Jorge Alberto Pérez González
20/12/2015
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La estrategia de Egidio
Parecía descontrol en un principio, incluso algunos analistas opinaron que eran muchos los aspirantes y que no había quien los parara, que eso haría que muchos terminaran disgustados y que la operación cicatriz resultara sumamente costosa.
Hoy al paso del tiempo, se entiende que fue planeado el posicionamiento de las siglas del partido en el poder, que nada fue fortuito y que obedecía a una estrategia bien planeada para que los medios repitieran una y otra vez, las aspiraciones de cada uno de los aspirantes.
Esto hizo que PRI se mencionara muchas más veces que PAN en el espectro mediático y por ende que a la hora de los estudios científicos, comúnmente llamados encuestas, repuntara el partido en el poder.
La próxima elección es una elección de siglas, no de individuos, de nada o poco servirá la inclusión de un candidato independiente, pues las condiciones no están dadas para polarizar el voto, por el contrario la inclusión de un candidato independiente sólo derivaría en pérdida de sufragios para el más conocido de todos, el senador García.
En ese escenario habrá que analizar las cuestiones municipales, pues no se puede dar el mismo contexto ya que las condiciones son diferentes, la pasión que se imprime nunca es igual en ese nivel de competencia, pues sólo el origen del candidato a gobernador determina la fuerza con la que se desarrollan ambas campañas.
De las diputaciones locales no hay que hablar mucho, pues esta se dará en función de la equidad de género y no del liderazgo real, pues el nivel de compromiso para cumplir con la ley, acota mucho a los partidos.
Así que la determinación será gradual, definida la candidatura a gobernador, vendrán en cascada las definiciones municipales para luego completar la cuota con las diputaciones locales, que sin duda darán mucho espacio a las gloriosas guerreras de la política local.
No hay en el ámbito estatal ninguna figura que destaque dentro del gran grupo de partidos políticos pequeños, por ello no es descabellada la idea de que en ambos partidos mayoritarios haya quien opte por buscar otras siglas o de plano se atenga a los tiempos electorales que se han definido para las candidaturas independientes, tal vez antes de año nuevo, tengamos sorpresas interesantes en este tema.
La podredumbre se veía venir desde que se inició el proceso, por ello la guerra de lodo que ensucia a ambos partidos con mayores posibilidades de triunfo. El juego de poderes ha llegado al clímax y los cacicazgos pelean su sitio, por ello ahora sabemos mucho más de las investigaciones de la DEA, el riesgo es mucho, la pregunta obligada es cuánto tiempo falta para que los implicados abran la boca y negocien su libertad.
No falta mucho para saberlo, la desesperación hace que los fanáticos aludan con insistencia los padrinazgos centrales, craso error desde mi muy particular punto de vista, pues eso no acarrea votos, acarrea desconfianza y desde luego animadversión, ahora no se trata de quien tiene mejores asideras, sino de quien garantiza una imagen impecable en la boleta.
Por ello celebro que el panorama se haya abierto, que las barajas estén a la vista y que se hable y se escriba de todo sin cortapisas, pues lo que está en juego es mucho más que una elección, es la real posibilidad de la alternancia bajo un liderazgo cuestionado, manchado con antecedentes criminales juveniles.
Otra cosa sería, si el más conocido de la oposición fuera un hombre limpio, por ello considero que ha sido muy buena LA ESTRATEGIA DE EGIDIO.