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De política y cosas peores


24/11/2018 – Noche de bodas. Terminó el primer trance de amor y el enamorado novio le dijo a su flamante mujercita: «¡Te amo, Dulcibel!». Le pidió ella: «¡Repíteme eso!». Volvió a exclamar el vehemente galán: «¡Te amo, Dulcibel!». «No -aclaró la muchacha-. Repíteme eso que me acabas de hacer». Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, le confió a su amiga doña Gules: «Mi marido tiene una forma muy extraña de hacer el amor». Replicó la otra, pensativa: «Ya lo decía yo». Grata memoria de sí dejó el padre Molina, inolvidable sacerdote de mi tierra. En un conflicto entre campesinos y terratenientes tomó el partido de los pobres. Los propietarios lo amenazaron con tomar represalias contra él. «Vengan -los retó el padre Molina-, para que vean que debajo de esta sotana también las gallinas ponen». La anécdota me sirve de prelusión para aplaudir, y con las dos manos para mayor efecto, a Enrique Alfaro, gobernador electo de Jalisco, por haberle plantado cara a López Obrador al salir en defensa de la soberanía de su Estado. Lo hizo desde un sitio emblemático de Guadalajara: la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, y en ese acto de dignidad y entereza estuvo acompañado por una nutrida representación de su comunidad: empresarios, académicos, políticos, intelectuales, dirigentes de numerosos organismos de la sociedad civil, ciudadanos en general. Alfaro exigió a AMLO respetar a Jalisco y a sus municipios; rechazó la creación de figuras paralelas a las autoridades constitucionales, en alusión a los llamados «superdelegados» o virreyes de López Obrador, y expresó su desacuerdo con el perdón extendido por el tabasqueño a quienes incurrieron en actos de corrupción. Anunció: «En Jalisco vamos a castigar a los corruptos, con o sin el aval del del Gobierno federal. Aquí los corruptos irán a la cárcel, no de vacaciones». Merece reconocimiento la postura asumida por Alfaro. Con claridad y firmeza señaló los excesos en que está incurriendo ya el Presidente electo y manifestó la decisión de defender a su Estado frente a los abusos de la Federación. Con esa actitud digna de encomio Alfaro hace de Jalisco un territorio dispuesto a salir por los fueros de su libertad y sus derechos, amenazados por un poder central que se anuncia desde ahora como arbitrario y absoluto. Como se ve, en Jalisco las gallinas ponen, y mucho. Y ya que ando por Jalisco hago del conocimiento de mis cuatro lectores que mañana domingo presentaré mi más reciente libro «Teologías para ateos», en la FIL de Guadalajara. La presentación será a la una da la tarde en el salón 4, planta baja, y en ella compartiré contigo mis reflexiones sobre ese gran misterio al que llamamos Dios y sobre esos otros grandes misterios que son la vida y el amor. Te espero para darnos un abrazo, tomarnos una foto y compartir un rato de amistad en medio de esos buenos amigos que los libros son. Susiflor iba a contraer matrimonio. Una amiga de su mamá le aconsejó: «Desde el primer día de casada pon a tu esposo en su lugar. Cuando yo me casé le dije a mi marido al regresar de la luna de miel: «A partir de hoy dejarás de fumar, dejarás de beber, dejarás de jugar a las cartas, dejarás de salir con tus amigos, dejarás de ver el futbol en la televisión.». Preguntó Susiflor: «Y ¿dejó de hacer todo eso?». «No lo sé -respondió con voz triste la señora-. Ese mismo día me dejó a mí». La recién casada no sabía cocinar, de modo que contrató a una cocinera, mujer en buenas carnes. Una noche la joven esposa le dijo a su maridito: «Mi amor: a la cocinera se le quemó la cena. ¿Te conformarás con un rato de amor?». «Está bien -accedió él-. Que venga la cocinera». FIN.

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