Los Juegos del Poder

Maribel Villarreal

20/12/16

Hablando de mujeres y…

La agresión sufrida por ANA GABRIELA GUEVARA nos regresó a la amarga realidad.
A paso lento, -muy lento para gusto personal-, hemos escalado algunos peldaños y con la iniciativa del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO, aquella que en 2013 logró el ansiado 50-50 en la definición de las candidaturas partidistas a puestos de elección popular, creímos que era una etapa superada.
El respeto, los estamos confirmando, no se logra por decreto presidencial o con propuestas legislativas, por muy buenas intenciones que lleve impregnadas. Las mujeres enfrentamos agresiones de toda índole, todos los días.
La agresión física a la velocista olímpica no quedará impune, pero no porque la aplicación de la ley sea una constante y que los actos de justicia sean la acción diaria en este país, sino porque se trata de una mujer políticamente poderosa.
Si los agresores hubieran tenido conocimiento de que se trataba de la legisladora, jamás hubieran reaccionado tan cobardemente como lo hicieron.
A los golpes se suma otra acción vil: las burlas de usuarios de redes sociales, muchos de ellos amparados en el anonimato, ese que da pauta a sacar lo peor de cada patán (y patanas, porque también las hay).
No basta la ley, no basta el decreto. Las mujeres tienen que denunciar y las autoridades tienen que actuar en consecuencia.
Las incontenibles lágrimas de Ana Gabriela frente a las cámaras de televisión son las de muchas mujeres ante la impotencia de una fuerza física superior. Las agresiones de género se originan y se multiplican desde la impunidad, tienen cabida en la indolencia oficial y las estamos fomentando, en muchas ocasiones, desde el seno de la familia.
Triste realidad la nuestra.
El caso de la atleta es apenas uno entre muchos. Resulta que el principal agresor fue hasta el uno de julio reciente, elemento de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana en el Estado de México, cuando se suponía que todas las corporaciones policiacas habrían iniciado su depuración desde hace diez años.
Se suponía que en todo este lapso los elementos en activo eran sometidos a procesos constantes de capacitación, certificación y control de confianza. ¿Cómo es que este sujeto sorteó su permanencia?
Hablando de mujeres y agresiones…hay que decir que la violencia está convertida en la principal causa de muerte en mujeres de 15 a 44 años de edad, más que el cáncer y que los accidentes de tránsito, según revela la asociación civil “Ya Basta de Violencia”.
Agrega que en México una de cada cinco mujeres ha padecido agresión física o sexual y que según la estadística nacional cada seis horas ocurre el asesinato una de ellas.
No es exageración. Hace apenas un par de días, en Nuevo Laredo, -en Tamaulipas-, las autoridades federales y militares liberaron a 23 mujeres que eran víctimas de explotación sexual. Se actuó después de una denuncia anónima.
El caso de Ana Gabriela dista mucho de ser aislado. La violencia en todas sus formas es reprobable, pero causa mayor indignación cuando se abusa del más débil y se alienta desde la impunidad.

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