Marco A. Vázquez
24/07/15
Hambre…
Fríos, porque así son los números, ayer nos presentaron una radiografía del país, hay más pobres, llegamos a 55.3 millones, es decir, el 46. 2 por ciento de la población, cuatro, casi cinco, de cada 10 mexicanos, tenemos hambre, carecemos de una vivienda, no completamos los zapatos, ni la ropa, o las aspirinas para calmar los dolores de cabeza y no morir de una gripe o cualquier enfermedad que se cure con un mejoral.
Existen más mexicanos pobres que el año pasado, ah, pero eso sí, la Sedesol federal se ufana de que 100 mil, en todo el país, ya dejaron de padecer hambre y solo 9.5 por ciento de la población, unos 11.4 millones de personas, no tienen para comer o apenas logran hacerlo una vez al día y quien sabe que coman, dicen que las políticas públicas con ello demuestran su efectividad al reducir durante el 2014 de 11.5 millones en pobreza extrema al número arriba citado, a 11.4 millones.
Para mala suerte de nosotros el Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social, el Coneval dice que fue el aumento de los precios de los productos de la canasta básica más la crisis de años pasados, lo que ha generado que no funcionen las políticas públicas del gobierno para combatir la pobreza.
Cierto, al Coneval se le olvida subrayar el origen de la pobreza que no es otro que la corrupción y la impunidad aderezada por malos políticos, por hombres que son capaces de quitarles el pan de la boca a los más pobres nada más para terminar un sexenio groseramente enriquecidos a costa de que otros cientos de miles de personas más engruesen esas cifras vergonzosas de personas con hambre en un país como México que le quiere gritar al mundo que es moderno, democrático, y vive en pleno siglo 21 pero en los hechos se sigue pareciendo a cualquier nación africana, a Haití, y otras parecidas.
Hay que aceptarlo, los ciudadanos somos en parte culpables de tanta pobreza porque durante mucho tiempos los partidos políticos, todos, nos convencieron de respaldaron a cambio de una miseria de dinero, una despensa, y hasta la promesa de un bienestar que nunca llegó.
Será harto difícil salir de esa pobreza que hoy nos ahoga porque, mientras existan personas con hambre, habrá delincuencia, ciudadanos que oferten el voto para resolver una situación apremiante, y hasta partidos políticos que compren alcaldías, gubernaturas, la Presidencia de la República nada más para tratar los presupuestos públicos como propios, para ejercer el poder y hacer crecer sus empresas, las de amigos o allegados, bajo su sombra y no para pensar en el Estado, en sus gobernados.
Le repito, los números son fríos y no debemos caer en la tentación de interpretarlos, tampoco en la necedad de culpar a un gobierno de lo que nos ocurre o intentar que nos resuelva los problemas, igual hemos participado en nuestra desgracia y solo nosotros podremos salir de la misma, participando, siendo mejores, presionando a los malos para que dejen el terreno a quienes en verdad se quieran comprometer por México.
Hay hambre, tenemos un México donde las personas se mueren por enfermedades que ya no existen en los países desarrollados, por gripas, por cualquier falla de los órganos del cuerpo originada por la desnutrición y la falta de alimentos, pero todavía debemos ver más allá, tenemos que darnos cuenta que esos 11.4 millones de mexicanos que la padecen, que no tienen dinero para comer, a veces ni una vez al día, son potenciales delincuentes, sicarios, secuestradores, hombres y mujeres que seguirán provocando inseguridad que a la vez ahuyenta la inversión, la generación de empleos bien remunerados.
La solución es sencilla, la tenemos nosotros y no es otra cosa que ir de la mano con los gobiernos, apoyarlos en las cosas buenas que las tienen, tratar de proponer en cuanto la situación se atore o deje de funcionar, y sobre todo, vigilar la forma como se ejerce el dinero público en las obras, programas de desarrollo, asistencia social, educación, la salud para evitar que se sigan robando el dinero destinado a combatir la pobreza.
Y si, tenemos que lograr que este México se convierta en un país democrático, donde el ciudadano participe no solo en una elección que es lo de menos, sino en la forma de ejercer el poder, el gasto, tenemos que lograr que no exista una sola persona con hambre en este país y eso solo se puede lograr generando confianza, haciendo bien las cosas, y diciéndole al mundo que los mexicanos podemos tener gobernantes honestos, decentes, o sino que los podemos correr al mismo ritmo que han llegado.
En otras cosas… El gobierno de Egidio Torre Cantú a través de Secretaría de Educación de Tamaulipas lanzó la convocatoria para recibir documentación de escuelas que por voluntad propia, desean incorporarse al Programa Escuelas de Calidad, esto con la intención de transparentar el uso de los recursos públicos y hacer que las instituciones educativas que eleven la calidad en la enseñanza a los jóvenes estudiantes.
Se explicó que en este proceso intervienen las jefaturas de sector, las zonas escolares, los Centros Regionales de Desarrollo Educativo y la Coordinación Estatal apoyados por el Comité Local de Selección y la intención es que los recursos se distribuyan mediante la aplicación de una fórmula que toma en cuenta los criterios de número de alumnos, nivel de marginación y calidad, así como diferentes indicadores educativos, y la obligación es ejercer una fiscalización más a fondo de los mismos.
En la Universidad Autónoma de Tamaulipas se informó que en el marco de la competencia comercial derivada de los trabajos por la Reforma Energética en la región, investigadores de esta institución desarrollan proyectos que sirvan a las pequeñas empresas mexicanas, para reinventarse y fortalecerse en los nuevos escenarios internacionales.
Al respecto, la Doctora en Economía y Gestión de las Organizaciones por la Universidad de Zaragoza (España) y miembro del Cuerpo Académico Estrategias para el Desarrollo Regional de la Facultad de Comercio Victoria, Yesenia Sánchez Tovar, comenta que a través del proyecto: “Análisis de la Derrama de Conocimiento de las Empresas Extranjeras en las Pymes del Sector Petroquímico en la Cuenca de Burgos”, se pretende evitar que desaparezcan las cadenas productivas que venían prestándole servicio a Petróleos Mexicanos (Pemex).