21/09/16.-No hay mejor remedio que un caldo bien calientito para consentir a tu organismo y llenarlo de nutrientes.
La diferencia entre caldo y sopa es que, en el primero, todos los ingredientes van molidos y forman un líquido, es decir, no lleva trozos de ningún alimento.
«Y a la sopita ya le agregamos los pedacitos de verdura, el pollito desmenuzado, el chipotle y todos los demás sabores e ingredientes», asegura la chef Olga Zambrano.
Existen alternativas que están hechas con un caldo como base, pero como se les agregaron trocitos de verdura o carnes, se les llama sopas.
«La sopa de tortilla es cocinada en base a un caldo que se hizo con unos ingredientes todos molidos y que tiene todos los sabores juntos. Ya si le ponemos los pedacitos de tortilla tostaditos se convierte en una sopa», comenta.
Los ingredientes principales para elaborar un caldo son el agua, las hierbas aromáticas, la sal (aunque el caldo ultranutritivo de hueso no la lleva) y el sabor que se le quiera dar, ya sea pollo, carne de res, chiles, tomate y cebolla asada o ajo.
Los caldos aportan múltiples beneficios. Por ejemplo, el de pollo es de las mejores medicinas para los resfriados o para el malestar estomacal.
En cambio, el caldo de hueso contiene una gran cantidad de propiedades porque se cocina a temperatura muy baja en largos tiempos y se utiliza el vinagre para abrir los poros de los huesos y extraer así los nutrientes y el colágeno.
«El caldo de hueso es uno de los alimentos más completos y con más nutrientes en el mundo», afirma.
Además de todo esto, los caldos nutren sin engordar, por lo que es muy recomendable consumirlos en época de frío.
«Los caldos te llenan más rápido y te hacen sentir muy satisfecho comiendo menos carbohidratos y mucha verdura», menciona.
Agencia Reforma