De política y cosas peores

Armando Fuentes

15/05/2016

CIUDAD DE MÉXICO 14-May .- Don Algón, maduro ejecutivo, estaba en su privado cuando se apareció en él su linda secretaria. La muchacha le puso el pestillo a la puerta y con sonrisa provocadora y sinuosos movimientos empezó a desabotonarse la leve blusa de organdí. Don Algón le dijo con voz que apenas se escuchó: «Es inútil, señorita Rosibel. Todavía no me repongo del aumento de sueldo que le di ayer». Hay frases que son inoportunas en determinadas ocasiones. Por ejemplo, en un bautizo no se deben decir cosas como éstas: «¿Lo van a donar a la ciencia?»; «¡Qué mala es la gente! ¡No es tan feo como dicen!», o: «¿De veras lo van a conservar?». En un funeral no se debe decir: «¡Muchos días de éstos!»; «¡Y dicen que mala hierba nunca muere!», o: «El muerto al pozo y el vivo al gozo. ¿Nos vemos a la noche, comadrita?». Y en una noche de bodas ella no debe decir: «¿Y mi dinero?». Y él no debe decir: «Para ser noche de estreno la entrada estuvo muy floja». Un político de pueblo iba a ir a un baile de disfraces. Le preguntó a su guardaespaldas: «¿Qué disfraz crees que debo llevar, pensando en mi seguridad?». Respondió el guarura: «Disfrácese de nieto de p. Si se disfraza de hijo todos lo van a reconocer». Don Figareto, el barbero del lugar, le dijo al gendarme del barrio que un cliente se había ido sin pagarle. Inquirió el jenízaro: «¿Tiene alguna seña particular?». «Sí -contestó el rapabarbas-. Lleva una herida en la mejilla y una oreja a medio cortar». En El Ensalivadero, romántico sitio al que las parejitas iban en automóvil por las noches, Babalucas quiso llevar a su dulcinea al asiento trasero del coche. Ella le dijo: «Esta noche no podemos hacerlo, Baba. Se me olvidó tomar la píldora». «No te preocupes -la tranquilizó el badulaque-. Pensé que se te iba a olvidar, de modo que yo me la tomé por ti». Lady Loosebloomers, la esposa de lord Feebledick, profesaba ideas socialistas. Las contrajo en la lectura de las obras de mister Bernard Shaw, escritor por quien sentía una afición impropia de su elevada condición social. Fiel a su igualitarismo milady no hacía distinción de personas: lo mismo yogaba con lord Highrump, perteneciente al partido de los tories, que con lord Ironprick, ferviente partidario de los whigs. En su casa hacía igual: este día se refocilaba con James, el altivo mayordomo que decía descender de Oliver Cromwell, y al siguiente yacía con Wellh Ung, el rudo gañán encargado de la cría de faisanes, que ni siquiera sabía quién era su padre. Merece felicitación lady Loosebloomers. ¡Qué bonito es el socialismo democrático! Cierto día su marido, lord Feebledick, llegó a su casa después de un breve viaje que hizo a Londres. Al entrar en la alcoba vio su mujer en el lecho conyugal con el reverendo Cunny Lingus, pastor de la Antigua Iglesia Nueva, autor del bestseller «En alas de los ángeles», libro de profunda devoción. Antes de que lord Feebledick pudiera abrir la boca le dijo lady Loosebloomers: «Y para mañana tengo ya apalabrado a un ateo». Digna de alabanza, lo dije ya, es milady: su sentido de la imparcialidad es admirable. «¡Naranjas y higos!» -gritaba el vendedor callejero de fruta. Desde una ventana del décimo piso lo llamó una mujer: «Venga, buen hombre. No hay elevador, pero use la escalera». Subió el frutero con la pesada canasta que cargaba. Cuando llegó, jadeante y sudoroso, le dijo la mujer: «No quiero fruta. Lo llamé para indicarle que no debe decir: naranjas y higos . Diga: Naranjas e higos «. «Señora -respondió el sujeto conteniendo la ira-, es usted una caborona e hija de la retostada». Don Valetu di Nario, señor de edad muy avanzada, hizo el amor con Dulcifina, mujer en flor de edad. Después del correspondiente pago ella preguntó, interesada: «¿Cuándo lo hacemos otra vez?». Respondió con feble voz el carcamal: «Tú dime el día y el mes. Yo te diré el año». FIN.

MIRADOR

Historias de la creación del mundo.
El diluvio iba a llegar. El cielo estaba lleno de nubes de tormenta, y se escuchaba cerca el retumbar del trueno.
Apresuradamente acabó Noé de hacer el arca, pese a que su mujer le decía una y otra vez:
-Ya deja esa tontería. ¿No ves que va a llover?
Cuando cayeron las primeras gotas el patriarca abrió la puerta de la nave e hizo subir a ella a las parejas de animales.
Después que hubieron entrado todas las criaturas subió Noé al arca con su mujer, sus hijos y las esposas de sus hijos.
Dijeron con disgusto entre sí los animales:
-¡Caramba! ¡Tan bien que estábamos antes de que subieran éstos!
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS

«. Un norteamericano le dio una bofetada a un hombre una cantina.».
Tras de sufrir el revés
la víctima dijo así:
«Claro, no le respondí
porque no sé hablar inglés».

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