16/12/15.- Podría parecer irónico y controversial, pero llevarse a la boca un trozo de lechuga implica tres veces más emisiones de carbono para el ambiente que comer tocino. Al menos esto asegura Paul Fischbeck, profesor de la Universidad Carnegie Mellon.
Fischbeck participó en un estudio publicado en la revista Environment Systems and Decisions, con el que descubrió que la producción de varias frutas, verduras y alimentos del mar, que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos aconseja ingerir a diario para tener una dieta saludable, implica “un uso relativamente alto de recursos energéticos y emisiones de carbono por caloría”.
El objetivo inicial de la investigación era determinar cómo la epidemia de la obesidad de ese país impacta el medio ambiente. Para ello, analizó la cadena de suministro de alimentos en Estados Unidos.
Fischbeck revisó cuál es el consumo de energía y de agua dulce involucrado en procesos como la siembra y el transporte de los alimentos, su venta y almacenamiento. Además, midió las emisiones de carbono que estos productos generan.
De esta forma, halló que se podrían necesitar más recursos energéticos por caloría en la producción de berenjena o apio que en la de pollo o cerdo.
El Universal/El Bravo