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CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
06/12/17
El sepulturero…
De pronto en el PRI comenzaron a filtrarse nombres de mujeres como candidatas a presidentas municipales en Victoria, Matamoros y muchos municipios más, quienes las mencionan aseguran son las propuestas de quien presuntamente le ordena al presidente del Comité Directivo Estatal de ese partido, Sergio Guajardo, y que las mismas nacen sin una lógica electoral, es decir, nomás en busca de cumplir caprichos.
Presumen, sin más argumentos que filias y fobias, que el caso de Matamoros quedaría en manos de la Diputada Mónica García, muy allegada al ex gobernador Egidio Torre Cantú, mientras que en Victoria se manejan dos nombres, el de Alejandra Cárdenas Castillejos y el de Laura García, síndica y regidora respectivamente de la actual administración municipal.
En este último caso se llega a presumir que si todo cuadra como lo quieren quienes están tras Guajardo una iría por la Presidencia Municipal y la otra por el Distrito federal con cabecera en esta capital, a ser Diputada pues, la razón, cobrarle viejas afrentas al alcalde Oscar Almaraz y de paso permitirse cumplir con compromisos que se hicieron en la campaña para ser presidente del PRI, de patrocinio político y de dinero.
Como ellas en otros municipios igual se manejan candidatas, la excusa más tonta que han encontrado es que el INE podría sancionarlos de permitirles la reelección a los actuales alcaldes y no dar oportunidad a mujeres en municipios competitivos.
El tema no parece una sorpresa ni nada nuevo, lo primero que se dijo de Guajardo cuando ganó la Presidencia del PRI es que respondería a los intereses de Egidio Torre Cantú y muchos grupos ya lo tachaban de traidor, de qué podría venderlos de ser necesario.
Hoy, también hay que decirlo, Guajardo se mueve como presidente del PRI sin rumbo fijo, a veces parece un dirigente de oposición auténtica y en otras se ve errático, balbucea cuando le preguntan temas escabrosos, eso sí, no da muchas razones para pensar que es un traidor o que se mueve motivado por los odios y los quereres de Egidio pero las da, las razones.
Qué Victoria jamás la ganarían, es más, ni competitivos serían, si no es candidato Oscar Almaraz o que Matamoros estaría perdido para el PRI sin Chuchin, eso es un hecho, hay muchos aspirantes del PAN que en esos municipios derrotarían a cualquier otro y hasta sin hacer campaña, por eso es que motiva sospechas el hecho de que se pretendan sacar candidatas nuevas en una elección en la que llevan casi todo en contra, en la que todos los votos van contar.
Tiene razón, quizá el filtrar nombres solo es para tantear el agua a los camotes o ver quien hace frente a los caprichos de los hombres que tuvieron poder en el pasado, quien se atreve a desafiar a un consejo político tricolor que quedó casi exclusivamente en manos de Egidio Torre.
También es real que las fisuras en el tricolor se pueden hacer grandes si no se llama la atención a Guajardo o se le frena en sus locuras y compromisos o, en caso de que todo sea simple rumor, si no se le obliga a fijar una postura clara en esos temas.
El PRI, a la velocidad que lleva, parece que tiene ganas de morir políticamente en Tamaulipas y ya no es nada descabellada esa posibilidad, es un hecho de que el PAN será el enemigo fuerte, el contrincante a vencer como también es toda una realidad que Morena subirá en las preferencias electorales y le disputará ese segundo lugar al tricolor.
Vaya, de permitirse excesos y de seguir fomentando odios o que se difundan rumores de presunta división el PRI pueden caer hasta el vergonzoso tercer lugar, quedarse sin las presidencias municipales en las que ahora tiene el poder y sin representantes en la Cámara de Diputados y Senadores que les gestionen recursos o por lo menos les den vida artificial.
Al final, quizá todo lo que se dijo del presidente del Comité Directivo Estatal del PRI previamente esté motivando esa desconfianza, tal vez si actúe con responsabilidad y apegándose a la ley, es más, le podemos dar el beneficio de la duda y decir que está trabajando para ganar, el problema, su grave problema, es que nadie le cree y sus acciones o los rumores que filtran sus allegados solo hacen presumir que finalmente se cumplirá la predicción y «Checo» Guajardo será el sepulturero de su partido, el que lo vea morir y con gusto le lance la última palada de tierra como si estuviera cuidando su tesoro.