Nuestros Columnistas Nacionales


De política y cosas peores


Armando Fuentes Aguirre

18/02/15

Pirulina rompió su compromiso con Simpliciano. Le dijo: «Mis sentimientos hacia ti han cambiado». «Está bien -se resignó el infeliz-. Entonces devuélveme mi anillo». «¡Ah no! -protestó ella-. Mis sentimientos hacia el anillo no han cambiado». Aquel pobre hombre tenía un complejo de inferioridad tan grande que escribió su autobiografía y no se puso en ella. A doña Macalota no le gustaba ninguna de las novias que su hijo le llevaba a presentar. Un amigo del muchacho le recomendó: «Búscate una chica que se parezca a tu mamá. Seguramente ésa será de su agrado». Unas semanas después el hijo de la fiera mujer le comunicó a su amigo que había encontrado una joven muy parecida a su madre. Preguntó el amigo: «Y ¿le gustó a tu mamá?». «Mucho -respondió el otro-. Pero mi padre la odió a primera vista». En el lenguaje de los signos un foco rojo puede tener varios significados. El rojo del semáforo nos dice que debemos detenernos. He ahí un ejemplo del contrato social que describió Rousseau: yo me detengo ante el semáforo en rojo para que pases tú, y confío en que tú harás lo mismo para que pase yo. En los tiempos en que las casas de mala nota debían indicar que lo eran, un foco rojo proclamaba la calidad del establecimiento. Babalucas no pudo entrar en una de esas casas porque en toda la noche el foco no cambió a verde. En otro contexto un foco rojo puede ser anuncio de peligro. Si yo fuera dirigente nacional del PRI le pediría permiso al señor Presidente para encender focos rojos en Sonora y Nuevo León. Efectivamente, en ambos estados peligra el partido del gobierno en la elección de gobernador. Muchos sonorenses consideran difícil el triunfo de la priista Claudia Pavlovich frente al panista Javier Gándara, tanto que se habla de un arreglo cupular por el cual el PRI cedería al PAN la gubernatura de Sonora, y a cambio de eso Acción Nacional apoyaría tales o cuales iniciativas presidenciales o priistas, que en última instancia vienen a ser la misma cosa. Por lo que hace a Nuevo León, el sorpresivo triunfo de Felipe de Jesús Cantú en la elección interna del partido blanquiazul puso al PRI contra la pared, pues los estrategas tricolores dieron por seguro que la candidata panista será Margarita Arellanes, y en esa creencia designaron a una mujer como candidata. El éste les salió por la tirata, si me es permitida esa rima involuntaria, y ahora Ivonne Álvarez, la abanderada priista, deberá enfrentar a un fuerte candidato del PAN. Desde luego ni en Sonora ni en Nuevo León se debe menospreciar el eficiente aparato electoral con que el PRI cuenta. Además estará claro que el partido oficial echará toda la carne al asador en esos dos estados a fin de alzarse con la victoria. Para sus candidatas, sin embargo, la elección estará lejos de ser un día de campo. No me atrevo a hacer pronósticos, primero por lo parejas que se ven ambas contiendas, y segundamente porque el último pronóstico que hice fue para vaticinar la victoria de Napoleón en Waterloo. Interesante vocablo es «uebos». Significa algo que es necesario para tal o cual propósito. No se usa ya esa palabra, pero la empleó en cierta ocasión una ancianita. Se presentó en la sede del Banco de América y Europa acompañada por una amiga, y pidió hablar con el director general de la institución, pues quería hacer un depósito importante. La recibió el funcionario, que no pudo contener una sonrisa cuando se enteró de la cantidad que la viejecita quería depositar: mil pesos. «¿Son todos sus ahorros?» -le preguntó, condescendiente. «Oh no -repuso la anciana-. Es el dinero de una apuesta que gané. A mí, sabe usted, me gusta mucho apostar, y casi siempre gano mis apuestas. Por ejemplo, le apuesto esos mil pesos a que tiene usted los testículos cuadrados». El director pensó que ésa era una buena oportunidad para darle a la mujeruca una lección, y aceptó la apuesta. Pidió la viejecita: «Permítame entonces palparle la mencionada parte». Lo hizo y confesó: «Me equivoqué. Los tiene igual que todos». Le dijo el banquero: «Perdió la apuesta, entonces». Replicó la ancianita: «Por el contrario, la gané. Le aposté a mi amiga 10 mil pesos a que 15 minutos después de entrar aquí tendría al director general del Banco de América y Europa agarrado de los uebos». FIN.

MIRADOR.
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Un hombre completamente calvo entró en una peluquería, pues vio en la puerta el anuncio de una loción maravillosa que hacía salir el pelo en unos cuantos días. Al parecer el peluquero era demostración de que el producto funcionaba, pues lucía una abundante cabellera rizada.
El recién llegado le prometió al fígaro:
-Independientemente de lo que cuesta la loción le daré 5 mil pesos si hace que mi cabeza tenga tanto cabello como la suya.
De inmediato el peluquero procedió a raparse.
La historieta contiene una enseñanza: no es lo mismo lo racional que lo razonable. En términos de pura razón el de la peluquería tenía derecho a cobrar aquella suma. A la luz de lo razonable, sin embargo, lo que hizo fue un engaño.
La vida no se funda en lo racional. Es demasiado rica para ceñirse a los dictados de la lógica. Más que racionales debemos ser razonables. De esa fiebre llamada razón pura puede curarnos un remedio cuyo nombre es sentido común.
¡Hasta mañana!…

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