Chivas, el ‘sui generis’ al que llega Almeyda

17/09/15.- Matías Almeyda puede sentirse casi único en el mundo. El entrenador llegó a Chivas, uno de los pocos equipos del mundo que se resiste a la de la globalización en pleno Siglo XXI. Junto a Athetic Club de España y El Nacional de Ecuador, Guadalajara (su nombre oficial) constituye un tipo de espécimen que rechaza contratar extranjeros… aunque su técnico sí lo sea.

Eso sí: en las filas del Rebaño Sagrado, el segundo club con más títulos en México, debajo de su archirrival América, jamás ha jugado un argentino, brasileño, chileno o uruguayo. Ni lo hará. No se trata de una política institucional, sino de un idealismo.

Los Rojiblancos representan todo el patriotismo del país. Reescriben y adaptan la Doctrina Monroe para que quede en “México para los mexicanos”. Futbolistas, directivos y los hinchas se desviven por este concepto. Para ellos no hay circunstancia que los invite a la reflexión.

Ni siquiera el hecho de que, por ese motivo, les vendan a los futbolistas mexicanos por el doble o triple de precio que el original. O que, entre otras razones, eso haya provocado que sólo tengan tres ligas en los últimos 28 años.

Quizás sólo el tema de un posible descenso haya reabierto el tema. A lo sumo dejan que gente nacida fuera de las fronteras, pero con un padre o madre mexicano, defienda sus colores.

Tales son los casos de Isaac Brizuela y Miguel Ponce. El primero vio la luz en San José, California; el segundo, en Sacramento. Sus incorporaciones desataron todo tipo de comentarios al respecto; sin embargo, el pasaporte de sus progenitores los ‘salvó’.

Pero cuando alguien ha querido llevar las reglas más allá, las consecuencias se pagan. Juan Pablo Ocegueda puede dar fe de ello. Tras ser fichado desde Tigres en 2013, ese mismo año tuvo la posibilidad de ser internacional con Estados Unidos en el Premundial de la Concacaf para la edición Sub 20 de ese año.

Como no era oficial, Chivas no procedió. Ya cuando el defensor acudió a Turquía con la selección estadounidense, entonces llegaron los problemas. La institución lo obligó a renunciar a EE.UU. para que así, y sólo de esa manera, jugara en Guadalajara. Ocegueda lo hizo a regañadientes. Todo para que al final lo regresaran a Tigres y luego a Alebrijes de Oaxaca, del Ascenso, donde actualmente está.

La filosofía del Rebaño, entonces, no se desafía. Jamás incluso se abrirán a un naturalizado (como el Chaco Giménez, Damián Álvarez o Lucas Lobos), pese a que la Constitución lo reconozca como un mexicano más con los mismos derechos y obligaciones. A ese cuadro es al que Almeyda arriba. Uno con presión mediática, no nada más por su condición y exigencia de “grande”; más bien, debido a su condición ‘sui generis’ en el globo terráqueo.

Agencias

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