Marco A. Vázquez
29/10/15
Echados a perder…
No hace muchos años, unos 15 para ser exactos, con mucha dureza un investigador social presagiaba nuestro futuro, “estamos echados a perder y los resultados se van a ver en unos años, el sistema educativo nos arrojará los delincuentes del mañana, tendremos además mala calidad de empleos, pobreza, una democracia que no termine de madurar y nadaremos en la corrupción, la impunidad, y la inseguridad”.
Pocos visualizábamos el problema tan profundo, más cuando en tono fatalista afirmaba que los adultos, de aquel tiempo y quizá los de ahora, estábamos echados a perder, sin la menor posibilidad de provocar un cambio benéfico en nuestro entorno y para los nuestros.
Todavía nos parecía más cruel la solución que proponía para mejorar la calidad educativa que, según él, era el meollo del problema, afirmaba que la ignorancia, las escasas oportunidades, y la incapacidad de mejorar en ese sistema nos provocaba la pobreza, la poca movilidad social, la escasa posibilidad de salir de pobres, luego nos obligaba a seguir eligiendo gobiernos corruptos para, finalmente, aterrizar en todos los problemas que atravesábamos como sociedad.
“Hay que cambiar de tajo, crear maestros para el jardín de niños, luego para preescolar, después que sigan la generación en la primaria, la secundaria y hasta que terminen sus estudios universitarios, pero que sean otros maestros y otros niños, completamente distintos a cómo pensamos nosotros que ya no la libramos, que a los futuros maestros universitarios los preparen en el extranjero”.
Todavía era más brutal cuando decía que los niños de primaria, de aquella época, ya estaban igualmente echados a perder y por lo tanto lo más que se podía hacer por ellos era tratar de buscarles oportunidades pero respaldadas las mismas en estudios serios, científicos, modernos.
Por supuesto que sus dichos estaban basados en una realidad que no lográbamos ver nosotros pero que al paso del tiempo se hace tangible, ya cuando los problemas nos rebasan.
No comulgamos, en aquel tiempo ni ahora e incluso viendo la realidad, con todas sus ideas, al contrario, consideramos que estamos obligados a rescatar a nuestros muchachos, a nuestros niños, a buscarles una solución, quizá otros científicos sociales deben actuar a la de ya, hacer propuestas, que nuestras universidades e institutos de educación superior se pongan a chambear sobre el tema, que le hablen al gobierno, que propongan.
Porque además vemos un sistema educativo que quiere cambiar, una Universidad que ya es otra completamente distinta a aquella donde los porros cobraban como maestros de tiempo completo y cosas todavía más aberrantes.
Todo esto viene a colación porque estuvo en Ciudad Victoria el empresario Alfonso Romo Garza Lagüera, vino a presentar un programa denominado Diseña el Cambio que no es otra cosa que poner a trabajar a los niños y maestros, en todas las escuelas del estado de Tamaulipas, en la creación de proyectos de cambio, desde los que tienen que ver con aspectos ecológicos hasta los de inseguridad y bullying.
“Se trata de que todos los niños y todos los maestros creen sus propios proyectos en base a lo que necesitan, a lo que quieren, y que los realicen ellos, el ser humano ama lo que le cuesta”.
Afirma que poner a los muchachos y niños a crear proyectos les ayudará a ser emprendedores en el futuro, más aún, les elevará el autoestima y les hará pensar que ellos pueden cambiar las cosas para ser mejores.
Romo dijo que en Tamaulipas el Gobernador Egidio Torre Cantú apoyará el proyecto y afirmó que a nivel nacional fue el primero y el único en hacerlo.
“Lo mejor que hemos visto es que el sistema educativo está haciendo sinergia con su gobierno, los maestros son aliados de Egidio Torre Cantú y vemos a todos muy activos en el mismo”.
Al respecto, Egidio Torre Cantú mencionó que lo mejor de ello es que son programas que no cuestan tanto, menos cuando la comunidad educativa está muy unida y trabajando y que en respuesta mostrará lo mejor que tiene Tamaulipas, su gente.
La verdad es que parece un buen proyecto, habrá que ver que quieren nuestros niños, cómo le harán para sacar adelante sus objetivos, y ojalá, por el bien de todos, los maestros se pongan a trabajar en esta clase de aspectos que seguramente les regresarán el liderazgo en sus comunidades, su prestigio, y su buena fama en caso de salir avante.
Más aún, es Diseñando el Cambio como podemos probarnos que no estamos echados a perder, que podemos cambiar, que somos mucho más que una generación sin remedio.
En otras cosas… Hubo sesión en el Congreso del Estado, hasta ahí acudió el alcalde de Nuevo Laredo, Carlos Cantú a felicitar al presidente de la Legislatura, Ramiro Ramos, por legislar a favor de su municipio, en entrevista dijo que la fotografía con Leticia Salazar no quiere decir que claudica a favor de ella ni nada por el estilo.
Muy sonriente declaró que espera los tiempos, que Francisco Javier García Cabeza de Vaca es “compañero de partido” pero que nadie se puede decir que va adelante hasta que no haya reglas claras y piso parejo, que lo respeta.
Todo era pura felicidad hasta que le preguntaron por sus presuntas relaciones con la delincuencia organizada y las versiones que han dado medios nacionales en el sentido de que ellos le financiaron su campaña, ahí le cambió el rostro, le brillaron los ojos de coraje, y sólo se limitó a decir, “no, no, no voy a hablar del tema”, como si los ciudadanos no mereciéramos explicación alguna.
El Rector Enrique Etienne Pérez del Río realizó gira de trabajo por Tampico, allá, acompañado del Gobernador y como un homenaje a la memoria de Don Herman Harris Fleishman, Egidio Torre Cantú, hizo entrega a los universitarios y a la sociedad en general, la moderna obra de remodelación del Aula Magna en el Campus de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) de la zona sur.
Ante estudiantes, docentes y funcionarios de las facultades y unidades académicas encabezados por el Rector de la UAT, Enrique Etienne Pérez del Río, el ingeniero Torre Cantú destacó la relevancia de este acto que rinde homenaje a un visionario hombre de empresa que con un alto sentido de responsabilidad social y generosidad contribuyó a sentar los cimientos de lo que hoy es la Universidad Autónoma de Tamaulipas.