CENA DE NEGROS

Marco A. Vázquez

13/11/17

Injusticia…

Con una sonrisa de oreja a oreja los enemigos del Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y los que odian al alcalde Oscar Almaraz Smer, festinaban que la capital de Tamaulipas apareció en el top ten, en el quinto lugar para ser precisos, de las ciudades más violentas del mundo.
Acusaron incapacidad de un lado y otro en el tema del combate a la inseguridad y derrochaban alegría ante el presunto fracaso.
Lo extraordinario es que quienes más vuelo le dieron a la información difundida por una consultoría, de cuyo nombre no quiero acordarme, son quienes en el pasado inmediato tuvieron el poder y los presupuestos para hacer algo y lejos de ellos prefirieron robar o hacerse tontos gozando la vida, escondidos tras guaruras o simple y sencillamente agazapados tras sus cuentas bancarias que se incrementaban cada año.
Como victorense le juro que no siento vivir en la quinta ciudad más violenta del mundo, no sean injustos, yo a veces me imagino vivir en la más violenta del universo, digo, tratar de ocultarlo sería tanto como empezar a hacernos tontos solos y cerrarnos a la posibilidad de encontrar soluciones entre todos.
Ahora, también como victorense debo decirle que la gran mayoría del tiempo, de las veces, siento vivir en el paraíso, en una ciudad que lo tiene todo a manos llenas, su gente, la de aquí, amable, orgullosa, trabajadora, tenemos de esos empresarios solidarios, echados para adelante, infraestructura de primera y créame que la sigo viendo más bonita, con proyectos como el 17 que la harán parecer una capital de verdad, con el zoológico y sus museos, con sus ríos y montañas, con sus mariposas y urracas, con sus cotorros que no sé dónde andaban pero que han regresado.
Pocas ciudades como Victoria tienen El Cielo a menos de dos horas en carretera, para quienes les gusta la naturaleza ahí pueden encontrar de todo, una región que tiene osos y felinos, vegetación única, a la misma distancia puede encontrar el mar, a la mitad de ese recorrido, si es pescador de agua dulce, una presa con impresionantes trofeos o, si le gusta lo seco y frío, la región del Altiplano es para usted.
De un año para acá también hemos visto cambios en la administración, pasamos de tener una policía estatal que no atrapaba ni una mosca, me refiero a la Ministerial y a la Estatal Acreditable, a otras que ya por lo menos andan en acción, en la Procuraduría no se conocía castigo alguno para Ministerios Públicos o funcionarios de su dependencia que actuaban con dolo para favorecer delincuentes y ahora hay castigos penales y ceses, como otro ejemplo.
También hay que decirlo, nos guste o no, tenemos un alcalde permanentemente en la calle, que recorre colonias, ejidos y lo mismo anda en el centro de la ciudad, a veces inaugura obras, otras muestra proyectos, algunas más en limpieza o bacheo y otras, muchas veces también, sin nada en el morral, con la pura sonrisa que ningún beneficio dejaría si no fuera porque la gente aprovecha para señalar, gestionar, quejarse de lo mal hecho y pocas veces agradecer.
Hay que ser claros, nuestro mal no es de hoy, no nació con la administración estatal de Francisco García Cabeza de Vaca ni aumentó porque Oscar Almaraz es alcalde, todavía se necesita ser más preciso para decir que uno y otro reconocen nuestros pasajes violentos y no han prometido la paz de un día para otro, se han dado plazos que van corriendo.
De once años a la fecha México, todo el país, vive una guerra entre bandas y también, aunque a veces no nos haya parecido así, del gobierno contra las bandas del crimen, casi dos billones de pesos se han invertido en su lucha y en ese tiempo suman más de 175 mil asesinatos más los desaparecidos que se pueden contabilizar por decenas de miles, a lo mejor cientos de miles, el pueblo ha visto caer niños, madres y padres de familia que tuvieron la desgracia de pasar por lugares en momentos inoportunos y ya sin contar a los empresarios que han tenido que sufrir con sus negocios.
Con el sustento de esas cifras hay que decir que se equivocan de principio a fin quienes nos quieren hacer ver como los malos de la película cuando en realidad no pasamos ser las víctimas, hay violencia es innegable, pero no es diferente a la que usted puede ver y viven en Monterrey, en cualquier parte de la Ciudad de México o en cualquier ciudad de cualquier Estado de la República.
Por una parte es bueno que alguien diga que estamos muy mal porque en teoría eso debería obligar a la autoridad federal y quienes designan presupuestos a poner su vista en esta capital pero por la otra es una injusticia que nos etiqueten como los peores del país, más en momentos como este que requerimos que vengan más inversiones y se generen más empleos para mantenernos de pie.
Igual es una injusticia que los que gobernaron en el pasado o los que ambicionan la capital le aticen al fuego por ambición política y machaquen las cifras de esa consultoría por sufrir lo que muchos padecen fuera de los presupuestos, por tratar de recuperar el poder, muchos de ellos, nomás para seguir quedándose con el dinero del pueblo, sin interesarles realmente en cambiar las cosas.

 

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