OPTIMUS

Jorge Alberto Pérez González

12/02/2017

EL CONGRESO DE CHITO,
LA REGIÓN DE CHUCHÍN

Las quejas abundan en el Congreso de Tamaulipas, primero la supuesta no propiedad del Estado del edificio que alberga a lo más notable de la burocracia estatal, después los despidos injustificados de empleados incluso que simpatizaban con el cambio, que sin ninguna razón y sin la liquidación respectiva, fueron despedidos por tan solo ser, desde su punto de vista, simpatizantes del partido que anteriormente gobernaba Tamaulipas.
Cierto, se tienen que abrir los espacios, pero no en los que más lo necesitan, se entiende por ello a los puestos directivos, nunca a los empleados que han demostrado trabajo dedicación y esmero en el cumplimiento de su deber.
Recibí una carta, la transcribo literal pues ella nos muestra lo que está sucediendo ahí dentro:
“Estimado amigo, le envío un saludo desde la sometida capital de nuestro Estado.
Quiero contarle mi experiencia en espera de que usted pueda ayudarnos dando voz a nuestra situación.
Mi madre labora en el H. Congreso del Estado desde hace más de 10 años, durante el tiempo que ahí laboró jamás recibió base, siempre fue como empleada de confianza con lo que ella estaba bastante contenta.
Tenía una compensación de poco más de 10 mil pesos. Al llegar los «vientos» de cambio, sin decirle agua va, en el recibo de noviembre le apareció una compensación de 1,500 ¡pesos!
Cuando ella fue a investigar le dijeron que eran órdenes. Al final a todos los sindicalizados les redujeron al 10% sus compensaciones sin advertir, eso sí, en cuanto llegaron remodelaron las cocinas del Congreso, mismas que no tenían ni dos años.
Al final en diciembre, la corrieron y pues como su compensación era de 1,500 pesos pues así fueron sus beneficios y liquidaciones.
Ahora sus compañeros del Congreso están sometidos, el Congreso está en manos de un ambicioso personaje que ha maltratado a los empleados que han servido a nuestro Estado.
Reciba un abrazo… y un agradecimiento”.
Estas historias se repiten, pongo a disposición del presidente del Congreso, a quien le agrada que le digan “Chito”, este espacio por si tiene algún argumento válido que justifique acciones como ésta y de colofón las razones que tuvieron para validar al nuevo Auditor Superior del Estado.
Matamoros es la contraparte, aquí Jesús de la Garza, el presidente municipal a quien le gusta que le llamen “Chuchín”, hace todo lo posible por ver más allá de los límites fronterizos y aborda un tema que da para mucho, la consolidación de la frontera como región metropolitana.
Vale la pena visualizar los alcances, en la reunión binacional de Cámaras de Comercio celebrada en McAllen, Texas, dijo que como presidente municipal ha comprobado que se puede trabajar en un marco de entendimiento.
Y puntualizó: “Como presidente municipal he comprobado que nuestros proyectos caminan mejor cuando se comparten. Así lo ha hecho también el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca”.
Fue muy explícito cuando recomendó a todos los presentes, cónsules, legisladores y líderes camarales, serenidad y apertura pues las amenazas que se ventilan, afectan a todos por lo que hay que pasar a otros niveles de integración.
Como corolario dijo que el dilema no es como cerrar fronteras, sino como no regresar a esquemas contrarios al libre comercio e instó a los asistentes a lograr una mayor cooperación para beneficio de todos.
Ambos personajes son de Matamoros, los dos tienen una visión diferente de afrontar los retos, la perspectiva de uno y de otro puede variar, en función de la experiencia, el compromiso y las metas.
Sin embargo ambos están a la vista de todos, muchos los siguen, otros sólo los observan, ven en sus acciones su forma de ser, escudriñan los mensajes que envían y piensan en su futuro.
Yo agradezco a los lectores la confianza en hacerme llegar sus historias, mismas que nos permiten mostrar en este espacio, EL CONGRESO DE CHITO y LA REGIÓN DE CHUCHÍN.

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