16/01/15.- La difícil situación económica actual está arrojando a la calle y a la informalidad a personas con una carrera profesional universitaria, para poder subsistir, se estima que en los últimos meses el ambulante en Victoria ha crecido en un 10 por ciento, cifra conservadora porque no se tiene medido lo que sucede en la periferia.
Comercios semifijos
Jorge Luis Walle, jefe del departamento de Inspección Fiscal del Ayuntamiento, dice que en la zona centro de Victoria hay registrados 220 comerciantes de los llamados semifijos, están dentro del padrón y no hay más permisos en el primer cuadro además que como autoridad se revisa que no haya exceso de ambulante, es decir los que andan en bicicletas, en las carretillas, que se movilizan. Reconoció que en Victoria existen 25 tianguis y mercados rodantes que se instalan toda la semana en diferentes puntos de la ciudad, y solo en el tianguis de la plaza del 22 están empadronados son 120 los que trabajan ahí los viernes.
Avenida de La Paz
En los tianguis como el de la avenida La Paz de los domingos hay empadronados 200 vendedores pero se estima que hay hasta mil oferentes todos los domingos, es donde más se ha desbordado el crecimiento de la venta en la calle, mientras que en el segundo tianguis más grande que es el de la Modelo se estima hay más de 500 vendedores los sábados. En ese sentido se está platicando con el Secretario del Ayuntamiento para comenzar a empadronarlos y darles un lugar fijo. Admitió que se incrementó el número de tianguis, ahora hay cerca de 25 tianguis y mercados rodantes en diferentes puntos de la ciudad durante toda la semana, ya surgió uno en la colonia Enfermeras.
«Está creciendo el comercio ambulante por la situación económica que estamos viviendo; sí está aumentando el número de oferentes y esto ha sido por necesidad», precisó.
Testimonio
Javier, es un ingeniero agrónomo que fue despedido hace años de Sagarpa, hoy recorre los tianguis vendiendo cosas usadas, o que compra en una especie de trueque con otras personas, eso es lo que le ha permitido mantener a sus cuatro hijos, porque lleva en promedio de 200 hasta mil pesos diarios, según el éxito que tenga.
«No hay trabajo, desde que salí de la secretaría no he podido colocarme y una vez fui al tianguis de La Paz y vi que es un modo de vivir honesto. Ahora es lo que hago es que acudo a los diferentes tianguis y rodantes a ofertar mis productos, son herramientas viejas recicladas que reparo». Por su parte, Laura egresada de la UAT, terminó una licenciatura, reconoce que desde hace cuatro años que se graduó no ha podido encontrar empleo, por lo que decidió que mientras tanto vendería comida en algunas oficinas de gobierno, y le ha ido muy bien, esto aclara, fue por necesidad. «No tuve otra opción, o me ponía a trabajar en algo para ayudarme y ayudar a mi familia, o no sé qué pasaría, la verdad es que la crisis económica es muy fuerte y tenemos que activarnos hacer algo cuanto antes, por eso decidí hacer comida, platillos ya preparados que vendo en oficinas de la torre nueva de gobierno», precisó. Estos son dos ejemplos de cómo la informalidad está absorbiendo a los egresados de las universidades, a la gente preparada que es dada de baja de algunas dependencias de gobierno.