OPTIMUS

Jorge Alberto Pérez González

13/09/15

Las tradiciones

Comienza la carrera, al abrirse el proceso electoral se pone en marcha la sucesión en Tamaulipas de Egidio Torre Cantú, desde luego que también en los municipios, pero por cosas del destino y de las ambiciones personales, primero aspirarán al estado para después en una especie de premio de consolación, negociar en lo oscurito para llevarse una rebanada del pastel, allá donde habitan sus hermanos.
Los años pasan y las estrategias siguen siendo las mismas, la presión de los grupos y el acotamiento a los políticos emergentes, esos que garantizan votos, pero que es mejor tenerlos callados, pues los liderazgos se doblan cuando los partidos son los que mandan.
De esto no se salva ningún instituto político, a veces hacen parecer que están abiertos, pero en realidad están más limitados cada vez, pues la política nacional se maneja en macro.
Mientras esto sucede, la sociedad se mantiene cada vez más alejada de una realidad que enferma, que destruye, que aniquila el significado de la palabra democracia.
La válvula de escape está al alcance de cualquier celular, desde ahí y la más de las veces bajo alias, se expresa la inconformidad por todo, haciendo responsable única y exclusivamente al gobierno en turno.
No importa de qué color son las banderas que ondean en palacio, aquí, allá y acullá, el único responsable de todo es el gobierno pues este no ha sido capaz de lograr poner un policía por cada miembro de la sociedad.
Parece mentira pero así es.
La disciplina la tiene que tener el gobierno, la austeridad debe de ser fundamental en su ejercicio, la humildad les debe de caracterizar pero sobre todo, la responsabilidad debe de ser absoluta.
Los discursos van y vienen, el más trillado es el de: …..la educación es prioridad para lograr la tan anhelada paz social….., pero no le llega a nadie, pues la sociedad no se percata de que cuando se habla de educación, el término es tan amplio que incluye la que se inculca en el seno del hogar.
La doble moral se entiende ampliamente, cuando los que más critican, son precisamente quienes tienen un cercano familiar del otro lado de la tenue línea que divide la probidad de la deshonestidad.
Las redes sociales expresan a veces sin sentido su crítica absurda, en otros lares la herramienta ha servido para desencadenar protestas masivas, en México solo para hacer «memes», para hacer escarnio de los errores gubernamentales, pero nunca para hacer conciencia, pues esta está más ocupada en el día a día.
Los empresarios ya se hastiaron y quieren gobiernos decentes, pero están a la espera de ver quién es «el bueno», para mantener el salario mínimo.
Los obreros ya están fastidiados de sus magros ingresos, pero confían en un líder que les consiga jornadas de menos horas.
Los ciudadanos quieren tener un vehículo en el cual transportarse, pero están en contra de que les exijan documentos legales.
Los usuarios están hartos de los incrementos en el pasaje, pero no pierden oportunidad para rayar los respaldos o rasgar las vestiduras para demostrar su enojo.
En fin, inicia el proceso electoral y si de algo podemos estar seguros, es de que las mejores cualidades en política son: LAS TRAICIONES.

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