Marco A. Vázquez
07/06/17
Al sonar de los balazos…
Dicen que fueron más de dos horas de balazos, la parte oficial detalla dos policías muertos y un herido, no precisa las circunstancias.
Quienes tenemos el domicilio cerca del penal de Tamatán, acá en Ciudad Victoria, podemos confirmar que se escucharon miles de detonaciones de armas de fuego, la mayoría de muy grueso calibre, de las conocidas como armas largas y otras de pistola.
También le podría describir el miedo, el terror que se llega a sentir al pensar que las armas se disparan a muy corta distancia, queda pánico cuando la mente traicionera aumentaba el sonido y las acercaba cada vez más, en ese instante nos tragábamos las versiones, incluso no sabemos todavía si eran falsas o reales, en el sentido de que se perseguían por el libramiento Emilio Portes Gil, en la colonia Tamatán, que había persecuciones por el fraccionamiento Las Flores y toda la Américo Villarreal, la Modelo, y otras de ese sector estaban en llamas.
Se incrementa el miedo, por cierto, al solo pensar que delincuentes que presuntamente están presos, detenidos, resguardados, asegurados o como se le diga, tengan tanto poder de fuego, que pongan en jaque a la autoridad.
Exacto, todavía da más terror pensar que si un caos de ese tamaño puede ser causado por personas presuntamente aseguradas quien sabe cuál será el poder real de quienes andan en la calle delinquiendo.
No era penal, o no es penal eso que se conoce como cárcel de Tamatán, un sitio en Ciudad Victoria que ahora mismo representa un riesgo latente para miles niños y adultos que van a divertirse al parque, al zoológico, que estudian en una de las dos escuelas que son vecinas del mismo o que trabajan en las dependencias federales y estatales cuyas instalaciones también son aledañas.
Tampoco habrá justificación para casi tres o cuatro horas de detonaciones de armas de fuego, menos cuando han ocurrido otros incidentes similares en corto espacio de tiempo.
Por supuesto que gran parte del problema se lo debemos a los del pasado, a la corrupción, torpeza de Egidio o Geño que prefirieron desaparecer los recursos o ahorrárselos que terminar un penal nuevo del que ya se tiene espacio y la mitad de la infraestructura, un Centro de Sanciones que le daría una vida digna a los internos, seguridad a las miles de personas que viven, visitan o trabajan en los alrededores del hoy penal de Victoria, que permitiría tener más control sobre los internos.
Urge atender lo que pasa en el penal de Tamatán, encontrar una solución para que no ocurra nuevamente una situación de este tipo por los riesgos que implica, se tienen que buscar formas de que los internos estén produciendo recursos para sus familias y ellos mismos, que estén ocupados en cosas buenas y protegerlos también, a ellos y a sus familias.
Qué sigue, sigue insistir que merecemos cosas mejores, una ciudad que nos dé felicidad, paz, para vivirla con tranquilidad.
También tenemos que machacar una y otra vez en la mente del colectivo, de los mexicanos y del mundo, que los victorenses, los tamaulipecos en general, somos mucho más que eso, que hay más gente buen y trabajadora que la dedicada a delinquir, que somos gente leal, honesta, echada para adelante.
Igual tenemos que tener la fortaleza para tomar nuestras calles, seguir nuestra vida normal, hacer la parte que nos corresponda porque si no los otros lo harán y no van a gustarnos los resultados que son peores a lo que ya vivimos.
En síntesis, la recomendación es la de siempre, ya es tiempo de crecer, de aceptar que somos mayores de edad, ciudadanos y por tanto debemos tomar decisiones en la política, trabajar y vivir para ella que ahí está la respuesta, la solución a nuestros problemas, elegimos políticos honestos habrá acciones de gobierno honestas y con visión de Estado y no en busca de votos, de conservar o tratar de arrebatar el poder.
Hoy, aporreando teclas al ritmo, al sonar de los balazos, da miedo, créalo que da mucho miedo, pero también es la invitación a reflexionar, a buscar la felicidad, a encontrar lo que realmente merecemos.