OPTIMUS

Jorge Alberto Pérez González

06/03/2016

Empate técnico

Terminó el periodo de precampaña y ahora hay que esperar para ver si el impasse impuesto hace que los contendientes encuentren la brújula que se les perdió, la espada de Damocles que empeñaron y las pilas de la linterna de Diógenes, que nadie sabe dónde las guardaron.
Sería mucho pedir que tuvieran la ocurrencia de compararse un espejo, de mirarse en él y observar sus defectos para corregirlos antes de que comience la verdadera batalla, pues el que tienen y han consultado por años, en su reflejo los muestra enormes y sin ningún defecto.
Recordemos que la egolatría es cualidad en un medio donde las rodilleras son equipamiento necesario para evitar las rozaduras y la vitacilina muy efectiva para sanar las boqueras.
Ya vendrán los mejores episodios de esta telenovela que muestra la lucha por el poder, no la intención de mejorar el entorno, sino la habilidad que muestren los posibles para poder contener las ansias de sus mozos de estoques, quienes ya han repartido el Estado en varias y muchas partes pequeñas, pero lo suficientemente jugosas como para soñar en que ya no van a trabajar por el resto de sus días.
Ojalá fuera cierto y soñaran solo en ellos y su futuro y no en el de sus próximas tres generaciones, para que terminen diciendo como el alcalde de San Blas, Nayarit, don Hilario Ramírez Villanueva, “Si robé, pero poquito”.
Esto, aquí en Tamaulipas, como allá en Nayarit, el pueblo lo agradecería. Mejor pasemos a otras cosas.
El jueves 3 de madrugada, se comenzaron a escuchar gritos desesperados que provenían del jardín, lamentos persistentes que solo una primeriza madre podría emitir a la hora de realizar sus labores de parto.
La Serenna, delicada perra labrador llegaba a la hora de darnos a conocer sus amores y deslices, si es que los hubiera, así que tomé la determinación de dejar mi sueño a un lado y convertirme en auxiliar de parto.
Lo primero que noté fue que ella, La Serenna es una perra muy precavida, pues tenía dispuestos tres espacios debidamente adecuados para dar la bienvenida a sus cachorros, ya que había escarbado en tres puntos diferentes del jardín, dejando unos hoyancos en la tierra con capacidad cada uno como para 20 o 30 cachorros.
Afortunadamente no fue necesario tanto bache jardinero, de los tres solo utilizó uno, el cual adornó perfectamente usando todas las hojas secas que se encontró regadas, haciendo una perfecta cama en forma oval.
Y ahí estaba en el centro de su lecho maternal, aullando desesperada ante los dolores que jamás había sentido, como experto conocedor en labores de parto, hice lo que tenía que hacer, me arrodillé junto a ella y sosteniendo la linterna con la boca, comencé a acariciarla en la cabeza, sé que le gustó pues volteo a verme con cara de ternura.
Y así, con mi extraordinaria e invaluable ayuda, comenzó a dar a luz, primero uno color chocolate, lo cual me hizo confirmar que El Choco, ese perro color oso Grizzly, había cumplido con la misión encomendada, después uno negro y así posteriormente hasta completar 8, buena camada que a fin de cuentas mostró: 4 chocolates, 2 hembras y 2 machos, además de 4 negros, 3 machos y 1 hembra.
Si en efecto, así fueron las cosas, todo el lío causado por un Beagle, El Ringo, perro enano pariente del “Snoopy”, el cual sospechamos que había alcanzado a la perra, quedó en nada, pues la camada completa está conformada por puros perros Labrador, y el resultado en color le dio a El Choco y a la Serenna, un grandioso EMPATE TÉCNICO.

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