CENA DE NEGROS

Marco A. Vázquez

16/10/17

Caníbales…

Paradójicamente el encierro del ex gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, lo festinan más quienes fueron parte de su primer equipo de colaboradores y amigos que todos los panistas, perredistas o los enemigos que tuvo y tiene.
Cierto es que su felicidad la muestran en lo corto y en lo oscurito ya que público, todavía y algunos, guardan las formas e incluso fingen un dolor muy lejano de sentir, es en sus círculos cercanos cuando no disimulan la alegría de tener un competidor menos en sus locas carreras para satisfacer ambiciones personales como ser candidatos al Senado o meter a familiares y amigos a las listas pluris o de mayoría en lo que se refiere a la renovación de la Cámara de Diputados federal y los cabildos.
Hasta antes de la captura de Hernández Flores, por ejemplo, personajes como el diputado federal Edgardo Melhem Salinas, que fuera el coordinador del programa estrella del Geñismo, “Unidos Avanzamos Más” y también su secretario de Desarrollo Social, se resignaba a ser cualquier cosa o no ser nada a sabiendas de que su ex jefe llevaría mano en las candidaturas al Senado, conocía de la necesidad del ex gobernador por conseguir un fuero ante los embates de la justicia de Estados Unidos y lo que se pudiera ofrecer en México y además reconocía el liderazgo que tiene Eugenio al interior del PRI, tan era así que él mismo renunció a competir por el puesto de presidente estatal de dicho partido.
En este momento Edgardo Melhem ya es otro, hasta hizo fiesta en Río Bravo y con ella arrancó formalmente una precampaña para ser candidato a senador, su huateque lo disfrazó de presunto informe de labores como coordinación de la bancada tamaulipeca en la Cámara Baja y se hizo acompañar de políticos tamaulipecos que también se decían geñistas e igualmente del ex presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y coordinador de la bancada tricolor en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz.
Melhem es de los afortunados con la caída de Eugenio, de tener cero posibilidades de ser candidato a senador ahora compite por igual con el alcalde de Victoria, Oscar Almaraz, con Enrique Cárdenas del Avellano y con el otro diputado federal, Alejandro Guevara Cobos para ganar esa estafeta, la desgracia de ellos es que ni siquiera encuentran una mujer que los pueda acompañar en la fórmula y ni para que platicar de la posibilidad de unir al PRI a su favor.
Tiene razón, Melhem es bueno para la grilla y parece que por fin brilla con luz propia, se le debe reconocer que trabaja para que las circunstancias le favorezcan y que además se convierte en cabeza de grupo ante la ausencia de su ex jefe y el miedo terrible que tienen otros de aparecer en escena pero lo difícil para él es pretender construir una carrera sobre las cenizas políticas de quien presumía como amigo.
Por todo Tamaulipas igual se pasean con sonrisas, todavía más grandes, otros geñistas que ven la oportunidad de colarse a los puestos de poder haciendo uso del liderazgo de su ex jefe, se sueñan con ser diputados federales, como candidatos a alcaldes e incluso poner a sus cercanos en las listas de regidores, vaya, algunos de ellos hasta andan pensando que su hija o hijo ya merecen oportunidades más grandes como para ser, por lo menos, presidentes municipales o legisladores.
Para fortuna de ellos, los geñistas saben que tienen muchas posibilidades de ser candidatos o poner a los suyos como aspirantes a puestos de elección popular, algunos porque creen haber comprado el PRI, lo que puede ser real y por eso presumen tener voz y voto en la dirigencia estatal del tricolor, pero además sostienen relaciones muy fuertes con dos muy cercanos al presidente Enrique Peña Nieto como son César Camacho y Miguel Ángel Osorio Chong.
Desde luego, ser geñistas no los marca ni como buenos ni como malos, la historia de ellos debe ser lo que más peso tenga a la hora de que el electorado tome una decisión pero de lo que no podrán salvarse, por la defensa tan tibia que hacen de su ex jefe, es de colocarse en la categoría de caníbales de la política o, por lo menos, de ingratos, digo, lo menos que se puede pensar con esa actitud es que devoran a su patrón con singular alegría y con el único objetivo de ascender ellos.

 

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