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De política y cosas peores
3/10/2018 – «Me compré tres condones de la marca Olímpicos -le comentó don Chinguetas a doña Macalota, su mujer-. Uno es color oro, otro color plata y el tercero color bronce. Esta noche me pondré el color oro». «Ponte mejor el color plata -le sugirió en tono seco la señora-. Quizás así no acabes primero como haces siempre». La esposa del jefe indio le dijo: «Entiendo que quieras justificar tu nombre, Toro Sentado, pero también hay otras posiciones». Una pregunta para poner a pensar: «La gorra ¿es funda-mental?»… He aquí 10 cosas que una mujer no debe decirle nunca a un hombre en el momento del sexo. 1-. «¿De veras ya estás ahí?». 2-. «¿Y para esto me despertaste?». 3-. «Creo que el techo necesita pintura». 4-. «Esta tarde me examinó el doctor. Mañana ve a que te pongan una inyección de penicilina». 5-. «¿Cuándo es cuando voy a sentir bonito?». 6-. ¡Cómo que ya! ¡Se suponía que si dejabas de fumar durarías más tiempo!». 7-. «No me hagas caso. Siempre acostumbro limarme las uñas en la cama». 8-. «¿Por favor me pasas el control remoto?». 9-. «¿Te conté lo de mi cambio de sexo?». 10-. «Zzzzz». Y recordemos en seguida las 10 cosas que un hombre no debe decirle nunca a una mujer en el momento del sexo». 1-. «Ahora que te veo sin ropa ¿qué te parece si mejor lo hacemos con la luz apagada?». 2-. «Tampoco sabes cocinar ¿verdad?». 3-. «Grita, para que la vecina piense que soy bueno en la cama». 4-. «¿No has pensado en hacerte una liposucción?». 5-. «Sólo por jugar ¿te cubres la cabeza con esta bolsa de papel?». 6-. «¡Mira! ¡Te ves más joven de lo que te sientes!». 7-. «Ojalá no me arrepienta de esto mañana que esté sobrio». 8-. «Qué raro: con ropa tienes mejor aspecto». 9-. «¿Podrías presentarme alguna amiga tuya?». 10-. «Zzzzz». Al final del día -la frase está de moda- el dinero puede más que la política. Lo supo Trump cuando tuvo que plegarse al interés de las empresas en la renegociación del NAFTA con México y Canadá; lo verá López Obrador cuando descubra que la corrupción en nuestro país no acabará sólo porque lo dicta su dedito. En efecto, poderoso caballero es el dinero, y en el más extremo de los casos los políticos sólo pueden hacerle un rasguñito que al paso del tiempo sana con el regreso de las cosas al estado que guardaban antes. De vez en cuando una revolución o un gobierno radical sacuden el edificio de la economía, pero el dinero, si bien es asustadizo, tiene la virtud de la paciencia: sabe esperar, y espera, espera, espera hasta que las aguas vuelven a su nivel. El dinero siempre se sienta a ver pasar el cadáver de sus enemigos. ¿Qué se hicieron los cambios económicos que trajo consigo la Revolución? Las profundas reformas cardenistas ¿qué se hicieron? Nuestra época tiene más de un sospechoso parecido con el porfiriato. En cosas del dinero todo tiempo pasado fue igual, e igual será todo tiempo venidero. Los camellos, si son ricos, pueden pasar por el ojo de una aguja. No se inquieten, por tanto, los dueños del dinero por los radicalismos en que pueda incurrir López Obrador. No hay poder más firme y duradero que el representado por esos pequeños cuadrángulos de papel que imprime el Banco de México. Lady Loosebloomers, la esposa de Lord Feebledick, riñó con su cocinera, una irlandesa belicosa y levantisca. La mujer desafió a su patrona: «Cocino mejor que usted». «¿Quién te lo dijo?» -se molestó milady. «Su marido -replicó la hija de Eire-. Y en la cama soy mucho mejor que usted». «¿También eso te lo dijo mi marido?» -se encrespó lady Loosebloomers. «No -contestó la irlandesa-. Eso me lo dijeron el chofer, el mayordomo, el jardinero, el caballerango, el guardabosque, el encargado de la cría de faisanes.». FIN.
MIRADOR.
Llegó la Muerte.
En la presencia de la Muerte se entristecieron los que habían perdido a la persona amada, al ser querido.
Se entristeció el padre.
Se entristeció la madre.
Se entristeció el esposo.
Se entristeció la esposa.
Se entristeció el hijo.
Se entristeció la hija.
Se entristeció el hermano.
Se entristeció la hermana.
Se entristecieron los abuelos y los nietos.
Se entristecieron todos los familiares y todos los amigos.
Pero llegó el Recuerdo.
Y en la presencia del Recuerdo huyó la Muerte.
Y la tristeza halló consuelo.
Porque donde hay recuerdo no hay muerte.
¡Hasta mañana!…