De política y cosas peores

Armando Fuentes

27/05/15

La esposa del reverendo Amaz Ingrace, misionero en las islas de los Mares del Sur, entró inesperadamente en la choza donde vivía con su marido y lo sorprendió en la cama refocilándose con dos exuberantes isleñas. Sin esperar la reclamación de su consorte el pastor explicó su conducta: «Para predicarles la palabra del Señor primero tengo que ganármelas». En la oficina Rosibel le comentó a Susiflor: «¡Qué silueta tan bonita tiene el nuevo empleado!». Aclaró Susiflor: «No es la silueta. Es el llavero que trae en el bolsillo del pantalón». Decía un señor: «Cuando yo era joven las mujeres llevaban la falda hasta el tobillo. Luego se la subieron a media pierna. Después hasta las rodillas. A

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