Santa Fe, Texas, 22/05/18.- El joven de 17 años acusado de matar a 10 personas en una escuela de Texas era objeto de maltratos y burlas de sus compañeros, denunció su padre.
Dimitrios Pagourtzis, acusado de la masacre en la Escuela Secundaria de Santa Fe, era más bien «víctima», dijo el padre.
El padre, Antonios Pagourtzis, dijo a un canal de televisión griego en entrevista telefónica que hubiera dado cualquier cosa para poder detener la matanza.
Con la voz entrecortada, narró cómo le imploraba a la policía que le deje entrar a la escuela para que su hijo lo mate a él y no a los demás. Dijo que cree que el hijo estaba bajo mucha presión, quizás porque los compañeros se burlaban de él.
«Algo debió haber pasado recientemente, esta semana pasada», dijo el padre.
«Probablemente alguien vino a lastimarlo y como era un chico corpulento, no sé qué habría pasado. No sé qué pasó. Sólo puedo decir lo que sospecho, como padre».
El abogado del joven, Nicholas Poehl, ha declarado que está investigando la posibilidad de que el joven fue maltratado por maestros, especialmente después de leer denuncias de que era abusado por los entrenadores de futbol americano. El distrito escolar emitió un comunicado aseverando que ha investigado esas denuncias y «hemos confirmado que esas versiones son infundadas».
Antonios Pagourtzisdijo que el hijo se llevó a la escuela ese día una pistola y una escopeta que el padre había comprado legalmente. El adolescente no poseía ninguna arma propia, afirmó.
«Para mí, mi hijo no es un criminal sino una víctima», expresó. «Mi hijo no poseía armas, yo poseía armas».
Dimitrios Pagourtzis está encarcelado en el condado de Galveston. Las autoridades dicen que ocho estudiantes y dos maestros murieron en la matanza, y otras 13 personas resultaron heridas.
Antonios Pagourtzis aseguró que su hijo jamás mostró síntomas de ser capaz de semejante violencia, pues no peleaba con otros, no tomaba alcohol y le gustaba actividades como ir al gimnasio.
«Sí, él fue el que apretó el gatillo, pero él no es esa persona», declaró el padre. «Es como en las películas cuando algo se mete en el cuerpo de otra persona y le obliga a hacer cosas que no quiere. No es posible que en un solo día un niño cambie tanto».
Agencias