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De política y cosas peores


28/10/2018 – «Mi ímpetu sexual ha decrecido -le confesó don Languidio a su compadre Pitorro-. Tengo problemas para hacerle el amor a mi mujer». Dijo el compadre: «Es una pena que ni tú ni yo dispongamos de las miríficas aguas de Saltillo. De ellas se dice que pueden poner en aptitud de hacer obra de varón hasta a la momia del faraón egipcio Tutankamon. A falta de esas taumaturgas linfas a mí me ha dado muy buenos resultados el pan de perifollo. Ese condimento, según voz popular, imbuye al hombre arrestos juveniles y lo lleva a izar con brío el lábaro de su masculinidad sea cual fuere su edad o condición». En todas las panaderías buscó ansiosamente don Languidio el dicho pan, y no lo halló. Cuando llegó a su casa le preguntó a su esposa: «¿Sabes donde podría hallar pan de perifollo?». Respondió la señora: «Aquí tengo de ese pan». «No lo sabía» -se sorprendió don Languidio. Explicó la mujer: «Es que lo tengo reservado para el compadre Pitorro». Una joven señora comentó en la reunión con sus amigas: «Mi marido me ocasiona muchos problemas. En tres meses que llevo casada con él ya he rebajado siete kilos». Se escuchó un coro unánime: «¿Me lo prestas?». Babalucas vendía un perro. «Es manso y obediente» – le dijo a un posible comprador. Preguntó éste: «¿Y de pedigree?». AseguróBabalucas: «No bebe ni una gota»… El padre Arsilio reprendió a Pirulina. «Hija mía: no me gustan nada ese suéter tan apretado y esa falda tan corta y ajustada que llevas». «A mí tampoco me gustan, padrecito» -replicó la pizpireta chica. «Y si no te gustan -se asombró el buen sacerdote- ¿por qué los usas?». Pirulina: «Entiendo que a usted le gusta la pesca, señor cura.Y ¿qué usa de carnada? ¿Lo que le gusta a usted o lo que les gusta a los peces?»… En el intermedio del concierto un estudiante de música fue al pipisrúm. Mientras desahogaba una necesidad menor se puso a ver la partitura de la obra que la orquesta acababa de tocar. En eso llegó un borrachito y se puso a hacer lo mismo. «¡Y de memoria, güey!» -le dijo muy orgulloso al estudiante… Doña Macalota regresó de un viaje. Su hijito le dijo: «Mi papi es muy miedoso, y la muchacha de servicio es muy amable. «¿Por qué dices eso?» -se inquietó la señora. Respondió el pequeñín: «Por las noches a mi papá le daba miedo porque no estabas tú, y la muchacha lo dejaba dormir en su cama»… Con tono suplicante la esposa de Capronio le rogó: «Llévame al cine». El tipo se molestó: «Me lo pides como si nunca te hubiera llevado». «Ya sé que me has llevado -reconoce humildemente la señora-. Pero me dicen que ahora hay películas de colores»… El señor Caradura enviudó. Al mes ya iba por la calle acompañado por una exuberante muchacha de color. Se topó con una comadre suya que le preguntó, molesta: «¿Cómo ha estado, compadre? Desde la muerte de mi comadre no lo había visto». «Pues ya me ve, comadrita -respondió el viudo abrazando por la cintura a la estupenda morenaza-. Todavía de luto»… La mamá de Pepito le repasaba la lección de Geografía. Le preguntó: «¿Cuál es la capital de Coahuila?». Pepito vaciló. «No lo recuerdo». «Es Saltillo -le dijo la señora-. Para que no se te olvide, esta noche no te daré sal. ¿Cuál es la capital de Agascalientes?». «Tampoco me acuerdo» -respondió el chiquillo. «Es Aguascalientes -le informó la mamá-. Para que no se te olvide, esta noche no te daré agua». El papá de Pepito le pidió a su esposa: «Pregúntame algo a mí». Lo interrogó ella: ¿Cuál es la capital de Sinaloa?». Confesó el señor: «No lo sé». Pepito consultó rápidamente su libro. Vio que era Culiacán y le dijo a su mamá: «¿Le das tú la mala noticia, mami, o se la doy yo?»… FIN.

MIRADOR.

Historias de la creación del mundo.
El Señor hizo a la golondrina para que hubiera poetas.
En seguida hizo al águila. No la habría hecho si hubiese sabido que iba a haber motivadores que exhortarían a sus oyentes a ser águilas y no gallinas, siendo que la gallina es considerablemente más útil que el águila.
Después dio forma a la tímida avestruz, y luego hizo la tierra para que la pobrecilla tuviera dónde meter la cabeza.
A continuación hizo al colibrí, y con el barro que le sobró hizo al cóndor.
Finalmente hizo al pavo real.
Le dijo Adán:
-Entiendo lo de la golondrina, lo del águila, lo de la avestruz y lo del colibrí y el cóndor. Pero, Señor: ¿por qué hiciste al pavo real?
Le respondió el Creador con una sonrisa:
-De vez en cuando a mí también me gusta hacer tonterías.
¡Hasta mañana!…

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