23/06/16.-Está comprobado que el amor es un proceso químico que sucede en el cerebro, en los últimos años las nuevas técnicas usadas en la medicina y la investigación han permitido observar directamente lo que pasa en nuestro cerebro.
Todos los estudios de neuroimagen que se han hecho concuerdan en que la zona que se activa es el núcleo accumbes. Junto con otras, esta estructura es donde se da el sistema de recompensas del cerebro, cuando se activa hay una profunda sensación de placer y euforia.
Los estímulos que provocan esta sensación también son el sexo y la exposición a cosas y personas nuevas, por ejemplo. Otra de sus funciones es reforzar la asociación entre el estímulo y el placer, convirtiéndose en algo adictivo, es por ello que no importa cuántas veces te rompan el corazón, siempre volverás a caer en sus garras.
Lo frustrante
El amor es un sentimiento altamente adictivo, pero cuando se analizan los criterios diagnósticos de la adicción se descubre un patrón conductual muy similar al del enamoramiento.
Lo más frustrante de una adicción, y en este caso del amor, es la persistencia; lugares, o situaciones desencadenan que la persona vuelva a caer y a consumir aquello que le causaba placer.
En el caso del amor: fotos, canciones o lugares pueden tener el mismo efecto, reavivando el amor por una persona o dándonos otra oportunidad para amar a alguien.
Algunas sustancias que se generan en el cerebro cuando nos enamoramos son:
Dopamina: Ayudan a que seamos capaces de poner toda nuestra atención en una persona o situación, sobre todo hacía quienes nos atraen físicamente.
Norepinefrina: Hace que recordemos detalles que en otro contexto pueden parecer insignificantes, y también nos da energía excesiva.
Serotonina: Gracias a ella podemos pasar incontables horas pensando en temas relacionados con esa persona, fantasear en incluso caer en la obsesión.