonio hizo a Calígula, a Tiberio y a Nerón.
Hizo a Atila, a Gengis Khan y a Napoleón.
Hizo a Torquemada, a Lucrecia Borgia y a Papa Doc.
Hizo a Hitler, a Mussolini y a Trump.
Les preguntó el Espíritu:
-¿Cómo hicieron a esas criaturas?
Explicó Dios:
-Las hice a mi imagen y semejanza.
Dijo el demonio:
-Yo también.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
«. Sube el valor de las casas.».
«Ese fenómeno explica
-reflexionó una señora-
por qué los hombres de ahora
ya no tienen casa chica».