7/01/2019 – La llamada «cuesta de enero» quedó en un mito, eso lo saben muy bien para quienes sobrevivir es un reto cotidiano, un camino de penurias y necesidades hasta de lo más elemental, eso lo sabe porque lo vive Francisco Gómez Salas, residente de la colonia Moctezuma.
Se amarran el cinturón
Para nosotros la vida es pura necesidad, cuando trabajamos comemos bien y cuando no, de plano nos amarramos la tripa y con una o dos comidas pasamos el día, siempre procurando que los niños se alimenten mejor que nosotros, el año pasado estuvo difícil, pero ahorita no sentimos lo duro sino lo tupido y no se ve para cuando la situación vaya a mejorar porque con un sueldo de albañil muy apenas alcanza para irla pasando, además como en mi caso trabajo de eventual, no tengo derechos ni otros beneficios más que los 500 pesos que me pagan cada semana.
Tiempos difíciles
Por lo anterior si me preguntan por la «cuesta de enero», no me queda más que decir que para los trabajadores todo el año es lo mismo, siempre batallando para cubrir los gastos más indispensables como son la alimentación, el pago de los servicios básicos y los gastos de la escuela de mis hijos que apenas están en la primaria. El panorama no es distintivo para quien tiene como oficio ser vendedor de dulces y 66 años de edad, nos referimos a don Antonio Sandoval Martínez, que habita en la colonia Las Palmas, el cual tiene más de 20 años vendiendo dulces afuera de un centro comercial para llevar el sustento a su esposa y nietos.