Armando Fuentes
03/04/2016
CIUDAD DE MÉXICO 2-Abr .- El joven sacerdote trabajó tanto que empezó a mostrar claras señales de extenuación mental. Preocupado por su salud, el cura de la parroquia lo hizo ir a la consulta del doctor Duerf, célebre analista. Después de interrogarlo le dijo el psiquiatra: «Sufre usted un severo caso de surmenage o estrés. Necesita relajarse por completo. Vaya a algún sitio donde nadie lo conozca y libere todos sus impulsos, incluso los carnales. Mejor dicho, principalmente los carnales. Sólo de esa manera evitará un trastorno mental irreparable». El curita, siguiendo la recomendación del médico, fue a una playa de moda. En el bar del hotel conoció a una chica, y a partir de ese conocimiento todo fue andar con ella en la playa, en la disco y en todo lo demás. Principalmente en todo lo demás. Cuando llegó el final de sus vacaciones fue a despedirse de la bella muchacha. «Que le vaya muy bien, padre » -le dice ella-. El cura se sorprendió. «¿Cómo sabes que soy sacerdote? -le preguntó estupefacto e inquieto al mismo tiempo. Respondió ella: «No se preocupe, padre.Yo soy Sor Reverberación de Cafarnaúm, y también sufría de surmenage o estrés. Nos atendió el mismo siquiatra». Luego está el caso del actor al que le ofrecieron un papel en una película porno. Al final de cuentas no lo hizo: su parte era muy pequeña… Un tipo contó con orgullo en el bar: «Mi papá se ganó 18 medallas en la guerra». Preguntó uno, admirado: «¿Era muy valiente?». «No, -aclaró el otro-. Jugaba muy bien al póquer». El señor, preocupado porque su hija en edad de merecer no subía a su recámara, le preguntó a la criadita de la casa: «¿Está todavía Rosibel en la sala con su novio?». Respondió la mucama: «Todavía están ahí, señor». Inquirió el paterfamilias: «Y ¿están platicando, o qué?». Contestó la criadita: «Más bien están o qué». El reo fue condenado a la silla eléctrica. Cuando lo llevaban al sitio de la ejecución un policía le preguntó: «¿Tienes miedo?». «Sí, -replicó el sujeto con temblorosa voz-. Como es la primera vez.». «Díganme, niños -preguntó en la escuela el profesor-. ¿Cuál es la diferencia entre ignorancia e indiferencia?». Respondió Pepito: «No sé, y me vale»… Entró en la taberna un pirata de feroz aspecto. Lucía una gran barba roja; un parche le cubría un ojo; caminaba apoyándose en una pata de palo, y en vez de mano derecha tenía un agudo gancho de metal. Lo primero que hizo fue ir al baño, WC, toilet, aseo mingitorio o pipisrúm de la taberna. Pasó un rato. De pronto se escuchó un horrible alarido de dolor. Ante el espanto de los presentes salió el pirata dando grandes saltos y profiriendo lastimeros gritos. Le preguntó, asustado, el tabernero: «¿Qué le pasó, señor pirata?». «¡Ay, ay, ay, ay! -gimió el pirata-. ¡Apenas ayer me pusieron este desgraciado gancho, y se me olvidó que lo traía!». Casó Simpliciano, doncel cándido, con Pirulina, muchacha pizpireta. De luna de miel iban a ir primero a la Ciudad de México y después a Cancún. A los cinco días la chica llama por teléfono a su casa. «¿Qué tal, hijita? -le preguntó su mamá-. ¿Ya están en Cancún?». «Yo sí, mami -respondió ella molesta-. Simpliciano todavía está en Babia». Se trataba de clavar unos postes. Al final del día la cuadrilla de Babalucas puso. «¿Tres nada más? -se atufó el capataz-. Los de la otra cuadrilla clavaron treinta». «Sí -admitió Babalucas-. Pero los dejaron todos salidos». El maestro de Ciencias Sociales preguntó «¿Qué es derecho?». Respondió Pepito: «Sin agua mineral». La esposa de Inepcio, hombre sin artes ni ciencias del amor, le dijo a su inexperto marido: «Me gustaría hacer el amor contigo en una cama de faquir, de ésas que tienen clavos». «¿Para qué? -se asombró Inepcio-. Respondió con secura la mujer: «Para ver si así siento algo»… La linda Rosibel le dijo al tonto boquirrubio que la asediaba: «Importunio: ¿qué te parecería un paseo en tu automóvil?». «¡Fantástico!» -se alegró el pavitonto. «Pues ve -le dijo Rosibel-. Por mí no te detengas». Doña Macalota llegó de un viaje antes de lo esperado y encontró a su marido bajo la ducha acompañado de la guapa vecina de al lado. Don Chinguetas no se turbó nada al ver a su mujer. Le dijo con alegre voz: «¡Hola, Macalota! ¡La vecinita y yo decidimos iniciar una campaña para ahorrar agua!»… FIN.
MIRADOR
Historias de la creación del mundo.
El Dios del Antiguo Testamento es riguroso y cruel.
No perdona las culpas de los hombres.
Con sañuda venganza envía terribles castigos sobre ellos: inunda el mundo; incendia ciudades; manda terribles plagas destructoras.
En cambio el Dios del Nuevo Testamento es un Dios de perdón.
Todo en él es bondad y mansedumbre; todo en él es amor.
Creo saber la causa de esa diferencia.
El Dios del Antiguo testamento no conoció una madre; el del Nuevo Testamento sí.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
«Una chica dio a luz
un bebé pelirrojo que
llamó mucho la atención».
Le preguntó un enfermero:
«El papá ¿es pelirrojo?»
«No sé -dijo ella en sonrojo-.
Nunca se quitó el sombrero».