Marco A. Vázquez
04/10/17
Vivimos en la tristeza…
A menos de 48 horas para que concluya el plazo de registro de aspirantes a diputados federales por la vía independiente apenas un ciudadano tamaulipeco ha hecho uso de sus prerrogativas e intentará ser candidato y luego ganar una elección para representar nuestros intereses en el Congreso.
Triste, pero aquella fiebre por ser candidatos independientes poco a poco muere víctima de la desventaja a la hora de competir contra la infraestructura electoral y recursos de los partidos políticos pero más por la forma como están destrozando el prestigio de dicha figura quienes llegaron a poder investidos de ciudadanos.
Resultaron, los gobernantes o legisladores independientes, igual o peor de mañosos que quienes emanan de un partido político, casi todos son acusados de insensibles, muchas veces de corruptos y la mayor de las ocasiones de inútiles a una sociedad que esperaba mucho de ellos y nomás se quedó como el chinito, milando.
Hoy difícilmente el ciudadano tamaulipeco votaría por un independiente, desde acá se ve el gobierno de «El Bronco» en Nuevo León y nos queda claro que no tiene nada distinto a los que hizo el PRI en esa entidad.
Para desgracia, de los que creyeron que la solución al desprestigio de la política y los partidos políticos estaba en ponerlos a competir con ciudadanos independientes, en pocos años de existir esta figura ya chafeo, han resultado ser igualitos a lo que se pretendía combatir metiéndolos a la arena electoral sin que los patrocinaran siglas, eso significa que el problema no solo son los partidos políticos sino también los ciudadanos que permitimos que esas instituciones elijan malos candidatos y luego votemos a favor de ellos pensando que ya en el gobierno serán diferentes a lo que hemos visto.
Aquí en Tamaulipas, por ejemplo, hay un par de alcaldes que llegaron a los gobiernos por la vía independiente, derrotaron en las urnas al PRI y al PAN, al parecer ambos, ya en el ejercicio del poder, son igualitos o peorcitos a lo que hemos visto, de lo que huíamos.
En Jaumave, llegó a la alcaldía «El Gallo», así se hace llamar él mismo, lo hizo por esa vía independiente, es un maestro y también un músico al que le da por amenizar fiestas e incluso se atrevió a encabezar una callejoneada para celebrar la Independencia de México y hubiera sido muy buena idea pero al final dicho evento semejaba más una borrachera que un festejo patrio, todos con vasos en la mano se daban gusto con gritos y mentadas que lo mismo disfrutaban los que andaban bajo los influjos del alcohol que sufrían los niños y madres de familia que querían ver algo diferente.
Pero la afición del alcalde de Jaumave a cantar y encabezar la pachanga es lo de menos, a «El Gallo» los regidores y síndicos de ese municipio lo han acusado de gastar el dinero a su gusto, de no rendirle cuentas a nadie y aseguran los ediles que la única justificación que reciben, cuando le preguntan al alcalde por qué es así y no atiende al cabildo, es que él les dice que es independiente y por lo tanto no tiene porque darle explicaciones a nadie.
En Llera, que es el otro municipio independiente, el alcalde anda por las mismas, y quiérase o no los resultados o la forma de “trabajar” de ambos se propaga por todas partes causando decepción entre los ciudadanos que pretendían echar a patadas a los partidos políticos votando por independientes pretendiendo gobiernos más decentes y que pensaran en la gente.
Obvio es que la desgracia no es para quienes ahora gobiernan por la vía independiente y han resultado un fiasco, al final era difícil esperar algo bueno de ellos si llegaron al poder sustentados por el rencor y el odio de la gente contra la política tradicional, es decir, no les favoreció el voto por un proyecto de gobierno que los respaldara, es más, ni siquiera por su fama de decentes o trabajadores sino que la gente los vio como instrumentos de venganza para echar a patadas al PRI.
Hoy ese desprestigio de los independientes más que alegrarnos nos debe poner a reflexionar, a buscar soluciones reales y que la política gane credibilidad porque esto de vivir en la tristeza no es normal, vaya, si seguimos desconfiando de la política no encontraremos la solución a los problemas que nos aquejan, no encontraremos políticos serios y decentes que puedan regresarnos la paz y felicidad que merecemos, digo, a menos que por fin se decidan liderazgos reales, ciudadanos limpios, a encabezar luchas democráticas con el único fin de regresarle el poder a la gente.