De política y cosas peores

Armando Fuentes

13/02/16

Empezó la noche nupcial. Él se acercó mimosamente a ella y le dijo con romántico acento: «¿Recuerdas, mi amor, cómo nos conocimos?». «Sí -respondió ella, evocadora-. Subí al autobús, y al verme inmediatamente me cediste tu asiento». Dijo él: «Pues mira las vueltas que da la vida. Ahora te toca a ti cederme el tuyo». La chica que estudiaba Medicina le contó a su abuelita: «Tuve examen de Anatomía con tres maestros. Me tocaron los órganos sexuales». Preguntó con alarma la ancianita: «¿Y los denunciaste?». Llegó el señor de un viaje y se apuró al ver que su hijito lloraba desconsoladamente. «¿Por qué lloras?» -le preguntó. Respondió el niño entre sus lágrimas: «Porque mi mami ya no tiene alma». Preguntó el padre: «¿Por qué dices eso?». Explicó el pequeño: «Antes de que entraras estaba aquí el vecino. Cuando te oyó llegar saltó por la ventana, y oí que mi mamá le dijo: ¡Adiós, mi alma! «. El dispendio es una de las notas características de nuestra vida pública. Los políticos derrochan el dinero con inconsciencia e irresponsabilidad. Nunca se detienen a pensar que los recursos que dilapidan son fruto del trabajo de los mexicanos. Es inconcebible que en un país habitado en su mayoría por pobres quienes detentan el poder dispongan de ingentes cantidades de dinero de cuyo uso ni siquiera tienen que rendir cuenta cabal. País paupérrimo con políticos que se dan vida de sultanes. La palabra «austeridad» es desconocida en las altas esferas de poder. Y también en las bajas, pues hasta el vice sub ayudante suplente de interino temporal de oficial cuarto de la mesa 115 transitoria goza las mieles del erario sin aportar a cambio esfuerzo alguno, integrante como es de una inmensa burocracia en su mayor parte improductiva. Por eso en México los contribuyentes pagan de mala gana sus impuestos. Eso sucede en todos los países, sí, pero aquí nuestro disgusto crece porque raras veces vemos que lo que pagamos al fisco se convierta en obras de beneficio para la comunidad. Gran parte de él se destina a sostener el gravoso aparato político y electoral que padecemos. Menos política y más administración es lo que necesitamos. ¿Tendremos eso alguna vez?… Tu pregunta, inane escribidor, ha dejado en suspenso a la República. Ea, calma su desasosiego con el relato de otros cuentecillos, y luego haz el obligado mutis. Decía un ruin sujeto: «Es mejor salir con mujeres jóvenes. Tienen menos historias aburridas qué contar». Llegaron los recién casados al hotel donde pasarían la noche de bodas. Les preguntó el encargado: «¿Quieren cama matrimonial o king size?». Respondió el novio: «Matrimonial, desde luego». «No -opuso la flamante desposada-. Denos un cuarto con cama king size». El muchacho se asombró: «Pero, mi cielo, no necesitamos cama king size». «¿Que no? -replicó ella-. Espera a que me quite la faja». La muchacha invitó a su novio a cenar en su casa. Le dijo que ella misma haría la cena. Cuando estaban disfrutando los platillos la mamá de la chica le preguntó al visitante: «Dígame, Amonasro: ¿esto es lo primero que prueba usted hecho por la mano de mi hija?». Respondió el galancete: «De comer sí». Un lugareño fue a la ciudad. Al salir de la central de autobuses se topó con una chica de tacón dorado que le ofreció sus servicios. Le preguntó él: «¿Cuánto cobras?». Respondió la sexoservidora: «Mil pesos». «Es mucho -respondió el tipo-. En mi pueblo las muchachas se conforman con un rebozo barato». «¿Ah sí? -se amoscó la suripanta-. ¿Y entonces qué viniste a hacer aquí?». Contestó el otro: «A comprar 12 docenas de rebozos baratos». Dos caníbales estaban conversando. Pasó frente a ellas una aborigen de esculturales formas, pero a la que le faltaba un brazo. Comentó con admiración uno de los antropófagos: «¡Qué cuerpazo de mujer!». «¡Baja la voz! -le advirtió el otro con alarma-. ¡Es la que se está comiendo el jefe!». Susiflor, joven secretaria, le pidió a su compañera Rosibel que la anunciara con don Algón, el jefe de la oficina, pues iba a pedirle un aumento de sueldo. Le dijo Rosibel: «Mejor ven mañana. Hace unos minutos yo obtuve de él un aumento de sueldo, y en este momento no tiene poder de decisión». FIN.

MIRADOR

La madre habló:
-No tienen vino.
Llamó el hombre a los novios y les dijo:
-Podría hacer un lindo milagro para ustedes, y convertir en vino el agua que llena esas tinajas. Pero eso sería darles el pez en vez de enseñarlos a pescar. Vamos a ver: ¿por qué no tienen vino? Eso indica que hubo en ustedes imprevisión y negligencia. Debieron calcular bien el número de invitados, y comprar el vino suficiente para ellos. Que esto les sirva de experiencia.
Los novios quedaron desolados. La madre se apenó:
-En verdad, muchachos, no reconozco a mi hijo. Él no es así: por sobre los dictados de la razón, y aun de la justicia, pone siempre el amor y la misericordia. Quizás ahora anda de de mal humor. Discúlpenlo.
¡Hasta mañana!…

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