Marco A. Vázquez
18/09/17
Falsos profetas…
¿Qué pasa en este país como para que un hombre como Andrés Manuel López Obrador, que a veces parece que dirige una banda de malhechores con Bejarano, los Abarca, Eva Cadena y muchos más como cabezas visibles, sea nuestro nuevo héroe?
¿Por qué ponemos tantas esperanzas y consideramos libertador a un personaje del que no tenemos la mínima garantía de que va a cumplir?
Es obvio que Andrés Manuel no se parece ni tantito al Miguel Hidalgo y Costilla que nos dibujaron en la primaria y al que muchos quieren tumbar de su pedestal pero no han podido, menos le llega, ni un poco, a José María Morelos y Pavón, tampoco a Ignacio Allende, entonces, ¿por qué lo queremos de presidente?
Es más, Andrés Manuel tampoco se parece a Emiliano Zapata ni a muchos idealistas de nuestra revolución, quizá un poco a Pancho Villa, a un personaje con ideales y ambiciones, humano, que a la primera oportunidad que lo dejaron cerca de la silla presidencial no dudo ni poquito en ocuparla, como si lo hizo el caudillo del sur.
Quizá la respuesta sea muy sencilla sobre la razón que tiene el pueblo de México para seguir a Andrés Manuel, se trata de que todos los demás representan a un sistema tricolor, dos veces pintado de azul, que nos ha maltratado, nos tiene sumidos en la pobreza, sistema en el que muy pocos políticos se han interesado por la patria.
Todavía más, quizá si se comparan los vicios, yerros, soberbia y hasta el autoritarismo que todos ellos padecen, AMLO incluido, tal vez el tabasqueño sea el menos peor.
Obvio es que utilizar el nombre de Andrés Manuel López Obrador es por ser hoy, sin reflexionar sobre otros personajes, electoralmente la figura más atractiva para el ciudadano según las encuestas, pero igual le puede poner el nombre de cualquier político que aspire a un puesto de elección popular y preguntarse, ¿por qué tendría que votar por él?, ¿se parece o tiene cualidades similares a cualquiera de nuestros héroes?
Le garantizo que batallará mucho para localizar quien pueda representarnos con un mínimo de garantías de que será honesto pero también le doy certeza de que encontrará, no uno, varios personajes que merezcan su apoyo y el del pueblo para gobernarnos, para administrar los recursos públicos.
La reflexión viene porque terminamos de celebrar a los héroes que nos dieron patria, a quienes encabezaron la Independencia de México y ni siquiera sabemos de sus cualidades como para compararlos con los políticos que ahora, muchos como aves de rapiña, acechan el poder y los presupuestos o sueñan con sus reelecciones como alcaldes, es más, que siendo diputados sin haber hecho nada ya aspiraran a ser algo más.
Le insisto, ¿por qué votaría por ellos?, ¿por qué los apoyaría?, las preguntas son serias si toma usted en cuenta que su actuar en las urnas, el próximo año, será lo que definirá el futuro de sus hijos, la apuesta es muy alta, se puede ganar si consideramos que tenemos en nuestras manos el voto y decisión de quien deba gobernarnos, pero eso sucederá sólo si entendemos que no son tiempos de corajes ni castigos contra partidos políticos, no son tiempos de amor y creer a ciegas en los falsos profetas que están buscando poder, los de hoy son tiempos de reflexionar sobre quienes pueden regresarnos la libertad, paz, tranquilidad y oportunidad de aspirar a vivir preocupados por progresar y no en una lucha infinita de supervivencia.
Miré, en el pasado hemos cometido muchos pecados en la política, de hecho nuestra situación, en todos los ámbitos, se debe a que estamos pagando los errores de aquellos días en que votamos por quien hablaban seductoramente, por quien todo lo corrompía y a base de dinero y despensas compraba votos y luego nos mantuvo en una paz ficticia, en casos más aberrantes, todo esto solo es la factura que pagamos porque apoyamos a personajes sin más razón de que estaban bonitos, guapos, caían bien, ándele, como si los quisiéramos para una noche de sexo y no para confiarle a nuestros hijos.
Los resultados los tenemos a la vista, vivimos en la violencia, inseguridad, pobreza, peor aún, cometemos el peor crimen que es mantener encerrados, sin diversión, casi obligados a casarse con el primero o primera que ven todos nuestros muchachos que además viven con el miedo de tener hijos, en resumen, estamos enfermando más a nuestra sociedad ya que no les permitimos ser felices, ni disfrutar, ni vivir según nosotros con el cuento de que es para protegemos y ni siquiera nos damos cuenta que es todo lo contrario.
Y le insisto, estamos endiosados con políticos populistas y malos, con personajes que nos dicen lo que queremos escuchar nomás para empoderarse, pensando en su cartera no en el pueblo, más todavía, tenemos miedo de elegir a los políticos por cualidades aunque ello implique llevar en la conciencia que lo hicimos por el menos peor, créalo, son tiempos oscuros y surgirán todavía más falsos profetas que, en el caso de Tamaulipas, le van a ofrecer el cielo por ser diputados, senadores, alcaldes y nomás por eso debemos estar atentos e investigar para votar, es por nuestros hijos.