DE POLITICA Y COSAS PEORES

Armando Fuentes

28/08/2016

Dos sujetos bebían en el bar, y empezaron a intercambiar confidencias acerca de sus respectivas vidas conyugales. Uno le preguntó al otro: «¿Tu esposa grita al hacer el amor?». «Vaya que si grita -respondió el otro-. Algunas noches salgo a caminar al parque de la colonia, que está a dos cuadras de la casa, y hasta allá oigo sus gritos». Er Niño del Cormao, torero de cartel, tomó la muleta y el estoque y con paso gallardo fue a los medios de la plaza. Ahí lo aguardaba, amenazante y fiero, el quinto de la tarde, un guapo mozo de Miura, negro bragado, botinero, astifino, de 550 kilos de peso, llamado Insulero. Después de una valiente y artística faena el diestro se perfiló para la suerte final. En los tendidos se hizo un profundo silencio, pues el toro se había mostrado peligroso a todo lo largo de la lidia. Ya se disponía Er Niño a intentar un volapié, riesgoso lance si los hay, cuando se le acercó un hombrecito de traje gris, sombrero y portafolios que había entrado al ruedo sin que nadie se percatara, y le dijo: «Creo que éste es el mejor momento, matador, para ofrecerle un seguro de vida». Doña Jodoncia le informó a don Martiriano, su marido: «Ahora que vamos a cumplir 25 años de casados renovaremos nuestros votos». Preguntó él, esperanzado: «¿Qué ya expiraron?». Diez cosas que los hombres saben acerca de las mujeres: 1-.. 2-.. 3-.. 4-.. 5-.. 6-.. 7-.. 8-.. 9-.. 10-. Tienen bubis. Le preguntó el juez al fiscal: «¿Quiere usted decir que este hombre golpeó ferozmente a su esposa en un salón de baile, y luego la estranguló con saña en presencia de 500 personas, y sin que nadie interviniera?». «Sí, señor juez -respondió el fiscal-. La gente pensó que estaban bailando un tango». Una destacada científica asistió a una convención, y en el bar del hotel acertó a entablar amistosa charla con una dama cuya profesión se adivinaba a primera vista. Le preguntó la científica, curiosa: «¿Cuánto ganas al mes en tu oficio?». Respondió la call girl: «Un promedio de 200 mil pesos, después de gastos». «¡200 mil pesos! -se asombró la otra-. ¡Yo soy maestra en ciencias, y no gano ni la mitad de eso!». Dijo la dama de la noche: «Yo tampoco lo ganaba cuando era doctora en matemáticas». El niñito le preguntó a su padre: «Papi: ¿cómo es el otro lado de la Luna?». El papá sonrió, orgulloso: al parecer su hijo pensaba que él lo sabía todo. Quiso saber: «¿Por qué me preguntas eso?». Explicó el pequeñín: «Es que mi mami le dijo al vecino: Ni te preocupes. Mi marido no se dará cuenta de nada; siempre está en la Luna «. Doña Macalota le comentó a su esposo don Chinguetas: «Fui con el médico, y traigo dos noticias, una mala y una buena. Estoy perdiendo la voz». Inquirió don Chinguetas: «Y ¿cuál es la mala noticia?». El juzgador interrogó a la acusada: «¿Por qué si tenía usted una pistola, un rifle y una escopeta, mató a su marido con arco y flecha?». Explicó la mujer: «Me dio lástima despertar a los niños». Un majadero tipo le dijo a su esposa: «¿Para qué compras brassiéres, si no tienes nada qué poner en ellos?». Le contestó la señora: «Tú también compras calzones ¿no?». Impericio llegó a su casa. Iba animado por tres o cuatro copas que se había tomado, de modo que le dijo a su mujer: «¡Te voy a hacer el amor como nunca antes te lo he hecho!». Respondió ella entusiasmada: «¿Bien?». En el baño de vapor del club uno de los socios le preguntó con admiración y envidia a otro que estaba excepcionalmente bien dotado: «¿Cómo le hiciste para tener eso?». Explicó el interrogado: «Provengo de familia pobre, y cuando era niño no tenía otra cosa con qué jugar». FIN.

MIRADOR

Historias de la creación del mundo.
Terminó el Diluvio, y el arca de Noé se posó en la cima del monte Ararat.
El patriarca envió a un cuervo a fin de saber si la tierra se había secado ya. El cuervo regresó, pues la tierra aún no estaba enjuta.
Luego Noé envió a una paloma. Volvió la paloma trayendo en el pico una hoja de olivo. Luego voló otra vez y no regresó ya. Así supo Noé que podía ya bajar del arca con su mujer, sus hijos y las esposas de éstos, y con todas las criaturas que en pareja habían ido con él.
Entonces el patriarca ofreció al Señor un holocausto, para lo cual sacrificó a un ave limpia y a un animal limpio.
¿Qué animal y qué ave fueron ésos? Nunca lo sabremos. Son los primeros que se extinguieron por causa de los hombres. Y se extinguieron por un motivo religioso. Cuidado con los motivos religiosos.
¡Hasta mañana!…

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