16/01/15.- El gobernador Rick Perry pasará a la historia en los próximos días como el gobernador que más mandatos ha acumulado al frente del estado de Texas. Deja un legado mixto, amigos y enemigos y un futuro político incierto con grandes ambiciones. Perry pronunciará su discurso final en el Capitolio estatal, en Austin, para luego continuar el camino que inició hace meses: catapultar su campaña para la nominación republicana para la presidencia.
Dirección de Texas
El ancla para cimentar nuevos apoyos en el ámbito nacional será precisamente la dirección que ha dado a Texas en los últimos 14 años. En su defensa está el crecimiento económico. En 2014 el empleo en Texas creció a un ritmo de 3.2% anual, sobrepasando el promedio nacional de 2.8%, según datos de la Reserva Federal de Dallas. La tasa de desempleo llegó a 4.9% en diciembre, casi un punto abajo de la tendencia en el país, y el índice de producción llegó a 15.8% en diciembre tras un fuerte incremento. “Perry puede clamar el éxito del ‘modelo Texas’”, asegura Matthew Wilson, profesor de Ciencia Política en Southern Methodist University en Dallas. “Se ha convertido en el centro del dinamismo para Estados Unidos. Ciertamente ha sido en parte a causa del movimiento en la industria de gas y petróleo, pero también por la diversificación económica por la política de bajos impuestos y menos regulaciones”.
Inversiones
Compañías como SpaceX y Toyota decidieron colocar ejes claves de sus operaciones en el estado, luego que Perry consiguiera con éxito promover el “modelo de Texas”, un concepto que se basa en bajos impuestos y regulaciones para propiciar un ambiente que invite a la llegada de nuevas empresas. El “modelo de Texas” también ha generado críticas. Su financiación ha implicado recortes en áreas como educación o programas de apoyo social. En 2010 el gobernador insistió en que los estados deberían ser capaces de renunciar al sistema público de pensiones de jubilación. En 2011 la propuesta presupuestaria de Perry incluyó reducir el gasto en educación en 4,000 millones de dólares. Cuando Obamacare (el nombre que recibe la reforma sanitaria del presidente Obama), abrió la posibilidad de expandir Medicaid (la protección sanitaria pública para las personas con menos ingresos), Perry lo rechazó, a pesar que el estado tiene el mayor porcentaje de su población sin seguro médico (25%) en comparación con el resto del país. “Está claro que su legado es una mezcla. Ha gobernado un estado en rápida transición y parte de eso ha sido acomodar nuevos desafíos, algunos de ellos han sido exitosos y otros no”, asegura Brandon Rottinghaus, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Houston.
Inmigración
La otra baza de Perry es la inmigración, un tema siempre controvertido en el ámbito nacional, pero que también en Texas tiene un peso enorme por el alto flujo de población inmigrante. El estado cuenta con cerca de dos millones de indocumentados. En 2001, Perry promulgó la legislación que permitió a los jóvenes indocumentados pagar matrículas universitarias como residentes del estado, en lugar de hacerlo como estudiantes internacionales, lo que implicó una enorme diferencia en el acceso.
Agencias